120. La lucha de Jacob y el ángel (Génesis 32: 25-33).

120. La lucha de Jacob y el ángel (Génesis 32: 25-33).
La noche antes de que Jacob entrara de nuevo en la Tierra prometida, con temor, por la amenaza de su hermano Esaú, de que lo mataría por haberle robado la primogenitura. Esa noche, sin saber cómo ni de donde, la escritura dice que, muy entrada la noche, Jacob luchaba con un ángel misterioso, luchaba contra su oponente y ese oponente debía bendecirlo, antes de entrar en la Tierra prometida.  Ese ángel tenía que bendecirlo, pues sin su bendición Jacob no podía entrar en la Tierra prometida, necesitaba Jacob la autorización de ese ángel. 
Se suponía que ese ángel sabía la orden de Dios de bendecir a Jacob en todo y más en lo de su primogenitura.  Lo raro es que ese “ángel de Dios” se oponía a que Jacob entrara en su promesa, no lo quería bendecir, y en eso, según parece, obedecía a Dios el ángel.  ¿Cuál es el ángel creado por Dios, que nos impide entrar en el paraíso, a todos los seres humanos y sin cuyo permiso nadie puede entrar?  Su nombre es Luzbel, ángel de Dios, que obra para probarnos, obedeciendo órdenes de Dios. 
El ángel, como cosa muy extraña en un ángel, le suplicaba a Jacob que lo soltara, pues Jacob lo tenía agarrado por los brazos, exigiéndole que lo bendijera para poder entrar en la tierra prometida, y ya venía la luz del sol y ese ángel no podía ver la luz del sol.  El único ángel de la oscuridad es Luzbel, ahí se está revelando su verdadera identidad.  Pero además Jacob le decía que le dijera su nombre y ese ángel de Dios, le decía que no le podía revelar su nombre.  También el único ángel que en un momento dado no puede darnos a conocer su verdadero nombre es Luzbel.  Ahí se ve camuflado Luzbel, está de incógnito, no puede revelar su identidad, no puede ver la luz del sol, es el encargado de tratar de impedir la entrada de todo ser humano al reino de los Cielos, al Paraíso, a la Tierra prometida, el ángel de la prueba, el ángel que nos obliga a ser perfectos, pues si no lo somos, nos impide la entrada al reino de los Cielos.
A nadie deja entrar Luzbel al Cielo, obedeciendo sumisamente, órdenes directas de Dios todo poderoso.  Solo el que se niegue a sí mismo, el que crucifique su ser, el que crucifique su carne y mueran sus pasiones, solo ese entra al Cielo, porque ese ángel Luzbel fue puesto a la entrada de la tierra prometida para que a nadie deje entrar.  Todo aquel que se niegue no es alguien, por lo tanto, es nadie y nadie entra al Cielo, por lo que el que se niegue, ese sí entra.
En realidad, nadie es fuerte contra Dios, por lo que el ángel trató de engañar a Jacob, pues le cambió su nombre, que quería decir tramposo, por el nombre de Israel, que supuestamente quiere decir, fuerte contra Dios.  Es todo un absurdo que alguien pueda ser fuerte contra Dios, nadie es fuerte contra Dios, nadie tiene derecho a entrar a la fuerza al Cielo.  Tal vez Jacob si fue fuerte contra ese ángel, puesto que todo hombre puede vencer a ese ángel probador, engañador, usurpador, que cumple órdenes de Dios.  Todo aquel que venza sobre ese ángel, también entrará al cielo, y el que no salga vencedor de ese ángel no podrá entrar tampoco al Cielo. Todo aquel que lo vence negándose no es alguien, es nadie, por cuanto se cumple que por siempre y para siempre a nadie dejará entrar Luzbel al Cielo.



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