CAPITULO
7
LOS
ÁNGELES NO TIENEN LIBRE ALBEDRÍO.
60. Los ángeles, si
pudieran, desearían tener libre albedrío.
Esta
verdad, desconocida por la mayoría de los cristianos, la confirmó Pedro, cuando
escribió que los ángeles, desde siempre y por siempre, si pudieran desear,
desearían ser como nosotros. (1ª De Pedro 1:10-12). Porque los ángeles no
tienen deseos propios, como nosotros los tenemos. Y por error, vemos a los
ángeles como somos los humanos.
Los
ángeles no pueden decidir ser buenos o malos. Pues ellos son los ejecutores
directos de la voluntad de Dios, son sus soldados. Ellos son en sí mismos la
voluntad de Dios en ejecución. Al espíritu que Dios le asignó hacer el trabajo
sucio, o de infiltrado, o de demonio, a ese le corresponde hacerlo y punto. Y esos
ángeles, ni desean, ni deciden, si obedecen o no.
Los
ángeles, no se ponen a pensar, que mejor hubieran querido, hacer o no hacer,
esto o aquello, que les fue ordenado desde el trono celestial. Ninguno de ellos
desea la misión de otro ángel. Ninguno desearía, que no le hubiera
correspondido hacer lo que pudiera considerar, algún trabajo desagradable. Todo
eso sí nos sucede a nosotros, pero no a ellos. Ni uno solo, de entre todas las
miríadas de ángeles, incluidos los del lado oscuro, tiene ni el más mínimo
conflicto de autoridad con Dios.
El
afirmar que los ángeles no tienen libre albedrío, a primera vista, parece contradecir
lo escrito por Pedro (2ª de Pedro 2:4) y Judas (1:6-9) en sus epístolas, dónde
dicen que Dios condenó al infierno a los ángeles que pecaron. Dicen que Dios no
los perdonó. Pero se puede entender que la afirmación de Pedro y Judas hace
énfasis en que, si esos ángeles fueron enviados por Dios a hacer el trabajo de
probadores, a proponerle a todos los seres humanos lo oscuro, lo malvado, aun
así, habiéndolos enviado Él, no los trajo de nuevo a su lado. Dios no limpió a
esos ángeles, de esa iniquidad que crearon para probar a los humanos, no los
restauró. Sino que, los condenó a compartir el destino preparado para aquellos
humanos que les hicieron caso. Si a ellos, que fueron creados para esa misión
oscura, Dios no los perdonó, ¿qué se dejaría para los humanos? Esa parece ser
la palabra de Pedro y Judas.
Ahí
se puede entender más la afirmación de Pedro y Judas, que no se debe blasfemar
de esos ángeles oscuros, como no lo hacía el arcángel Miguel, sino que decía, “que
el Señor te reprenda oh, Luzbel”. Miguel no lo hacía aun siendo el antagonista directo
de Luzbel en las mentes humanas. Porque el antagonista de Luzbel no es Dios, ni
es Jesús. Luzbel es sumiso en todo a ellos dos y los adora como su siervo. Si no
fuera así no serían Dios. Entonces esto ayuda a entender que los ángeles (Miguel
y Luzbel) no son enemigos entre sí. Como parecería a primera vista, sino que
compiten por obtener la decisión libre de las mentes humanas.
Para
los ángeles, entonces, no hay objeción de conciencia; ellos jamás se oponen a
una orden de Dios. Ellos fueron creados así. Ellos hacen lo que Dios les ordena
hacer. Ellos son los espíritus del bien y del mal, enviados por Dios a toda la
Tierra. Todos los ángeles, sin excepción, son soldados perfectos. Ejecutores al
cien por ciento de la voluntad de su grandioso general celestial, sea cual ella
fuere. Pues ese general celestial y solo Él, en sus tres personas distintas,
Padre, Hijo y Espíritu de Jesús, está por encima del bien y del mal.
Todo
aquel que desee, de verdad, entender la palabra de Dios no olvide esto: Él, y
solo Él, (Padre, hijo y Espíritu de Jesús), está por encima del bien y del mal.
El que no lo tenga en cuenta, jamás conocerá bien la palabra de Dios.
61.
Los ángeles residen en nuestras mentes, por tanto, son menores que nosotros.
Las
mentes humanas tienen todo el tiempo, a los ángeles del lado oscuro, y a los
ángeles del lado de la luz, unidos, enviados a todos. Esos ángeles proponen
toda clase de deseos, que son los frutos del árbol de la ciencia del bien y del
mal. Ese árbol que fue dado a probar, por Dios mismo, al hombre en el paraíso
terrenal, cuando dijo: De este árbol no comeréis (Génesis 2:17). Prohibiendo
comer de ese árbol, puso en el hombre la posibilidad de decidir.
Luego
apareció allí en el paraíso, un ángel del lado oscuro, obviamente. Apareció con
el consentimiento de Dios, enviado por Dios. A ese ángel le fue dado por Dios,
hacer que naciera en todos los humanos el deseo de probar ese fruto que había
prohibido y que el hombre no tomaría. Ese ángel oscuro consiguió que el hombre,
por primera vez, tuviera el deseo de hacer su propia voluntad y no siempre
obedecer a Dios. Por tanto, esos frutos del árbol de la ciencia del bien y del
mal, son la esencia humana, son el libre albedrío. Aquello que hizo al hombre diferente
a todo el resto de la creación, la cual va en paz y en orden cantando, la
gloria de su hacedor.
Todo
está en perfecta armonía, menos los humanos, por ese caos de deseos en todas
las mentes, desde el momento de probar, todos al nacer, los frutos de ese
árbol, en el paraíso terrenal, cumpliendo el itinerario que Dios había trazado
al hombre, desde la creación misma. Porque tomar los frutos de ese árbol,
tampoco sucedió en contra de la voluntad de Dios: Pues en todo el universo,
nada sucede en contra de la voluntad de Dios, que es todo poderoso, todo lo
sabe, todo lo ve y está en todas partes. Esos son los no bien entendidos
atributos de Dios. Solo quien los tenga en cuenta siempre, sin olvidarlos,
entenderá la palabra de este Dios, que es omnipotente, omnisciente y
omnipresente.
Por
lo tanto, hasta en los más oscuros y en los más ardientes rincones del
infierno, Dios es el Rey absoluto, sin discusión alguna, por siempre y para
siempre. El árbol de la ciencia del bien y del mal fue creado exclusivamente
para el hombre, para el día que deseara tomar el primero de sus frutos.
62.
Los ángeles y el árbol de la ciencia del bien y del mal.
El
ser humano sí era antes semejante a los ángeles, era desconocedor de deseos,
aparte del deseo de obedecer a Dios. No tenía los dilemas de decidir entre el
bien y el mal. Así de armoniosa fue toda la humanidad, hasta el instante de
probar de ese árbol de la ciencia del bien y del mal. Sucedió esa prueba del
árbol por designio de Dios, que decretó que el ser humano fuera como él, hijos
suyos, con libre decisión de obedecer sus designios, o dejarlos de lado,
haciendo en ambos casos, la soberana voluntad humana.
Gracias
por el árbol de la ciencia del bien y del mal. Por el bendito caos de ángeles
que se albergan en todas las mentes humanas. Cuando el hombre tomó el fruto de
ese árbol, Dios dijo: He aquí al hombre, como uno de nosotros, (Padre, Hijo y
Espíritu), conocedor del bien y del mal. Y dice la escritura (Génesis 3:22) que
entonces, procedió el creador, a evitar que el hombre alargara su mano. Para
que no pudiera probar los frutos del árbol de la vida. Para que el hombre no
viviera eternamente, hasta que viniera Jesús y ofreciera al humano el árbol de
la vida eterna. Jesús ofrece el más preciado elixir del paraíso (eternidad).
Según los designios de Dios y según los tiempos de Dios, Jesús ofrece, los
frutos puros del árbol de la vida, nada más y nada menos.
El
primer Adán, tomó para todos nosotros, el fruto del árbol de la ciencia del
bien y del mal, haciendo a toda la humanidad, más divina que ninguna otra
especie de seres, incluidos los ángeles. Y Jesús, el segundo Adán, tomó en el
paraíso, para los humanos, los frutos del árbol de la vida. Pero por causa de
las sofisticadas falacias de Luzbel, las personas presuponen erradamente, que
fue un error probar el árbol de la ciencia del bien y del mal.
Ese
árbol pudiera llamarse el don maravilloso de los ángeles de la verdad y del
error. Mas, si ese regalo, más que un castigo, fue la voluntad celestial para
con la humanidad, entonces ninguno de los frutos de esos dos árboles del
paraíso, ha sido, o será para el mal de la humanidad. Y para probar que el
humano tiene voluntad fuerte para tomar los frutos de los dos árboles, vienen
de parte de Dios los ángeles, a entretener a los humanos en esta vida, con todo
su caos de propuestas, que están dirigidas a evitar que el hombre se niegue a
sí mismo, condición necesaria para poder tomar los frutos del árbol de la vida
eterna.
63.
El juicio final resuelve dilemas que propusieron ángeles y decidieron hombres.
El
juicio final de Jesús es tan perfecto, que nadie va a estar en desacuerdo ese
día, con el veredicto. Sin que Jesús tenga que demostrar la justicia del
veredicto, cada mente llegará por sí misma al mismo veredicto mediante la
sabiduría dada a todos en ese instante.
El
juicio es solo sobre cómo cada uno haya usado su libre albedrío. Un juicio
sobre lo que cada uno decidió libremente, no sobre lo que no pudo decidir. El
juicio es para saber quiénes recibirán la vida infinita, con capacidad de
decisiones propias. El juicio es sobre quienes pueden tomar los frutos del
árbol de la vida, que ha ofrecido Jesús. El juicio final de Jesús no es la
premiación para las personas que no se equivocaron, que fueron perfectas;
porque nadie es perfecto, con esos ángeles, proponiendo tantos deseos
diferentes.
Mucho
menos el juicio de Jesús es para decidir quiénes pueden volver al paraíso, en
las mismas circunstancias de antes de comer de los frutos supuesta mente
prohibidos. Ya es imposible deshacer ese ascenso dado a la humanidad. Ni es un
juicio para convertir humanos en ángeles, puesto que los humanos no son
inferiores a los ángeles, sino todo lo contrario.
Los
elegidos de lo alto, indignos como todos, pero elegidos por misericordia en el
juicio entre el bien y el mal, los rescatados de ese caótico árbol, pueden
extender sus manos y tomar el fruto del árbol de la vida. El fruto de ese árbol
de la vida es un estado humano aún más superior respecto a los ángeles, el
estado de hijos de Dios. La resolución del juicio final es la suma de los dos
estados: el jamás perdido estado de libre albedrío, más el estado de vida
eterna. Solo queda dar gracias por esos dos árboles.
64.
El ángel Luzbel es homicida y padre de la mentira porque fue creado así.
Cuando
Jesús dijo (Juan 8:44), que Luzbel es mentiroso y padre de la mentira, no
estaba diciendo que Luzbel se hizo mentiroso él mismo. Solamente estaba
diciendo que es el padre de la mentira. Los teólogos superficiales han supuesto
que Luzbel se hizo mentiroso, pero no dijo eso Jesús. Dios padre lo creó
mentiroso, a Luzbel solo, desde el principio, y por eso Luzbel es el padre de
la mentira. Si Luzbel se hubiera convertido a sí mismo en mentiroso,
contrariando el deseo de Dios, entonces Dios no sería todo poderoso, ni sabría
todo, ni sería el creador de todo.
La
creación de Luzbel, homicida desde el principio y padre de la mentira, es la
garantía de Dios, todo poderoso, para que los seres humanos tengan libre
albedrío, al ser dado un ser diferente a Dios, creado por Dios, para que le
proponga al ser humano lo imperfecto, lo antinatural, lo erróneo, en fin, todo lo
que Dios no le propondría.
El
mentiroso arcángel Luzbel bien pudiera ser, una de esas siete misteriosas
lámparas o candeleros, que están delante del trono de Dios Padre, vistas por
Juan en el apocalipsis, que son los siete espíritus de Dios enviados a toda la
Tierra. (Ver: Apocalipsis 1:4; 3:1; 4:5; 5:6). No se sorprendan entonces, que
el día del juicio final, pudieran ver que uno de esos candeleros de oro, ese
espíritu, es nada más y nada menos que el arcángel Luzbel. Ese arcángel oscuro
y mentiroso, que fue enviado por Dios a toda la Tierra, con los otros seis
arcángeles, entre los cuales están, Gabriel, Rafael y Miguel. Luzbel es, posiblemente,
el más poderoso de los siete, junto con Miguel, su adversario directo.
Pero
esos dos arcángeles juntos, no son más poderosos que un ser humano cualquiera,
creado semejante a Dios, conocedor del bien y del mal. Ambos arcángeles fueron
enviados a toda la Tierra, a enfrentarse adentro de cada ser humano,
proponiéndole verdaderos deseos celestiales Miguel, y tratar de inducirlo a
errores, con deseos mentirosos, de Luzbel.
65.
El Padre envía ángeles a engañar seres humanos (Libro 1° de reyes cap. 22).
El
que crea que Dios Padre no envía espíritus a decir mentiras; el que crea que
Dios no pudo haber creado malo, desde el principio a Luzbel, lea en el libro 1º
de Reyes, el capítulo 22, versos 1 a 40, sobre el rey Acab y el profeta Miqueas
(o Micaías).
En
este relato de las escrituras llamadas sagradas, Dios envió un espíritu de
engaño para extraviar a todos los profetas de Israel, menos al profeta Micaías.
Y todos esos profetas de Dios, engañados por Dios mismo, convencieron al rey de
Israel, al rey de Judá y al pueblo entero, que ese día vencerían al rey de
Siria, tomarían su vida, y recuperarían Ramot de Galaad. Fueron a la guerra a
pesar de las palabras de Micaías, que les decía que iba a morir el rey Acab y
no el rey de Siria. No le creyeron, y se fueron convencidos de vencer el campo
de batalla, dejando a Micaías preso en la ciudad.
El
rey de Siria había dado orden de buscar y matar solamente al rey Acab. El rey
de Siria, que era enemigo del pueblo de Dios, fue enviado por Dios mismo, a
matar al rey de Israel. El rey Acab no iba ese día al frente de los ejércitos
de Israel, como su rey, sino disfrazado de soldado raso, para evitar la profecía
de Micaías. Pero ese día una sola flecha fue disparada a los aires al azar, y
al caer, se clavó en el pecho del rey Acab, derribándolo, herido de muerte.
Todo
ese engaño, a los profetas, a los dos reyes, al ejército y al pueblo, era para
que el rey Acab muriera en batalla; para que la sangre del rey de Israel regara
la tierra y la bebieran los perros, debido a lo perverso que había sido el rey
Acab, junto con su esposa Jezabel. Ver en apocalipsis 14:20, cómo esta sangre
derramada de Acab, es un aviso de lo que será la vendimia de la tierra al final
de los tiempos.
Antes
de suceder todo este despliegue de pueblos y ejércitos, dice la escritura, que
Dios, en medio de todos sus ángeles, preguntó quién iría a engañar a los
profetas de Israel, para que, con sus falsas profecías, enviaran al rey Acab a
esta trampa mortal, a la batalla. Obviamente, el espíritu de engaño que se
ofreció para enceguecer a los profetas era uno de los ángeles del lado oscuro,
que estaba allí en el cielo mismo, con todos sus compañeros oscuros. No fue que
lo mandaron a llamar al infierno. Ese espíritu de engaño estaba ahí tranquilo
en la presencia de Dios.
También
el espíritu de asesinato que entró en el rey de Siria para matar a Acab, rey
del pueblo de Dios, obviamente era uno de los del lado oscuro. Todos los
asesinatos de la humanidad, sin excepción alguna, han sido sugeridos a las
mentes con afinidades asesinas, por los ángeles del lado oscuro. Eso se cae de
su peso. Todos los asesinatos que han perpetrado los gobiernos con sus leyes y
sus ejércitos, sin duda alguna fueron inducidos por ángeles del lado oscuro en
mentes con afinidades asesinas. Y esas mentes decidieron hacerlos porque era
algo que estaba en ellos desde siempre.
66.
Tómelo por donde lo tome, el Padre envía ángeles mentirosos a la humanidad.
Si
es verdad esto que dice el libro 1º de Reyes 22:1-40, entonces Dios sí envía
espíritus (ángeles) mentirosos a la Tierra, a confundir a determinados hombres
y poblaciones enteras, grandes y pequeñas. Pero también, si no es verdad eso
que dice el libro sagrado, entonces este texto es una mentira que está en la
biblia y, por lo tanto, supuestamente, viene de Dios. Tómelo por donde lo tome,
entonces la tesis de que Dios sí envía espíritus mentirosos a extraviar
personas, o poblaciones enteras, ha sido real.
Este
envío de espíritus engañosos aún está sucediendo en este mismo instante en toda
la Tierra. ¿En qué forma? Dios ha autorizado la formación de todas las
religiones de la humanidad. Él no frenó la formación de las que estaban equivocadas
según su justo juicio. Él no impidió la vida de los supuestos creadores de
errores. Por lo tanto, ese Dios único, es el creador a ultranza, de todas esas
religiones que Jesús ha llamado falsas, debido a que no reconocen que Él es
Dios enviado a la Tierra. entonces mire por donde mire, Dios envía espíritus a
decir mentiras.
Dios
Padre es el determinador, de que haya variadas formas de llamar y adorar a
muchos dioses, aparte de Él. Si algunas de esas religiones no permanecerán
eternamente, ni son perfectas, entonces Dios ha creado esas falsedades, y las
almas de esos miles de millones de personas, que las adoraron, murieron a causa
de esas falacias que recibieron como libros sagrados. Todo ese desastre, fue
ordenado por Dios mismo, que está muy por encima del bien y del mal.
67.
El padre y el ángel Luzbel conversan como amo y siervo obediente.
Ese
texto de la escritura, sobre el espíritu de engaño enviado por Dios a los
profetas del pueblo de Dios, es fascinante, tanto, como lo son los dos primeros
capítulos del libro de Job. Esas palabras supuestamente sagradas describen cómo
se encuentra Dios con Luzbel, en el cielo, y conversan fluidamente, como amo y
siervo fiel, ya que jamás han hablado, o hablarán, como enemigos o rivales. Ver
Job 1:6-12 y 2:1-7. Se entiende que Luzbel estaba en el cielo con todas sus
miríadas de ángeles oscuros, no iba a estar allí solo, o de incógnito.
Allí,
en lo alto, desde su trono, Dios mismo, es el que le autoriza a Luzbel, que
vaya a destruir primero todos los bienes de Job, luego autoriza la muerte de
todos los hijos de Job y sus familias, y luego autoriza la pérdida de la salud
de su siervo más leal, Job. ¿Cuántos hombres, mujeres, hijos y siervos,
murieron por una simple conversación distendida entre Dios y Luzbel?
Dios
fue el que hizo eso, no fue Luzbel el que autorizó la destrucción, las muertes
y la enfermedad de Job. Luzbel solamente fue el leal ejecutor de esa suprema e
inapelable voluntad celestial. Dios no necesitaba que le demostrarán la fe de
Job, pues todo lo sabe. Ni Dios autorizó
esas muertes para demostrarle lo más mínimo a Luzbel.
¿Tal
vez eso sucedió solo para que nosotros lo leyéramos? Es potestativo de Dios
hacer lo que desee. El que no pueda creer que Dios mismo envió al anticristo,
disfrazado de grandioso apóstol Pablo, recuerde también que Dios mismo llamó al
apóstol Judas Iscariote, a sabiendas de que Judas le traicionaría y luego se
suicidaría, por esa pesada carga en su alma. Por favor, lean con independencia
de criterio, lean las enseñanzas sorprendentes, que las escrituras les tienen
preparadas, a los que desean la verdad, pero de verdad.
68.
En el cristianismo los ángeles mentirosos están fieles haciendo su tarea.
Cuando
las mentes llegan al cristianismo se relajan y dan por hecho que todo lo que
les dicen es verdad absoluta. Creen que ya no hay más pruebas, ni más engaños.
Pero también está sucediendo ese espíritu de engaño adentro del cristianismo,
autorizado por Dios, para que ejerzamos los humanos nuestro libre albedrío.
Cuando
los hombres creen, que las palabras de otros hombres, diferentes a Jesús, entre
ellas las Pablo, son la palabra de Dios, caen en un poderoso engaño enviado
desde el Cielo, para ponerlos a prueba. No es que todo lo que diga Pablo sea
mentira, él tiene sublimes enseñanzas verdaderas sobre Dios. Pero, aunque diga
muchas verdades, como cualquier ser humano las puede decir, y aunque las
acompañe de milagros, sus palabras jamás serán la palabra de Dios, solo son
palabras humanas, inspiradas por Dios, pero sujetas a error humano. En esas
palabras humanas, Pablo fue el que les dio a entender que todas las escrituras
tenían el mismo valor divino, de las palabras de Jesús (2ª a Timoteo 3:16). En
esa frase Pablo rebajó a Jesús, trató de tomar su gloria, y ni se dan por
enterados. Ese error humano, ha desviado durante miles de años, a miles de
millones de incautos.
Veía
Jesús a Luzbel descender desde el Cielo como un rayo. (Lucas 10:18) (Hechos
9:3-4) Descendía autorizado por Dios, para poner a prueba a todos los habitantes
de la Tierra. (Apocalipsis 12:9). Cuando, sumisos, ingenuos y crédulos, adoran
esas palabras de grandes hombres, y las llaman palabra de Dios, justamente caen
derribadas de lo alto sus almas, y se estrellan en el suelo. Como cayó Saulo
(Hechos 9:3-4), como también cayó el rey Acab. Adoran lo del suelo, no adoran
lo del Cielo.
Los
miles de millones de extraviados, por tan sutiles falacias, no fueron víctimas
de los engaños enviados del Cielo, junto con la palabra de Jesús, sino que son
víctimas de sí mismos, al elegir el error como verdad. Crear absolutamente todo
en el universo, tanto lo bueno, como lo malo, hace parte de los atributos de
Dios, el cual está, precisamente, muy por encima del bien y del mal. No podemos
juzgar nosotros a Dios, como si fuera un humano. Él es mucho más que humano o
ángel, y sin duda alguna, Él ha creado todo el bien y todo el mal que hay en el
universo.
69.
El ángel de engaño no emerge de las profundidades, desciende de lo alto.
Todos
creerían que el ángel rebelde está en las profundidades desde donde asciende a
veces, cuando Dios se descuida y entonces le hace daño a su creación, porque aborrece
la creación. Eso es lo que enseñan en todas las religiones cristianas influidas
por las enseñanzas de Pablo. Pero el ángel luzbel en las escrituras está en el
trono de Dios y habla con Dios como su siervo leal y obediente, su ángel
especial para los trabajos oscuros.
En
el libro de Job caps. 1 y 2, Luzbel desciende de la presencia de Dios a
perjudicar a Job con la autorización de Dios. En el relato del rey Acab y el
profeta Micaías, el espíritu de engaño desciende del trono de Dios, a engañar a
todos los profetas de Israel.
En
el caso de Pablo, un rayo desciende de lo alto para derribarlo y decirle que es
Jesús, que ha vuelto por segunda vez a hablar con Pablo. Pero Jesús dijo que no
volvería sino hasta el día final, que no creyeran que él vendría en espíritu (Lucas
24:39) y dijo que veía a Luzbel descender desde el Cielo como un rayo. Por eso
sabemos que ese rayo es el ángel Luzbel.
Así
como en ese pasaje del libro 1º de Reyes, aún hoy, El Padre ha enviado a Luzbel,
mentiroso, para que nos invite a salirnos del lado de Dios. Y Luzbel ha
descargado, como un rayo, su espíritu de engaño, en Pablo, para convertirlo en
el extraviador de los cristianos, el seductor de la humanidad, el más grande
artista de la falacia y del engaño. Solo para eso lo ha enviado.
70.
Los ángeles mentirosos adoran a Jesús.
Por
eso, por ser los grises, los oscuros, ángeles mentirosos, no rebeldes, sino
sujetos desde la creación, a la suprema autoridad de Jesús, era que los
demonios y los espíritus impuros, se postraban delante de Jesús y lo reconocían
como su superior, obedeciéndole en todo lo que les ordenaba, sin dudar, sin
insultarlo, sin ofenderlo, sin murmurar contra Él. (Lucas 4:41).
Mientras
que los seres humanos dudaban, estaban confundidos sobre la verdadera identidad
de Jesús, sobre si Jesús era o no era, el enviado de Dios, el esperado, el
Mesías y cuando los demonios lo decían en público, Jesús les ordenaba callar,
para que siguiera siendo motivo de decisión de los seres humanos. (Marcos
1:34).
Porque
los demonios, como verdaderos ángeles que son, saben bien quién es Jesús, su
jefe máximo; pero los seres humanos, por razón del libre albedrío, no lo saben
bien, dudan, están confundidos, precisamente por los ángeles de la luz y los de
la oscuridad, adentro de ellos, que les ponen a dudar, no les dan certidumbre
total.
Toda
duda, en todos los pensamientos humanos, nació ese día en el paraíso, al tomar
el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. La duda metódica es el
soporte de toda investigación científica seria humana. El método científico, es
un efecto, un fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. Por estas
fascinantes dudas tan humanas, algunos científicos, no todos, han terminado
dudando justamente del origen paradisíaco de la duda. Llegan a dudar a tal
punto algunos, que hasta dudan de que dudan.
Hasta
ese punto ha llegado el discreto trabajo, en las mentes humanas, de los ángeles
de la luz y los ángeles oscuros. Pero para todos los demonios, y para todos los
espíritus impuros, descritos en el nuevo testamento, la identidad de Jesús y su
autoridad incuestionable e incondicional sobre ellos, como ángeles oscuros,
designados oscuros por Dios, algo que no decidieron ellos, estaba fuera de toda
duda. Hay no pocas menciones en los evangelios, que hablan de la total e
incuestionada sumisión de los demonios a Jesús. Hay solo adoración a Dios y cero
rebeldías en los ángeles oscuros. (Mateo 8:31).
71.
¿En cuál situación el libre albedrío no funciona?
Dejan
de dudar y pueden creer que Jesús es Dios, aquellas personas a quienes les sea
revelada, la identidad de Jesús como Mesías. Jesús fue el que enseñó, que el
Padre elige a quien le revela esa verdad. El Padre elige entonces, a quien
llama a su palabra y elige también, a quien no le deja reconocerla (Juan 6:44 y
55) (Mateo 16:13-20). Es como si estas personas llamadas, entonces, en este
punto preciso de sus existencias, no hubieran tenido libre albedrío: fueron
elegidos y llamados sin su consentimiento previo.
Afuera
del cristianismo hay millones de virtuosos y pecadores, que no fueron llamados.
Adentro del cristianismo también hay millones de virtuosos y pecadores, que sí
fueron llamados. Es algo ilógico para nuestras mentes. El Padre, que está por
encima del bien y del mal, elige, a quienes les abre las mentes, para que
entiendan. En ese instante el humano no toma decisión, no es libre, no hay
libre albedrío para reconocer la deidad de Jesús.
Y
de esos muchos llamados a su palabra, dice Jesús, que pocos son sus elegidos,
que muy pocos son vencedores de las voces de los ángeles, que los ponen a dudar
sobre las palabras de Jesús, y les unen palabras de hombres, las cuales les
presentan como palabras de Dios. Aquí el libre albedrío llega a su nivel máximo,
al más alto dilema, la más trascendental de las dudas: ¿Cuáles palabras son de
Dios y cuáles no? Por esto Pablo tiene un lugar importante en el cristianismo,
al tratar de proponer a los llamados a creer en las palabras de Jesús, otras
palabras que supuestamente también son la palabra de Dios. Pablo es el más
importante de todos estos proponentes de supuestas palabras de Dios.
El
que llega al cristianismo recibe las pruebas del libre albedrío, pero a un
nivel más sofisticado, más sutil. La verdad es muy parecida a la falacia y las
personas han de ser más agudas para elegir entre el bien y el mal. Aquí el
humano recibe enseñanzas sublimes de hombres, presentadas como palabras de
Dios. Enseñanzas veraces en su mayoría, matizadas con unos cuantos errores y
falacias.
Además,
le dicen al lector que todo lo escrito es de igual valor. Que Jesús vale lo
mismo que los profetas y lo mismo que Pablo, puesto que sus palabras son de
valor igual, son santas. Y que entre todos esos libros no hay contradicciones y
que todos esos libros son uno solo. Y nada de eso es verdad. Pero si desea
estar en el grupo debe aceptar como dogma de fe todo lo humano que le dicen.
¿Es angustiante? No por el contrario, es más interesante, el nivel de falacia
es superior adentro de la iglesia. Así tiene que ser por orden de Dios. A más
sabiduría, más sofisticada es la prueba.
72.
Los ángeles que dicen la verdad también son garantes del libre albedrío.
No
es que los ángeles de la verdad no pongan a prueba la mente del ser humano. Las
personas tienden a creer que solo lo ángeles del lado oscuro son los que ponen
a prueba la sabiduría del alma. Todos los ángeles son probadores, puesto que no
obligan al humano a creer lo que proponen.
Decidiendo
cuales palabras son de Dios, los llamados a creer recuperan entonces su libre
albedrío, al tener en cuenta miles de enseñanzas como de Dios, que en verdad no
lo son. Las personas que creen que enseñanzas de hombres, como las de Pablo,
son palabras de Dios, en realidad empiezan a dudar de la divinidad las
enseñanzas de Jesús. Puesto que creen que Jesús es igual a cualquier hombre;
que esas palabras de Jesús son iguales a las de Pablo y que las palabras de un
humano, igual de imperfecto como todos, son dignas de ser adoradas, como la
perfecta y eterna palabra de Dios.
Porque
todas las propuestas de ángeles se presentan como iguales, entonces el elegir
qué es verdad y acertar es en sí misma la prueba. La prueba no es reconocer la
falacia, sino que, al diferenciar la verdad del error, el humano toma la
verdad. Por tanto, los ángeles del lado de la luz son tan probadores como los
ángeles del lado oscuro.
Así
se perfecciona, el libre albedrío de los llamados. Jesús enseñó que muchos son
los llamados y pocos los escogidos. Esos escogidos deben ser los que no se
dejaron extraviar por las fascinantes enseñanzas, de los ejércitos de
engañadores que fueron enviados, autorizados desde el mismísimo Cielo, para
poner a prueba a todos los habitantes de la Tierra.
73.
Cada humano acertó o erró por sí mismo, no por los ángeles.
Igual
que en el pasaje del libro de Reyes los humanos estaban recibiendo profecías
falaces (1º de Reyes 22:1-40), así mismo la abominable desolación en el lugar
que no debe, es las enseñanzas de hombres, como las de Pablo, siendo recibidas,
adoradas y seguidas como palabras de Dios, por miles de millones de humanos,
durante largos dos mil años.
La
verdadera gran tribulación espiritual es esa masacre descomunal, es la muerte
espiritual de miles de millones de preciosas almas de seres humanos, todos
ellos superiores a los arcángeles. Esa masacre de almas que ha pasado
silenciosa, desapercibida, como si no hubiera sucedido, hasta el día del juicio
final de Jesús sobre todos los seres humanos. La sangre de las almas heridas y
asesinadas en la cruda batalla, que corría a cántaros, formando ríos caudalosos
e inundando valles, según lo predijo Jesús, que la sangre de la vendimia de la tierra
sería desbordante, hasta los frenos de los caballos de los verdugos; esa sangre
no era roja, ni olía a pestilencia su podredumbre cadavérica, ni se oía el
lamento agónico de los heridos en ese silencioso combate de palabras, porque es
la gran tribulación a un nivel de espíritus, no de cuerpos humanos. Esa
preciosa sangre derramada, que se ha desperdiciado, por milenios, formando
ríos, inundando valles y creando mares, es el verbo de las almas, que se
derramó en vano, en pos de palabras humanas, las cuales adoraron y las llamaron
palabra de Dios. Ese día todos verán que esa era la anunciada gran tribulación,
y ni se dieron cuenta.
Llegará
el día en que la humanidad entienda con claridad esa gran masacre de almas
perdidas, no fue causada por los ángeles que propusieron el error, sino porque
cada uno eligió libremente la falacia como si fuera la verdad. Las almas que perdieron
la vida con palabras humanas ni se dieron cuenta que eran muertos vivientes
sino hasta el día del juicio final.
74.
Que el ángel Luzbel se rebeló en contra de Dios, es mentira de Luzbel.
Es
una fina y bien tramada manipulación de Luzbel, hacerles entonces deducir de la
escritura, y presuponer a la ligera, que el mismísimo Luzbel fue el que
arrastró con su cola, la tercera parte de las estrellas del Cielo, sin el
previo conocimiento de Dios y sin su previa autorización. Trate de imaginarse a
Dios viendo a la tercera parte de sus ángeles irse y no poder evitarlo, no
poder vencerlos nunca. Eso es imposible, es inimaginable, pero así y todo es lo
que te enseñan en la Tierra. ¿Eso no debería ser así? Si los humanos fueran
ángeles o fueran robots, no sería así. Pero como los humanos todos y cada uno
son dioses, tiene que ser así para que cada humano tenga libertad de elegir su
verbo personal, su pensamiento.
Es
tal la seducción, la intención de espíritus engañosos, para que los humanos se
desvíen solos y no reconozcan que el creador todo lo puede, que dejaron un
capítulo dirigido a un tal querubín que supuestamente se rebeló. Pero querubín es
el título que el profeta le dio al rey de Tiro. (Ezequiel 28:14-19). Según el
profeta, el que se ensoberbeció fue el rey de Tiro. No un ángel.
La
mayoría de los humanos, solos, sin presiones, se han desviado, de conocer un
Dios todo poderoso y terminan creyendo conocer un Dios sin fuerzas contra sus
enemigos. A tal punto es claro que El querubín no es Luzbel, que el capítulo 28
de las profecías de Ezequiel inicia diciendo: Vino a mí palabra de Jehová,
diciendo: Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro… Y no cambia de persona a la
cual se refiere hasta que lo llama querubín, por tanto, el querubín rebelde es
el rey de Tiro, no Luzbel. Solo bastaron unos párrafos para que, en bandada,
por miles de millones de humanos y sus superficiales intérpretes de las
escrituras, se fueran por esas grietas de la sabiduría, hacía el error.
Es
imposible que un ángel le haya quedado mal hecho al que decimos que es perfecto
en todo. Es imposible que un grupo de ángeles se hayan confabulado y tomaran la
decisión de abandonar el Cielo. El creador creó al ángel Luzbel y así mismo
creó los ángeles del lado oscuro para dárselos, y le dio autorización de
tomarlos para su trabajo. Solo así se puede entender un Dios todopoderoso, que
todo lo sabe, que está en todas partes, que todo lo puede.
Esa
de Luzbel es una mal llamada rebelión, es el delirio febril de teólogos
superficiales. Esa mal entendida rebelión, en verdad fue autorizada por Dios,
para que se cumpla estrictamente la voluntad de Dios. Para que haya un ejército
de ángeles oscuros, que inviten a todos los seres humanos, a hacer lo que les
venga en gana, sin pensar si es lo correcto o no.
Y
si esa mal llamada rebelión, fue necesariamente aprobada, por el omnipotente,
omnipresente y omnisciente creador, entonces no fue rebelión en verdad. Fue
todo lo contrario, fue la ejecución del magistral plan de Dios, para con los
seres humanos. Para que, a través de ese ejército de ángeles oscuros, los seres
humanos tuvieran el preciado y divino libre albedrío. Sin ese ejército de
ángeles del lado oscuro, proponiendo como normales, toda clase de deseos y
acciones, ajenos a la voluntad perfecta del creador, es imposible que los
humanos tengan libertad de elección. Ellos son los garantes del libre albedrío,
lo que hace que todos los humanos sean hijos de Dios.
75.
El Padre no pelea en contra de Luzbel y sus ángeles,
Ni
el Padre pelea contra los ángeles, ni los ángeles se enfrentan en contra de Dios.
Eso ni siquiera se les atraviesa por sus mentes. El Padre no pelea contra los
ángeles porque ninguno de ellos le desobedece, ni en lo más mínimo. Luzbel y
todos sus ángeles del lado oscuro adoran al creador. Ellos son la emanación
directa de su voluntad. Además, el Padre está muy fuera del alcance de Luzbel,
el Padre es demasiado superior a Luzbel y a todos sus ángeles y espíritus
juntos. Por lo que se lee en las escrituras que el verdadero antagonista de
Luzbel es el arcángel Miguel. Luzbel no es antagonista del Padre, ni de Jesús
ni del espíritu de Jesús. El antagonista del cristo es el anticristo, un humano
que ha logrado que sus palabras sean recibidas como palabras de Dios. Es Pablo.
La
gran batalla en el Cielo se presenta en todas las mentes humanas. En las mentes
se enfrentan los ángeles de la luz (Miguel), y los ángeles oscuros (Luzbel),
para lograr que cada persona les oiga sus sugerencias. Se enfrentan a nivel
espiritual, por el influir sobre las mentes de los humanos, no se enfrentan por
el control del Cielo. Es algo irrisorio que se dejen inducir a esas falacias. Luzbel
y los suyos no aborrecen al Padre y el Padre no odia ni menosprecia a Luzbel. Sino
que, por el contrario, el Padre ama a Luzbel y a todos sus ángeles, pues el
Padre a nadie odia, el Padre ama a toda su creación. El Padre se definió a sí
mismo como amor.
El
Padre creó a Luzbel como ha sido siempre, y por tanto no tiene cuando estar
decepcionado de Luzbel. Ni mucho menos, Luzbel se le salió de sus manos. Así
como es de mentiroso Luzbel, así es como el Padre lo creó. Y así es como lo usa
Dios, para perfeccionar el libre albedrío de los seres humanos. Luzbel no
alcanza a hacerle daño al Padre, ni lo toca en lo más mínimo, ni daña una
mínima parte de su esencia y de su poder. El Padre jamás pierde el control de
todo el universo, incluidos el lado oscuro y el infierno.
76. La esencia del ángel Luzbel es explorar los
errores del hombre.
Luzbel
es muy mentiroso con los humanos. A tal punto llega su poder de engaño que se
hace pasar por Dios, autorizado por Dios, a ver si le le creen sus falacias. Y
vaya que ha seducido a las naciones. Esa es su esencia, así fue creado. Ese
arcángel Luzbel, les hace presuponer, equivocadamente, a sus miles de millones
de engañados, que Dios no hace presencia ni autoridad en el infierno. Que el
infierno es territorio libre de la presencia de Dios, porque disque como Dios
es solamente bueno, no puede estar en el mal del infierno, ni tiene autoridad
allí. Es un Dios muy limitado el que le aceptan al falso rebelde, Luzbel, al
ángel oscuro.
Es
tan sagaz Luzbel, que te miente y te dice que había sido creado perfecto, pero
él decidió ser imperfecto; que había sido creado bueno, y él decidió ser malo;
que había sido creado en el Cielo, y el decidió irse al infierno. Pero es que Luzbel
ni siquiera puede decidir decir la verdad en esos temas, lo hicieron así,
mentiroso, para que te invite a ti a decidir, exactamente esas mismas
variables: ser imperfecto, ser malo, e irte al infierno. A través de los del
lado oscuro, tú entras a decidir tu vida por ti mismo.
77.
El ángel Luzbel, jamás ha tenido ni tendrá, el precioso libre albedrío.
El
principal de todos los ángeles. El más famoso de todos. El más tenido en cuenta
por los humanos. El más pensado. El más temido por los confundidos, ese
poderoso arcángel, no tiene libre albedrío, no puede hacer su voluntad, no
puede decidir qué hacer o no hacer. Todo ello a pesar de su capacidad de mentir
sobre él mismo. A pesar de hacer creer que él es más grande que los humanos. A
pesar de hacer creer que él se rebeló en contra de Dios, y hacer creer, que él
es una alternativa oscura para vivir los que deseen declararse rebeldes, en el
supuesto territorio libre del infierno. Él no decide.
Ni
siquiera tiene deseos propios ese ángel oscuro, que fue enviado al paraíso,
para inducir en los humanos deseos propios. Luzbel solo tiene deseo de obedecer
a Dios. Ese ángel Luzbel, no puede desear por sí mismo ni lo más mínimo. No
puede desear ser bueno. Ni desear dejar de ser Luzbel. Ni aborrecer el infierno.
Ni arrepentirse, de vez en cuando, por todos los engañados de todos los siglos.
Es el que es y nada más. No es como los humanos, superiores a él.
Y
si ese poderosísimo arcángel Luzbel, no se puede declarar en rebeldía en contra
de Dios, y no puede dejar de obedecerle al pie de la letra alguna vez, dejando
de mentirles a los humanos, ninguno otro espíritu o ángel, es posible que pueda
decidir, ni lo más mínimo, por sí mismo. Por esta razón, es que pedirles
favores a los ángeles está de más. El único que tiene poder de decisión sobre
las circunstancias que rodean a los humanos es el jefe, es Jesús. Él ejecuta su
voluntad a través de sus espíritus, tanto los oscuros, como los luminosos.
78.
Los poderosos arcángeles no toman ni una sola decisión propia.
Si
Jesús no tomaba ni una sola decisión propia, si Jesús hacía solamente la
voluntad del Padre ¿entonces se puede decir que Jesús es como los ángeles?
Obvio que no lo es porque Jesús hace esto por decisión propia. Los ángeles
ninguno decide hacer la voluntad de Dios. Ellos son la voluntad de Dios en
acción.
Solo
los seres humanos que, sin excepción todos prueban los frutos del árbol de la
ciencia de bien y del mal, sí les es dado rebelarse en contra de los designios
de Dios. Sí les es dado desear no obedecerle. Sí les es dado desear atacarlo. Porque
ese es el designio perfecto de Dios, para todos los humanos; hasta el día del
juicio final de Jesús. Los humanos son absolutamente libres hasta ese día,
gracias a los ángeles enviados por Dios.
Ni
siquiera los más grandes arcángeles, como Miguel, Gabriel, Rafael y los demás,
pueden decidir, qué hacer con sus vidas. No pueden decidir, por ejemplo, si
desean, a veces, pasarse del todo al bando oscuro del arcángel Luzbel, o
ayudarle al oscuro de vez en cuando, pero seguir siendo luego de la luz, como
cualquier humano lo ha hecho varias veces durante la vida. Ni son buenos o
malos, por desear o no, obedecer en todo a Dios. Su esencia misma es obedecer
en todo a Dios.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario