126. Si un ser luminoso se aparece y te dice que es Dios, le crees.

126. Si un ser luminoso se aparece y te dice que es Dios, le crees.
Si oyes una voz que te habla de la nada, y te dice que es Jesús, tú le crees a esa voz lo que te diga.  Si esa voz te dice que es Dios, crees que es Dios, a menos que le creas a Jesús, que previamente te ha alertado sobre esas voces y sobre esos seres luminosos que se aparecen, diciendo Jesús que muchos vendrían en su nombre, que dirían que son Jesús que volvió a la Tierra y se le apareció a un ser humano, cuando Jesús no volverá sino hasta cuando venga con poder a juzgar a todo el género humano. 
Si se te aparece un ser luminoso, con poderes y te dice que es Dios, pasas todo el resto de tu existencia seguro de que hablaste con Dios, que Dios se te apareció, a menos que Jesús, te enseñe y le creas que nadie ha visto jamás a Dios, sino solamente los que vieron a Jesús, porque el Padre es imposible de ver, crees que solo el que ha visto a Jesús ha visto al Padre, nadie más
¿Cómo reconocer entonces la verdad en medio de las falacias?  Solamente conociendo la voluntad perfecta de Dios, solamente conociendo las enseñanzas de Jesús, las de los cuatro evangelios de Jesús y creyéndole a esas enseñanzas, por encima de toda autoridad humana, puedes saber cuándo hay verdad y cuando no, en el que te habla, aunque se te aparezca como un ser luminoso y te diga que es Jesús y mediante dos o tres milagros, te hagan creer a ti que en verdad se apareció Jesús. 
Para luego, por medio tuyo, le hagan creer a todos los demás cristianos de la tierra y de todos los tiempos, que Jesús volvió a la tierra para hablar con un hombre, haciendo una excepción, después de que les dijo a los doce apóstoles que no volvería hasta el final de los tiempos a juzgar a toda la humanidad. Después de que se fue a la vista de ellos, y se despidió de ellos doce.  Además, según está escrito, dos ángeles confirmaron en ese momento que ese Jesús que ellos habían visto subir al Cielo, no volvería sino hasta el día final a juzgar a toda la humanidad.
El poder de Luzbel llega hasta descender del cielo, autorizado por Dios y decirles a los hombres a los que se les aparece: yo soy Jesús el que contigo habla (Hechos 9: 5).  Hasta allá llega el poder de Luzbel, poder que le fue dado por Dios, no le fue dado a Luzbel todo ese poder por otro Luzbel más grande.  Si Luzbel no pudiera hacer eso de hacerse pasar por Dios y hablarnos como si él, Luzbel, fuera Dios, no lograría engañar a miles de millones de seres humanos, no habría tal prueba autorizada de parte de Dios.



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