LA VERDAD ORIGINAL DE JESÚS
CAPITULO
20
DOBLE
ESTRATEGIA DE JESÚS CON JUAN
Juan
es el preferido de Jesús,
Es
el primogénito espiritual de Jesús,
Por
lo que le concedió una doble herencia.
251.
La doble estrategia de Jesús con Juan.
La
primera parte de la estrategia de Jesús con el apóstol Juan, era hacer una
señal a todos los seguidores de Jesús, sobre la persona de Juan. Pues si Juan es
el preferido de Jesús, por consecuencia debe ser el preferido de todos los
seguidores de Jesús. Lo cual tiene efectos inmediatos en la verdad del
cristianismo. Todo discípulo de Jesús,
al entender esta señal de preferencia de Jesús por Juan, debe estar muy
pendiente de que es lo que va a escribir Juan y que va a suceder con el apóstol
Juan.
Todo
cristiano ha de preguntarse por qué razón Juan desapareció, aparentemente, de
la dirección del cristianismo, y al frente de la iglesia han estado, por dos
mil años, Pedro, en compañía de su secuestrador espiritual, Pablo. Todo cristiano, deseoso de hallar la verdad,
no va a dejar frases de Jesús con respecto a Juan, su discípulo preferido, sin
tener muy en cuenta. Aunque a veces parezcan frases sueltas, frases sin una
razón de ser muy directa.
Si
la primera parte de la estrategia de Jesús es que Juan sea el preferido de los
cristianos, la segunda parte de la estrategia es que Juan debe proteger a la
verdadera iglesia, escondida, mientras pasan los tiempos de las naciones. Para que
Juan, luego de esos tiempos, vuelva y reconstruya el templo de la verdad, que
había sido pisoteado y traspasado por los adoradores de las enseñanzas de
Pablo.
252.
Al ser el preferido, Juan es el primogénito espiritual de Jesús.
La
estrategia de Jesús con Juan, son dos estrategias diferentes también. El
apóstol Juan tiene doble porción de Espíritu, doble herencia espiritual, por
ser el primogénito espiritual de Jesús.
Hay que recordar que en el pueblo de Israel el primogénito recibía doble
herencia. Por esto el profeta Eliseo al pedir su herencia antes de despedirse
del profeta Elías pidió doble porción de su espíritu. Pero no era espíritu el
doble de fuerte, sino dos veces Elías. Por eso de ahí en adelante los profetas
avisaban que Elías había de volver. Y le preguntaban a Juan Bautista si él era
Elías, pero Juan lo negaba porque desconocía que sí era Elías. Pero Jesús les
decía a los suyos que Juan bautista era Elías, la otra porción que pidió el
primogénito Eliseo.
Así
mismo, Juan el apóstol preferido de Jesús, era el primogénito espiritual de
Jesús. Con todas las consecuencias que a nivel espiritual esto conlleva, pues
su herencia entre los apóstoles de Jesús es doble, es como si fuera dos medios
apóstoles. Es como si fuera dos medias tribus espirituales. Como las dos medias
tribus de José el hijo preferido de Jacob.
Es decir que el espíritu de Juan estará con Jesús al principio y también
ese mismo espíritu de Juan su discípulo preferido, estará, permanecerá. Según
dijo Jesús, estará hasta el final, para recibirlo el día que vuelva Jesús por
segunda vez.
José,
el primogénito de la mujer que Jacob amaba, también era vidente, recibió por
herencia dos medias tribus. Igual que Eliseo, era vidente. Igual que Juan el
bautista era vidente. Igual que Juan el apóstol es vidente. En todos los involucrados en ser parte de las
dobles herencias de los primogénitos de Israel, vemos que fueron premiados
además con ser videntes del Espíritu de Dios.
Juan
es aquel que más responsabilidades, más autoridad y más herencia había de
recibir, aquel que debíamos tener más en cuenta nosotros, aquel que deberíamos
leer primero. En efecto, Juan, de los
doce apóstoles de Jesús, es aquel en quien reside el espíritu de profecía. Desde
el principio del cristianismo, hasta el final, hasta el apocalipsis, los
escritos del apóstol Juan son los más determinantes del Cristianismo. Solo que,
con la autorización de Dios, que todo lo sabe y todo lo puede, las enseñanzas
de Pablo, hasta hoy no han dejado conocer a Juan y a Pedro todavía, como ellos
verdaderamente son.
253.
La doble porción de Juan, no es un capricho.
No
es que Jesús fuera injusto o por tener preferencias. Jesús decidió tener tres
apóstoles de más confianza, y de entre los tres Jesús decidió amar más a Juan y
hacer manifiesta esa preferencia entre los doce. Así mismo Jesús dejó claro entre los doce que
reconocía que Pedro lo amaba más que todos los demás. Jesús sabía por qué lo
hacía. Estaba en todo su derecho de que sus apóstoles todos no tuvieran igual
responsabilidad o autoridad. Es todo lo
contrario, a un capricho o a una injusticia. Es una estrategia especial,
secreta por un tiempo, mientras pasan los tiempos de las naciones. Mientras
pasan los tiempos oscuros de la supremacía de Pablo. De la cautividad del
pueblo de Dios en Roma, en la patria de Pablo, en la Gran Babilonia
espiritual.
La
primera parte de la estrategia de Jesús con Juan era hacerlo su preferido, es
decir, su primogénito espiritual. Y la segunda parte de la estrategia empieza
cuando Jesús le entrega a Juan la custodia de su Madre, María, símbolo de la
Iglesia virgen, sin manchas, símbolo de la novia del cordero. Se la entrega al
primogénito. Esta estrategia empieza
cuando se la entrega en la cruz, haciendo de María y de Juan una unidad
indivisible. Tal como Jesús lo expresó en la cruz: «He ahí a tu hijo, he ahí a
tu madre».
254.
Jesús revelaba secretos importantes a Juan.
Juan
era el apóstol que estaba más cerca del Maestro, el apóstol que le preguntaba
las revelaciones más secretas, y los otros apóstoles, incluido Pedro, le pedían
a Juan que le preguntara algunos secretos al Maestro. En la última cena Juan
estaba recostado delante del pecho de Jesús, no estaban sentados a la mesa,
estaban recostados, a la usanza de la época.
Juan, durante esa última cena, para señal que debemos atender con
especial interés, era el apóstol que estaba más próximo a Jesús. Estaba
recostado y su cabeza quedaba delante del pecho de Jesús. Por eso Pedro le hizo
señas que le preguntara a Jesús por la identidad del traidor infiltrado entre
los doce apóstoles, el cual resultó ser Judas. Es deducible, que con esas
mismas señas avisa a Pedro apenas Judas toma el pan mojado. En ese momento solo
Juan y Pedro sabían que Judas era el traidor.
Juan
es aquel con quien llegó Jesús a identificarse en tan especial forma que, en la
cruz, antes de morir, le dijo a su madre, que ese era su hijo, y le dijo a Juan
que esa era su madre. Este gesto es un
hecho de gran trascendencia, que determina y define toda la historia del
cristianismo. Jesús, durante su vida,
descrita en los cuatro evangelios, había dicho que la Iglesia, es decir los que
oyen sus enseñanzas y las ponen por obra, son su madre y sus hermanos (Mateo
12: 46-50) (Marcos 3: 31-35) (Lucas 8: 19-21).
En
el apocalipsis, la visión de la virgen, que va a parir al Mesías, tiene una
corona de doce estrellas en su cabeza. Es la iglesia de los doce apóstoles de
Jesús. Estas son señales de Jesús, de
que lo que realmente le estaba confiando, como última voluntad en la cruz a
Juan. Era tanto su madre María, como también la Iglesia. Es necesario estar muy atentos a las señales
que Jesús dejó, para que el buscador de la verdad no sea conquistado por las
enseñanzas de Pablo, a quien Jesús no le confió la iglesia. Pablo fue atraído
por Pedro, para que Juan pudiese resguardar a la verdad virgen, pura.
255.
¿Jesús entregó la iglesia a Juan?
En
el apocalipsis, hay una señal que puede confirmar que Jesús le entregó
verdaderamente la Iglesia a Juan y no a Pedro. Dice que apareció en el Cielo
una señal “grande y maravillosa”. Una mujer revestida del sol, con la luna
debajo de sus pies y una corona de doce estrellas en la cabeza. Estaba encinta y gritaba por los dolores y
las angustias del parto. Pero apareció en el Cielo otra señal como antagonista:
Un enorme dragón, de color rojo encendido, que tenía siete cabezas y diez
cuernos y una diadema en cada cabeza.
Con la cola arrastró la tercera parte de las estrellas del Cielo, y las
arrojó sobre la Tierra.
Cuando
la mujer estaba a punto de dar a luz, el dragón se plantó delante de ella, para
devorar a su hijo tan pronto como naciera.
Ella dio a luz un hijo varón, que gobernará a todas las naciones con
puño de hierro. Pero ese hijo fue
arrebatado y llevado hasta Dios, que está en su trono. Y la mujer huyó al desierto, a un lugar que
Dios le había preparado para que allí la sustentaran durante mil dos cientos
sesenta días (Apocalipsis 12: 1-6). Cuando el dragón se vio arrojado a la
Tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al Mesías. Pero a la mujer se le dieron las dos alas de
la gran águila para que volara al desierto, al lugar donde sería sustentada
durante un tiempo y tiempos y medio tiempo, lejos de la vista de la
serpiente. La serpiente, persiguiendo a
la mujer, arrojó por sus fauces agua como un río, para que la corriente la
arrastrara. Pero la tierra ayudó a la mujer: abrió la Tierra su boca y se tragó
el río que el dragón había arrojado por sus fauces. Entonces el dragón se enfureció contra la
mujer, y se fue a hacer guerra contra el resto de sus descendientes, los cuales
obedecen los mandamientos de Dios y se mantienen fieles al testimonio de Jesús
(Apocalipsis 12: 13-17).
Juan
es el águila que protege a la mujer lejos de la bestia y del falso profeta
(Apocalipsis 4: 7). Es este Juan, el que permanece, y al que le fue entregada
la madre de Jesús, justo antes de morir Jesús en la cruz. Para que Juan
protegiera a esa mujer, a esa Iglesia, mientras pasan los tiempos de las
naciones. Las cuales tratarán de pisotear las enseñanzas de Jesús y a los que
de verdad las siguen, para lo cual se han confabulado los príncipes de la
Tierra. han dado su respaldo a la bestia (iglesia romana) y al falso profeta
(Pablo), que han seducido y extraviado a las naciones. La virgen, la novia del cordero, requiere ser
protegida aparte, durante un tiempo, mientras pasa la cautividad espiritual de
la Gran Babilonia, la madre de las rameras y de las abominaciones de la Tierra.
Esa es la usurpadora, la hechicera, contraria a la Iglesia virgen que se
desposará con el cordero.
Si
a Pedro le dio el Señor la ramera. Si a Pedro no le dio el Señor a su madre, no
se la entregó para que la cuidara. Si la madre de Jesús, María, se la dio el
Señor en persona a Juan, entonces la iglesia la tiene Juan. Pedro es la base, la piedra sobre la cual
será edificada la iglesia. Y Juan, que es el águila, trae esa Iglesia del lugar
espiritual secreto, donde le fue dado esconderla, mientras pasan los tiempos de
las naciones. La trae después de estos tiempos sombríos de Pablo, y hace nido
con ella sobre la roca, sobre las naciones.
Entonces
es válido esperar que la virgen no esté en Roma, pero sí se va a aparecer. La
mujer con la corona de doce estrellas en su cabeza es la Iglesia de los doce apóstoles
de Jesús. La única Iglesia en la cual Jesús en carne y sangre fue el Pastor, el
ministro, el sacerdote. En la cual el mismo Jesús ofreció a Dios Padre, el
sacrificio de su propia carne y sangre.
Esa mujer también, a la vez, es la madre del Mesías. En una sola persona están las dos
identidades, haciendo de ella otra primogénita de todas las mujeres, con doble
herencia. Ella, María, es la mujer fiel,
es la contraparte de la ramera, de babilonia, la infiel.
256.
Las naciones son el rio que trata de ahogar la verdad.
Las
naciones enceguecidas, son El río que salió de la serpiente para ahogar la
palabra de Dios (ver apocalipsis 12: 15-17). Las naciones, con sus príncipes,
sus doctores de la ley, sus maestros, sus dirigentes, todos, seducidos y extraviados.
Siguiendo a ciegas a dos señores opuestos, siguiendo al Cristo y a Pablo a la
vez. Los dirigentes han terminado por
hacer que los creyentes traspasen a Jesús, aceptando como palabras de Dios, las
enseñanzas de simples seres humanos, entre ellos Pablo. Siendo ese el río de
enredos y engaños que salieron de la boca del dragón, de la serpiente, para
tratar de ahogar en ellos las enseñanzas de Jesús y de sus doce apóstoles.
Siendo
esta la más grande prueba a la que ha sido sometida la humanidad. La prueba que
más almas humanas ha hecho perecer. Es la abominable desolación en el lugar que
no debe. Es la prueba que no estaban esperando los seres humanos: ser engañados
por Pablo, aquel en quien confiaron. Para terminar, haciéndolos traspasar las
enseñanzas que salieron de los labios de Jesús, que es Dios.
Sin
darse cuenta, los gobernantes, los maestros de la palabra, los sabios, los
eruditos, todos, igual que hace dos mil años, se han confabulado para
menospreciar a Jesús, el Mesías. Se han unido para enseñar a las generaciones,
que un ser humano común y corriente, como Pablo, tiene el mismo valor de ser
enviado de Dios, de haber hablado palabras de Dios. Sin saberlo, se han confabulado para
asesinar, extraviándolas, las almas de miles de millones de seres humanos que
pusieron su confianza en ellos.
257.
Juan dará testimonio de Jesús una vez más.
Juan
ha de volver a profetizar (Apocalipsis 10:11). Entonces hablará verdades que
estaban en las escrituras, verdades que estaban anunciadas en las palabras de
Jesús. Pero que los cristianos no las percibían, porque sus ojos estaban
vendados. Tenían un velo en sus mentes, porque estaban extraviados con las
enseñanzas de Pablo y con los engaños de Luzbel. Esa supuesta rebeldía de
Luzbel, que Pablo respaldaba en sus epístolas.
Los seres humanos que han seguido las enseñanzas de Pablo, que han
adulterado el cristianismo, yéndose en pos de la voz de Pablo, no se esperaban
esta sorpresa de parte de Jesús. No se esperaban esta estrategia secreta,
destinada a dar armas de victoria, a su debido tiempo, a los hijos espirituales
de los doce apóstoles de Jesús. Para que pudieran burlar y evadir los engaños
secretos y sutiles, tanto los de Luzbel como los de su hijo, Pablo, camuflado
de apóstol. Juan vuelve y abre las
puertas de la verdad. Las personas que buscan la verdad tendrán su oportunidad
en ese momento de salir de las enseñanzas de Pablo. De no recibirlas como
palabras de su Dios, sino como palabras de humano.
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