LA VERDAD ORIGINAL DE JESÚS
CAPITULO
21
LAS
ALMAS VUELVEN.
Juan
vive miles de años.
(Juan
21: 22-23)
258.
Esta generación no pasará hasta que todo se cumpla (Mateo 28: 18).
¿Pero
qué quiso decir Jesús con esto que no pasará esta generación? Ya van dos mil
años y miles de millones de seres humanos que han nacido, han vivido, y luego
han muerto sobre la faz de la Tierra. ¿Se equivocaría entonces Jesús? Por ningún motivo se trata de un error de
Jesús. Jesús no se equivoca. Jesús no
habla por hablar. Jesús no exagera. La
palabra que dio Jesús sobre que esta generación no pasará hasta que todo se
cumpla, es verdad. Esta generación no ha pasado, esta generación ha estado aquí
en la Tierra estos dos mil años. Esto
implica empezar a considerar que las almas están, que las almas vuelven. Así
como volvió el alma de Elías en Juan Bautista y él no lo sabía. Para esto
sucedió esa transmigración de esa alma.
Obviamente,
para poder creerle a Jesús, que esta generación toda estará hasta el día del
juicio, no le hemos creído a la epístola a los hebreos sus enseñanzas, que dan
a entender que para el hombree la venida a la tierra es solo una vez, que las
almas no pueden volver (Hebreos 9:27).
Realmente lo que ese autor, pretendió hacer fue destruir las enseñanzas
de Jesús. Ha sembrado sutiles errores, como ese que todo ser humano muere una
vez y luego viene el juicio. Las
naciones se han dejado seducir y extraviar, tal como fue anunciado en las
escrituras, por los apóstoles de Jesús.
259.
Algunos estarán vivos en la tierra hasta el día del juicio final (Mateo 16:28).
Jesús
enseñó que algunos de los que estaban con él, hace dos mil años, no probarán la
muerte hasta que vean venir el reino de Dios.
En el primero que piensa uno es en el apóstol Juan. Según Jesús, Juan permanecerá
hasta la única segunda venida de Jesús.
Pero según la enseñanza de Jesús, no solo Juan permanecerá, sino
algunos, (no se sabe cuántos, ni cuáles) permanecerán vivos hasta la segunda
venida de Jesús.
Se
sabe que a Pedro le dijo Jesús que no permanecería, sino que tendría que dejar
su tienda, como el mismo Pedro lo confirmó en sus epístolas (2ª Pedro 1:14). Pedro no es uno de los que permanecerá, pero
eso no quiere decir que Pedro haya fracasado, solo que no es uno de los que
permanecerán. Es necesario que el tiempo de Pedro termine. Pedro ha estado dos tiempos, dos mil años,
luego viene el milenio de Juan y luego viene el medio tiempo.
Estas
enseñanzas de Jesús, sobre la permanencia de las almas en la vida, fueron
desestimadas por la epístola a los hebreos, cuando enseña que para el hombre
está dado venir una sola vez a la tierra y luego es juzgado (Hebreos 9:27). En esa enseñanza el autor (sea quien sea),
dañó para sus seguidores la enseñanza de Jesús sobre la permanencia y el
regreso de algunas almas. El autor de
esa epístola (Hebreos) que los cristianos creen que es infalible palabra de
Dios, cortó para los suyos este valioso conocimiento. Sin el cual no se puede
entender la justicia de Dios, que aparentemente permite que muchos que hacen iniquidad,
no reciben su paga aquí en la Tierra. Pero si tenemos en cuenta que las almas
permanecen y pueden volver, entonces se entiende cómo las almas vienen a pagar
el mal que hicieron y a recibir bonificaciones por el bien que hicieron.
260.
Los que matan los cuerpos no pueden matar las almas (Mateo 10:28).
Jesús
enseñó no temer a los asesinos y a los homicidas, que pueden matar los cuerpos
de los seres humanos, pero las almas no pueden matarlas. Hay que temer
solamente a aquel que sí puede enviar el cuerpo y las almas humanos a la
gehena. Con esta enseñanza Jesús da a
entender que las almas no mueren y que la verdadera muerte es la muerte del
alma, la segunda muerte, la muerte del día del juicio final. Todas las almas están vivas porque para Dios,
que no tiene tiempo, todas las almas viven en el mismo tiempo, por tanto, para nada
es imposible que Jesús haya dicho que Juan permanecerá hasta su segunda la
venida.
261.
Jesús dijo que la muerte es un sueño.
Jesús
dijo que él puede despertar personas de ese sueño que es la muerte. Jesús despertó a Lázaro de su sueño, de su
muerte y lázaro volvió a la vida (Juan 11:11).
Jesús despertó a una niña muerta, que era la hija de Jairo, y todos se
reían de Jesús pues sabían que la niña estaba muerta, pero para Jesús ella
dormía. Cuando Jesús la llama, ella
despierta (Mc 5:39). Jesús despertó del sueño de la muerte al hijo de la viuda
de Naím.
Jesús
dice que las almas humanas son como esas vírgenes que despertaron para recibir
a su novio el día de la boda. Estas
enseñanzas de Jesús han sido dejadas de lado por los maestros de la ley, pues
le han dado fe a las enseñanzas de la epístola a los hebreos, que dice que solo
hay una vez para las almas aquí en la tierra (Hebreos 9:27). Tan fuerte ha sido la seducción de una simple
epístola, que ha extraviado a toda la cristiandad, según fue anunciado por
Jesús.
Si
la muerte es un sueño, y las almas no mueren hasta el día del juicio final,
entonces, contrario a las enseñanzas de la epístola a los hebreos, las personas
pueden volver a despertar de ese sueño, y con mayor razón si Jesús las
despierta para cumplir una misión divina, como es el caso de Juan, que
permanece hasta la segunda venida de Jesús. Y como fue el caso de Juan
Bautista, portador del espíritu de Elías, aunque el mismo juan bautista lo
ignoraba.
262.
Jesús tiene las llaves de la muerte (Apocalipsis 1:18).
Jesús
enseñó que a él le fue dado por el Padre todo el poder en el Cielo y en la
Tierra (Mateo 28: 18). Jesús también
enseñó que, al tener todo el poder, le fueron dadas las llaves de la muerte y
del hades. Por lo tanto, al decir Jesús
que no pasará esta generación hasta que todo se cumpla, está haciendo uso de su
poder total y absoluto, que nadie además de Él posee. Jesús detuvo en la vida la generación que
estaba presente en el siglo primero.
Jesús está revelando algo muy grande sobre la vida de las almas.
Algo
que Pablo, y el autor de la epístola a los hebreos, impidieron que los
cristianos de las naciones conocieran.
Jesús, con todo su absoluto poder está enseñando que las almas no mueren
sino hasta la muerte del juicio final, se desprende de estas enseñanzas de
Jesús que supuestamente todos han estado aquí desde hace dos mil años.
263.
El que a cuchillo mata, a cuchillo muere.
Jesús
fue el que enseñó que el que a cuchillo mata a cuchillo muere. Jesús enseñó que el que tome la espada, a
espada morirá. Según Jesús, nadie que
cometa una injusticia o un crimen, aunque lo haga en secreto o sea un
gobernante, se quedará impune. Está el ejemplo del profeta Elías, quien en un
momento de celo y de ira degolló a los ochocientos cincuenta profetas de Baal,
aquellos profetas que alimentaba Jezabel, la reina de Israel, reina idólatra,
reina por tanto adúltera espiritualmente, reina ilegítima. Siglos después, Elías, siendo Juan en ese
momento, es degollado por petición de una reina de Israel, una reina ilegítima,
adúltera, mujer de Filipo, que era amante de Herodes, hermano de Filipo. Por eso fue que Jesús también enseñó que lo
que queramos que nos hagan los seres humanos, se lo hagamos nosotros a los
humanos, porque eso es el resumen de toda la ley de Dios y las enseñanzas de
los profetas. Aún para Elías hubo la consecuencia
de sus obras, siendo quién era. Elías
degolló y fue degollado. Elías degolló a
esos ochocientos cincuenta profetas de Baal, que estaban al servicio de una
reina de Israel ilegítima, porque era adoradora de ídolos, pero cuatrocientos
años después, otra reina de Israel, también ilegítima, porque era la esposa del
hermano de Herodes, mandó degollar a Elías.
Si eso se hizo en Elías, ¿Que no se hará en los demás hombres?
Esa
es la única forma en que puede entenderse la gran justicia de Dios, que estaba
oculta tras el velo falaz de las enseñanzas de Pablo, pero que al dejarlas de
lado se ve claro como la luz del sol, que Dios a nadie dejará impune, aunque
aparentemente pasen sin castigo los crímenes de los gobernantes, que mueren con
honores, además de los crímenes de tantos asesinos, que estaban ocultos, pues
toda alma, al permanecer, según Jesús, vuelve y tiene que pagar o recibir
beneficios según sean sus obras, y esa alma sufre igual que aquellos a quienes
hizo sufrir, sin saber que vino a esta tierra a pagar o a recibir bonificaciones,
como consecuencia de las obras de bien o de mal que hizo. Nada está oculto a los ojos de Dios y nada se
queda sin su justa, exacta y precisa recompensa. Lo que hagas a los hombres, eso te
harán. Juan bautista murió degollado,
porque Elías había degollado. Juan el
evangelista vuelve y hace lo que le fue encomendado desde hace dos mil años,
aunque ello esté oculto a los extraviados seguidores de Pablo y del autor
desconocido de la epístola a los hebreos, y les creen a sus falacias de que las
almas no pueden ni permanecer ni volver, a eso vino Pablo con todos los suyos,
a seducir y extraviar a las naciones, y vaya que lo han conseguido, tal cual lo
anunció Jesús.
264.
Pedro estaba destinado a la cautividad.
El
que está destinado a la cautividad, a la cautividad irá. “Y el que esté
destinado a morir por la espada, a espada morirá. En esto consisten la paciencia y la fe de los
santos, el que tenga oídos para oír, que oiga” (Apocalipsis 13: 9-10). Los que están destinados a la cautividad o a
la espada, no lo están por capricho de Dios.
Algunos
lo están porque lo que siembres eso cosecharás.
El más importante ejemplo de esto es el de Juan bautista, que fue
degollado, porque Elías había degollado.
No es un capricho de Dios, que juega con las vidas y a unos les da bienes
de toda clase, mientras que a otros los condena a nacer de padres drogadictos,
madres prostitutas, hijos de ladrones y asesinos, niños que son violados, o
asesinados, sin que aparentemente Dios los proteja o le importe su desgracia,
como si hubieran sido condenados por un azar siniestro desde antes de nacer.
Pero
no todas las personas que sufren alguna desgracia son porque están pagando algo.
Pues algunos vienen destinados a sufrir, para que en ellos se manifieste la gloria
de Dios. Los discípulos le preguntaron a
Jesús sobre el hombre que había nacido ciego, y llevaba ya treinta y nueve años
ciego, si era que él había cometido algún pecado o estaba pagando algo malo que
hicieron sus padres. Jesús les contestó
que ese hombre había nacido ciego para que se manifestara en él la gloria de
Dios (Juan 9:3).
Así
mismo se puede decir de Jesús que estaba destinado a la cruz, no por sus
pecados, sino por los de todo el mundo.
Esteban estaba destinado a morir apedreado por una multitud al mando de
un tal Saulo de Tarso, un fariseo asesino.
Pedro fue destinado por Jesús para ir a la cautividad de la gran
Babilonia. Cautivo de Pablo. Mientras pasan “los tiempos de las naciones” y es
restaurada la verdad que había sido pisoteada. Las enseñanzas de Pablo y las
del "desconocido" autor de la epístola a los hebreos, taparon con un
fino velo invisible, estas verdades de Jesús sobre la vida de las almas. Sobre
su permanencia en la Tierra y sobre la posibilidad de volver las almas.
265.
Dios es Dios de los que están vivos, no de los muertos.
Dios
no es Dios de muertos, sino que es Dios de vivos, según enseñó Jesús. Jesús enseñó que Dios es el Dios de Abraham,
de Isaac y de Jacob, porque para Dios todos vivimos al tiempo (Mateo 22: 31-32)
(Lucas 20: 37-38). Para Dios no hay
tiempo, para Dios no hay un ayer, un hoy, un mañana, pues Dios es eterno. Por eso es por lo que el Padre y Jesús ya
saben “cómo les fue a todos los humanos” en esta vida, pues para ellos dos ya
se dio el juicio final. Dios no está
pendiente de lo que va a suceder en el porvenir. Para Dios todo sucede en un
instante llamado eternidad. Ya sabe Dios
quien se salvó y quien se condenó a sí mismo con su libre albedrío.
También
Jesús dice que Él es la resurrección y la vida. Que aquel que crea en Jesús no
morirá para siempre. Y todo aquel que vive y cree en Jesús, aunque esté muerto,
vivirá. Dice el apocalipsis, que los
hombres buscarán la muerte, y la muerte huirá de ellos. Jesús hablaba en el
monte de la transfiguración, con Moisés y Elías, vivos, delante de Pedro,
Santiago y Juan.
Todas
esas enseñanzas de Jesús, sobre la permanencia de las almas, han sido
desestimadas, por los seguidores de las enseñanzas del "desconocido"
autor de la epístola a los hebreos. Para
su propia perdición se engañaron las naciones, se dejaron seducir de las
palabras unos simples seres humanos, como Pablo. Se fueron más allá de de las
enseñanzas de Jesús. Traspasaron a Jesús por creerle al autor de la epístola a
los hebreos.
266.
Jesús enseñó sobre portadores de espíritus.
“Cuando
el espíritu inmundo sale del hombre, pasa por lugares áridos buscando descanso
y no encuentra reposo. Entonces dice: 'Volveré a mi casa de donde salí'; y
cuando llega, la encuentra desocupada, barrida y arreglada. Entonces va, y toma consigo otros siete
espíritus más depravados que él, y entrando, moran allí; y el estado final de
aquel hombre resulta peor que el primero.
Así será también con esta generación perversa" (Mateo 12:
43-45).
Algunos
espíritus son bondadosos, pero otros son perversos, según enseñó Jesús.
Jesús
expulsó siete espíritus de la magdalena, y el endemoniado de Gerasa tenía una
legión de espíritus. Además, el espíritu de Elías vivía en Juan el bautista,
sin que Juan supiera que él era Elías.
Se entiende entonces que los espíritus que habitan en seres humanos son
espíritus de otros seres humanos. No espíritus puros malignos, ni espíritus de
animales, ni espíritus de plantas, son espíritus de seres humanos. Según Jesús es normal que los humanos sean
portadores de espíritus, portadores de almas.
Los espíritus moran en personas que les son afines por sus obras. Por
tanto, si alguien obra el bien, portará espíritus obradores del bien, pero si
alguien obra lo malo, portará espíritus afines a sus obras. Pero ¿Dónde moran
los espíritus? ¿En los cuerpos o en las mentes?
267.
Los apóstoles no terminaran de recorrer las ciudades de Israel.
Jesús
enseñó que cuando a sus discípulos los persiguieran en una ciudad, huyeran a
otra ciudad. Y si en esa los persiguen, huyan a una tercera ciudad. Que no
acabarían de recorrer las ciudades de Israel antes de que viniera el hijo del
hombre (Mateo 10:23).
Van
dos mil años, las ciudades del Israel espiritual se han multiplicado, con la
expansión de la gran Babilonia, la que lleva cautivo al pueblo de Israel
espiritual la roma que recibe las palabras de Pablo como palabra de Dios. Jesús no ha vuelto, y sus apóstoles murieron
hace siglos. Pero Jesús no se equivocó,
cuando dijo que ellos no terminarían de recorrer las ciudades de Israel antes
de que Jesús vuelva por segunda vez.
Hay
que hallar en las enseñanzas de Jesús la verdad de la vida de las almas y como
es su permanencia en la tierra, aunque los cuerpos mueran. En el cristianismo contaminado por las
enseñanzas de Pablo y por la epístola a los hebreos, son despreciadas muchas de
estas enseñanzas de Jesús. Por eso,
después de dos mil años, hay mucha confusión entre las naciones, que ignoran a
fondo las enseñanzas de Jesús. Pues les fueron reemplazadas por las epístolas de
Pablo y del autor de la epístola a los hebreos.
Es verdad que los doce no han terminado de recorrer las ciudades de
Israel. Pero para entenderlo es necesario no adorar como de Dios las enseñanzas
de Pablo y de sus seguidores.
268.
Nada hay encubierto que no llegue a revelarse.
Jesús
enseñó que nada hay escondido que no llegue a descubrirse. Parecería que Jesús se equivocó, porque
muchos seres humanos se fueron a la tumba con secretos, de obras buenas. Y
también secretos de crímenes, que aparentemente se quedaron impunes, sin
castigo, sin saber quién fue el autor.
Pero si es verdad que las almas no mueren, si es verdad que nada se
queda oculto y si es verdad que nada se queda sin su recompensa, buena o mala,
en esta Tierra, entonces es porque es verdad que algunas almas no se van. Por
lo que se entiende que las personas pagan el mal y reciben premios, por el bien
que hicieron, aunque de momento está oculto a sus ojos.
Los
que se deleitan en la maldad ignoran esta ley de Jesús. Pues sabrían que tarde
o temprano, así sea siglos después, recogerán todo aquello que sembraron (Mateo
10:26). Por eso se ve en esta Tierra
tanta aparente injusticia de Dios, cuando a muchos les suceden males
inexplicables, mientras que algunos otros todo les sale aparentemente bien.
Si
no fuera por las palabras de Pablo y la epístola a los hebreos, el pueblo
sabría la verdad. Los paganos y los impíos se abstendrían de muchos males, y
todos los seres harían mucho bien. Puesto que nada se queda sin su recompensa. El probador, el falso profeta Pablo y sus
seguidores, han de recoger el fruto de su trabajo. Los seguidores de Pablo no
van a poder decir que los engañaron, sino que ellos mismos se engañaron con palabras
humanas que recibieron como palabras de Dios.
269.
Cuando Jesús venga por segunda vez, todo ojo le verá.
Dice
el apocalipsis, que el día que venga el Señor, de improviso, con poder y
majestad, sobre las nubes del Cielo, todo ojo le verá. Y lo verán los que le
traspasaron. Y se lamentarán todas las tribus de la Tierra.
Al
decir que todo ojo le verá, no está diciendo que todos los ojos que estén en
esos momentos sobre la Tierra le verán. Está diciendo que todos los ojos de todos
los humanos le verán ese día. Ese día todos los ojos humanos estarán sobre la
tierra y sabrán que siempre estuvieron. Para que todo ojo le vea es necesario
que sin que haya una resurrección masiva previa, ostensible, todos estemos
aquí, y el Señor se presente a la hora menos pensada. Para Dios todos estamos
vivos hasta la muerte del alma, porque no somos cuerpos sino almas.
Y
al decir que se lamentarán todas las tribus de la Tierra, son todas. No excluye
a los cristianos, dice todos. Todo ojo
le verá y todo ojo se lamentará de alguna manera. Pero los que recibieron como
de Dios las palabras de Pablo se lamentarán aún más.
270.
Jesús eligió a Juan para que lo reciba en su venida.
Todas
las palabras que habló Jesús se han de cumplir, aunque en principio parezcan imposibles
para los seres humanos. La segunda parte
de la estrategia de Jesús con el apóstol Juan, llega a consumarse completamente
cuando Jesús le dijo a Pedro, que si Él, Jesús, deseaba que Juan permaneciera
hasta que Jesús viniera, así se cumpliría. Con lo cual estaba decretando que
así sería. Pues Jesús no hablaba por hablar. Ni Jesús hablaba por jugar. Ni
mucho menos Jesús hablaba por adornar las palabras. Ni por ver que gesto
hacían, o que iban a contestarle, las personas que lo oían. Además, Jesús no se
equivoca.
Toda
palabra hablada por Jesús es verbo vivo, es verbo creador, es verbo
celestial. Jesús no dijo que el apóstol
Juan no moriría, no dijo Jesús que el cuerpo de Juan viviría miles de años. Sino
que Jesús dijo que el alma de Juan permanecería hasta que Jesús volviera,
después de los milenios que ya han pasado. No hablaba Jesús, al decir que Juan
permanecería hasta su venida, que Juan en cuerpo y alma permanecería. Sino
solamente hablaba Jesús del alma de Juan.
Pasó
semejante que, con el otro Juan, el bautista, el del antiguo testamento, que dijo
Jesús que era el portador de la segunda parte del espíritu de Elías. Ese Juan
bautista era Elías. Pero cuando los judíos le preguntaban si él era Elías,
contestaba sin dudar que no lo era. Porque para Juan bautista estaba oculto que
era Elías. No porque Juan bautista tuviera el cuerpo de Elías. Sino porque era
el portador del alma de Elías. Juan
bautista era Elías, pero él ignoraba que era Elías. Pero a los ojos de Dios,
Juan bautista y Elías eran la misma persona, por el alma, porque para Dios la
carne no es lo que nos hace personas, sino el alma. El alma que no muere, sino
hasta el día del juicio final.
De
los dos juanes, tanto de Juan el bautista, como de Juan el evangelista, sus
almas permanecieron en la Tierra más allá de la vida de sus cuerpos. Esas almas
estuvieron en más de un cuerpo. Sus almas atravesaron los siglos, vivas aquí en
la Tierra. Sus almas, es decir, esas personas, hicieron trabajos para Dios. Cumplieron
misiones en un siglo y volvieron a hacerlo siglos después. Justo los dos
comisionados de preparar la venida de Jesús en sus dos venidas. Ambos, por coincidencia celestial tienen el
nombre de Juan.
271.
¿Juan ha permanecido dos mil años en la Tierra?
¿Cómo
puede ser esto? ¿Después de dos mil años, ese mismo Juan está entre nosotros y
ni él ni nosotros lo conocemos? ¿Dónde
estará el apóstol Juan ahora? ¿Cuál
cuerpo ocupa su alma? ¿Qué lenguaje
habla? Tal vez, (al igual que Juan el
bautista), este Juan ignora que es Juan, hasta que se revele lo que tenga que
hacer para Jesús en momentos dados de la historia. Así como el bautista
ignoraba que era Elías, este Juan, estará en la Tierra y no sabe que es
portador del alma de Juan el apóstol. Quien sabe quién reciba a Jesús En su
segunda y no sepa que es Juan.
Según
las enseñanzas de Jesús, este Juan ha permanecido en silencio y en secreto, al
cuidado del verdadero cristianismo, al cuidado de la virgen, que se va a
desposar con el cordero. Ha pasado el espíritu de Juan desapercibido por todas
las naciones, a la espera del tiempo señalado para él por Jesús.
Un
Juan recibió a Jesús la primera vez que vino y un Juan va a recibir a Jesús la
segunda vez que venga. Dos Juanes
reciben a Jesús en sus dos venidas. Y esos dos Juanes tienen doble porción de
espíritu, tienen el don de ser videntes. Y de los dos Juanes es la segunda
porción de espíritu la que recibe a Jesús. En las únicas dos veces determinadas
por el Padre para que Jesús, el cordero que está delante del trono, venga a la
Tierra a cumplir su misión celestial.
272.
Juan debe aparecer con un librito abierto.
Juan
recibió ese librito abierto, de las manos de un ángel y se le dijo: “Es preciso
que de nuevo profetices a los pueblos y lenguas” (Apocalipsis 10:11). Con esa profecía, Juan debe reconstruir el
templo de las verdades de Jesús y sus doce apóstoles, que fue destruido por
Pablo, con sus enseñanzas. Las verdades
que se dirán sobre el cristianismo no serán diferentes a las enseñanzas de
Jesús y su doce apóstoles. Solo que ya no serán más reverenciadas las
enseñanzas de Pablo, como palabras de Dios. Y esa sola diferencia hará que los
cristianos vean la luz de la palabra de Dios. No la verán como un reflejo que
ven unos prisioneros, en una cueva de ignorancia, por causa de unas falacias
que vendan sus ojos. Sino que estarán frente a frente ante la presencia de Dios
en sus cuatro evangelios, en sus escrituras sagradas. Verán la luz, no un
reflejo engañoso. No solo le es dado un
librito abierto, sino que Juan recibe la orden de volver a profetizar, volver a
enseñar la verdad de Jesús, la verdad traspasada.
273.
Juan debe medir la verdad de Jesús.
También
dice el Apocalipsis, que a Juan le fue dada una caña de medir que usaban los
constructores de ese tiempo. Se le ordenó que midiera el templo de la verdad,
que había sido destruido. Le fue dado a Juan, de las manos del ángel, el poder
de medir las verdades, diferenciándolas de las aparentes verdades. Y le fue
dado a Juan, al descubrir para los cristianos la verdad pura, sin añadiduras,
el poder de reconstruir el Templo de la verdad de Jesús. Templo que había sido
profanado y pisoteado, por las naciones seducidas por las enseñanzas de Pablo.
Viene la reconstrucción del templo por Juan. La cautividad del pueblo de Dios
en la Gran Babilonia espiritual, seducidos por las enseñanzas de Pablo ha de
terminar con Juan volviendo y midiendo la verdad.
Le
fue dicho a Juan, que no midiera el atrio exterior del templo de la verdad de
Jesús. Porque había sido entregado a los gentiles. Había sido entregado el
atrio exterior a la Gran Babilonia, dado a Pablo el césar romano espiritual. (Al
atrio del templo del pueblo de Israel, podían entrar los gentiles, más no
podían entrar al templo). Le fue dicho a
Juan, que los romanos, los lobos, al comando de Pablo, pisotearían la ciudad
santa, que es la verdad de Jesús. Le fue dicho a Juan que los hijos de la loba
(Roma), los hijos de la ramera pisotearían el templo sagrado de la verdadera
palabra de Dios. Pisotearían la ciudad santa, por un tiempo determinado,
llamado los tiempos de las naciones. Un
tiempo de la niebla, en el cual han reinado ya por dos mil años, el engaño y la
impostura de recibir como de Dios las palabras de Pablo.
Realmente
había un gran secreto bajo las catacumbas romanas. Un secreto guardado debajo
de la gran piedra de base sobre la cual Jesús levantará su templo. La revelación del secreto, sobre la verdadera
identidad de Pablo, abre las puertas de las catacumbas romanas, a las
multitudes que desean conocer bien a Jesús de Nazaret. Miles de millones de personas desearon
escuchar palabras que dieran luz, sobre la gran confusión de las naciones. Porque
no alcanzan a entender la verdadera justicia de Dios, debido a las palabras de
Pablo plantó desde el principio del cristianismo. Las multitudes no pueden entender el
cristianismo, porque la iglesia que reciben al nacer, con el paso de los siglos
ha tenido demasiadas contradicciones innegables. Las gentes se salen de la fe porque están
llenos de dudas y de preguntas sin solución.
Siempre
se supo que, en las criptas de la Roma espiritual, en las catacumbas
espirituales, estaban enterrados grandes secretos. Además, siempre se supo esos
secretos que trasformarán en un instante, con solo ser revelados, la historia
del cristianismo. Siempre se supo que se revelarían grandes traiciones
secretas, inesperadas e insospechadas. Y
es la verdad lo que suponían. Pero no esperaban oír que el verdugo de los seres
humanos era aquel en quien más habían confiado. No sabían cómo fue que Pablo,
entró en la huerta, sembró cizaña y Jesús dio la orden de dejar crecer la
cizaña hasta el día de la cosecha.
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