110. Profecías sobre el rey de Babilonia y el rey de tiro (Isaías 14 y Ezequiel 28).
El profeta Isaías escribió sobre el rey de Babilonia, diciendo que era aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos; que puso el mundo como un desierto, que asoló sus ciudades; que a sus presos nunca abrió la cárcel. Es muy claro que habla de un ser humano de carne y huesos, no de Luzbel. Ezequiel escribió de un rey rebelde, no de un ángel. Ambos profetas para exaltar el poder de esos hombres, que decidían a su antojo las vidas de sus súbditos, hablaron de ellos como de querubines, pero al leer todo el texto, se sabe que es realmente sobre esos reyes que profetizan. La profecía del supuesto querubín del profeta era para un rey, no era para un ángel. Era una exageración del profeta, diciendo que era un rey muy poderoso.
No eran para Luzbel que fueron escritos estos dos pasajes, donde los profetas Isaías y Ezequiel hablan de un querubín muy poderoso, que se rebeló pretendiendo ser como Dios (Ez 28: 14). Esos escritos fueron para los reyes de Babilonia y de Tiro, reyes a los cuales compararon los profetas Isaías y Ezequiel con un querubín, por su esplendor humano. Estos textos sí se pueden aplicar perfectamente para entender mejor el misterio, de Pablo, que también es un ser humano, pero no son aplicables para entender el misterio de Luzbel, porque él es sumiso a Dios. Si Luzbel se revelara en contra del designio de Dios, entonces no sería malo ya, ni mentiroso, sino que, en rebeldía a su misión probadora, sería bueno, veraz y no atacaría las almas humanas, no las buscaría merodeando “como un león rugiente buscando a quien devorar” (1ª de Pedro 5: 8), como fue creado Luzbel por Dios.
Estos pasajes del “querubín rebelde” sirven para entender el misterio de la verdadera identidad secreta del hijo de Luzbel, Pablo, que, siendo rebelde contra Dios, inicialmente fue perseguidor apasionado, perseguidor a muerte del pueblo de Dios, que es el pueblo de los cristianos, el que respiraba amenazas de muerte contra los cristianos, es decir, el que blasfemaba lleno de odio, hacia el Espíritu de Jesús. Pablo ha pretendido, durante dos mil largos años, que él subió al cielo, que él trajo palabras del cielo, que es un enviado de Dios, que tiene un evangelio al cual llama “su evangelio” (Romanos 2:16). Pablo dio su vida por “su evangelio”, su sangre fue derramada, es decir ha pretendido ser como Jesús, ser como Dios.
Han caído a manos de las sutiles falacias de Pablo, sin exagerar, miles de millones de almas. Ese, el hijo de Luzbel, Pablo, el más grande Judas espiritual de toda la historia de la humanidad, el más grande traidor encubierto, ese es el verdadero querubín rebelde del nuevo testamento.
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