CAPITULO 14
TRES QUERUBINES SEMEJANTES
Y UNO DIFERENTE
1. Son tres y uno.
Aquí en la Tierra, esos cuatro libritos, son las ruedas que vio el profeta Ezequiel, debajo de los vivientes celestiales, y esos cuatro libritos están unidos, entrelazados. Los cuatro evangelios, aquí en la Tierra, se llaman: Mateo, Marcos, Lucas y Juan, por ser los nombres de los escritores de la revelación descendida del Cielo. Pero allá, delante y alrededor del Trono de Dios, esos mismos cuatro seres se llaman ángeles, querubines, serafines, o vivientes, con rostro de hombre (ángel), rostro de león, rostro de buey y rostro de águila voladora. Unos y otros, los libros en la Tierra, y los querubines en el Trono de Dios, son los mismos.
Hay tres evangelios llamados sinópticos, que narran las obras que hizo Jesús sobre la Tierra, que describen lo que hizo Jesús y lo que le hicieron los humanos. También describen enseñanzas de Jesús sobre el reino de los cielos. Pero hay otro evangelio diferente a los tres sinópticos, el evangelio que escribió Juan, el discípulo que Jesús más amaba, evangelio llamado espiritual. Este describe más, lo que Jesús pensaba, y narra las enseñanzas privadas, que Jesús les hablaba a sus doce apóstoles.
Son tres querubines, puestos en su lugar delante y alrededor del trono de Dios, tres querubines que ya dieron en la Tierra testimonio de Jesús. Diferente a los tres, hay un águila volando permanentemente alrededor del Trono de Dios, está en actividad, pues aún debe el águila profetizar, hasta el final de los tiempos, según le profetizó Jesús a Juan. Hay uno de los querubines activo, un espíritu de profecía, un viviente, que permanece presente hasta la venida de Jesús. Ese querubín es Juan, el águila, que debe volver a reconstruir el templo de Dios, el de la palabra de Dios, que está destruido por los engaños de Pablo, el cesar espiritual, que tiene secuestrada a la verdad de Jesús, en Roma, que es Babilonia, mientras pasan los tiempos de las naciones. Son tres sinópticos y uno diferente y son tres vivientes diferentes al águila que es “voladora”.
2. El orden de los evangelios según Juan.
Los profetas que vieron a los vivientes delante del trono de Dios, los describen en dos órdenes diferentes. El orden en que fueron vistos por Juan los cuatro vivientes, es posible que sea su orden de aparición aquí en la Tierra, el orden que se supone que fueron escritos por los evangelistas, (Apocalipsis 4:7). Se cree que primero fue escrito el evangelio de Jesús según Marcos (León), luego el evangelio de Jesús según Lucas (Toro), luego el evangelio de Jesús según Mateo (Ángel) y por último el evangelio de Jesús según Juan (águila voladora). Podemos decir que Juan veía más del Cielo a la Tierra y Ezequiel veía más desde la Tierra. Juan los vio en el orden que fueron escritos, y Ezequiel los vio en el orden en que por siglos han sido presentados a la humanidad porque así representan como han de llegar a toda la humanidad, desde Jerusalén hasta los confines de la Tierra.
Según Juan: Marcos, Lucas, Mateo, Juan.
Según Ezequiel: Mateo, Marcos, Lucas, Juan.
3. El orden de los evangelios según Ezequiel.
Ezequiel describió los rostros de los cuatro vivientes que vio junto al río Quebar en el mismo orden, en el cual han estado en la Biblia, durante miles de años (Ezequiel 1:10). Es decir: Ángel (Mateo), León (Marcos), Buey (Lucas) y Águila (Juan).
El evangelio de Jesús según Mateo es el evangelio de un israelita a los israelitas. El evangelio de Jesús según Marcos es el evangelio de un israelita a los gentiles y el evangelio de Jesús según Lucas es el evangelio de un gentil a los gentiles. Ese es el orden, desde Jerusalén hacia todas las naciones.
Con estos tres evangelios sinópticos, el mensaje de Dios se hace extensivo, universal, desde el pueblo de Dios, desde el pueblo de Israel a todas las naciones gentiles, que no eran israelitas, y que nada sabían del Dios verdadero. Así Jesús, se dio a conocer a todos los pueblos, las razas, las lenguas de la Tierra.
Por último, el evangelio de Jesús según Juan es el evangelio de como pensaba Jesús a un nivel más profundo y alto, es para los que ya son seguidores de Jesús.
4. Primero Mateo, semilla del cien por ciento.
El primer querubín de las visiones de Ezequiel es el evangelio de Jesús según Mateo. El evangelio de Jesús según Mateo es el serafín, con rostro de ángel, o de hombre, y según la parábola del sembrador, es la semilla descendida del cielo y sembrada en buena tierra, que ha dado frutos al ciento por ciento (Mt 13: 1-15).
En este evangelio, las condiciones para seguir a Jesús, según las palabras de Jesús, son más estrictas que en los otros dos evangelios sinópticos, y por lo tanto son cien por ciento fructíferas, más que en los otros dos evangelios, dirigidos a los gentiles, a las naciones. Por ejemplo, los discípulos que salían a predicar las enseñanzas de Jesús no debían llevar dinero, ni dos mudas de ropa, ni calzado, ni bastón (Mt 10: 9-10). A más exigencia, más negación de sí mismos y por lo tanto más frutos.
El pueblo israelita podía dar al cien por ciento los frutos, más que los pueblos gentiles, pues los israelitas tenían más disciplina, ya estaban acostumbrados a las leyes de Moisés, que les permitía a los profetas subsistir sin bienes materiales, con humildad, tomando el alimento diario de las huertas, porque así estaba escrito en la ley de Moisés. Era un pueblo generoso por ley. Pero entre los pueblos gentiles, a los que fueron dirigidos inicialmente los evangelios escritos por Marcos y por Lucas, las leyes no decretaban la generosidad con el pobre, con el profeta, con el huérfano y con la viuda.
En el pueblo de Israel, según la ley, un ser humano podía sobrevivir simplemente siendo profeta, siendo peregrino. Por eso la enseñanza de Jesús en este evangelio es más austera, a tal punto que no acepta que los discípulos lleven dos mudas de ropa, ni calzado, ni bastón, ni dinero, sino sueltos, totalmente libres, totalmente expuestos a la voluntad de Dios, la más absoluta perfección de la libertad.
5. Segundo Marcos, semilla del sesenta por ciento.
El segundo querubín de las visiones de Ezequiel es el evangelio de Jesús según Marcos, secretario personal e hijo espiritual de Pedro (1ª Pe 5:13). Que es el querubín con rostro de león. Es la semilla descendida del cielo y sembrada en la tierra, que ha dado frutos al sesenta por ciento. Es el segundo porque es el evangelio de un israelita a los gentiles convertidos de Roma.
En el evangelio de Jesús según Marcos, el Señor es presentado como el hijo de Dios, como Mesías, pero no es presentado con todas las referencias, a las profecías propias del pueblo de Israel. Es un evangelio universal, donde Jesús es el salvador de todos. En este evangelio las condiciones para seguir a Jesús son un poco menos estrictas que en el evangelio de Jesús según Mateo, pues podían llevar bastón y sandalias (Mr. 6: 7-10). Entre los pueblos gentiles no había la posibilidad de una persona vivir tomando su sustento de las huertas y estar protegido por la ley.
Por eso quien se guíe por las instrucciones para predicar el evangelio, que se leen en el evangelio de Jesús según Marcos, que no es un israelita a evangelizando los israelitas, sino un israelita evangelizando a los gentiles, que residían en Roma, son menos rígidas, al poder llevar sandalias y bastón (Mc 6: 8-10). Dará un fruto de sesenta por ciento, no tan abundante como el primero, pero fruto bueno a fin y al cabo.
Porque, aunque el predicador sea israelita, los convertidos no están familiarizados con la ley de Israel ni con sus mejores costumbres de dar sustento al profeta, al peregrino, al huérfano y a la viuda, y por lo tanto ha de verse el predicador con la tarea de velar por su propio sustento entre el pueblo gentil.
6. Tercero Lucas, semilla del treinta por ciento.
El tercer querubín, con rostro de buey, de las visiones de Ezequiel es el evangelio de Jesús según Lucas. Es la semilla descendida del cielo y sembrada en la tierra, que ha dado frutos al treinta por ciento (Lucas 9: 3) (Lucas 10: 4) (Lucas 22: 35-38).
El evangelio de Jesús según Lucas es el evangelio de un gentil a los gentiles. En el evangelio según Mateo la genealogía va del pasado desde Abraham, hasta Jesús. Este evangelio según Lucas describe una genealogía desde Jesús hasta Adán. Jesús es hijo de Adán, e hijo de Dios. En este evangelio Jesús vino a salvar no solo al pueblo de Israel, sino a toda la humanidad. Esa es la razón de que un gentil, ajeno al pueblo de Israel, hubiese sido elegido por Dios, obviamente, desde la eternidad, para dar testimonio de Jesús, en el grupo de los cuatro vivientes, en el selecto grupo cerrado de los cuatro evangelios.
Entre las naciones gentiles, no hay leyes que obliguen a los productores de bienes materiales, a darles a los profetas, con qué alimentarse, como ocurría en el pueblo de Israel, que por la ley de Moisés. Por esto decía Jesús, en el evangelio según Lucas, a los que iban a ser predicadores entre los gentiles, que no dependieran para su subsistencia, de aquellos a quienes debían predicar el evangelio del reino de Dios. Porque entonces no serían libres de decir lo que Jesús había enseñado a su pueblo. Si los mensajeros de Dios reciben paga de las ovejas, por su predicación, su mensaje estará condicionado por las creencias de las ovejas, dando pie a que sea vendido el evangelio, el cual, según Jesús, ha de darse gratis.
En el evangelio de Jesús según Lucas (Lucas 22: 35-39), dice que el que tenga un monedero, que lo lleve, así mismo el que tenga una bolsa, que la lleve. Debido a que hay que llevar bolsa material y espada espiritual entre los gentiles y se pierde mucho tiempo en ello, hay muchos menos frutos verdaderos y abundantes entre los gentiles para los siervos de Dios, pero son frutos celestiales, son frutos de verdad, es ese treinta por ciento real y verdadero de la parábola del sembrador, que es la buena cosecha de los siervos sembradores de la palabra de Jesús entre los pueblos gentiles.
7. El cuarto querubín de las visiones de Ezequiel.
El evangelio según Juan es el querubín, no ya con cuerpo de ángel y rostro de un ser viviente, como los otros tres querubines, sino todo él con forma de águila volando, no águila quieta, sino águila volando. Es el cuarto ser viviente visto por todos los profetas delante del trono de Dios y es el cuarto de los evangelios en ser presentado en las escrituras.
En el evangelio según Juan, se cumple a la perfección la enseñanza de Jesús, que dice que los últimos serán los primeros. Juan está de último en orden y en ser entendido por los pueblos.
El evangelio según Juan es diferente a los otros tres, y por eso se sabe que coincide con el viviente que está en actitud diferente. Los otros tres vivientes tienen rostros diferentes, pero el cuarto viviente toda su forma es diferente, tiene cuerpo de águila. El águila está en actividad permanente por los siglos delante del trono de Dios, no está asentada en lugar alguno, fue vista volando por siempre, lo cual no se dice de los otros tres vivientes. Es que Jesús hizo reposar en Juan, su apóstol preferido, todo espíritu de profecía (Apocalipsis 10: 11) (Juan 21: 20-24)
En el Apocalipsis dice que a María le fueron dadas alas de águila grande, y Jesús entregó a María en manos de Juan, para que la cuidara (Juan 19:26-27). Esas son las alas de águila que le fueron dadas a la Iglesia virgen, a la iglesia virgen, para que volase al desierto, oculta, mientras pasan los tiempos de las naciones. Jesús le entregó su madre a Juan, para que la oculte de la bestia, del falso profeta, que es Pablo. Para que la oculte mientras pasan los tiempos de las naciones, extraviadas en pos de las falaces enseñanzas de Pablo, que pisotearán la verdad de Jesús, durante un tiempo autorizado por Dios. En ese tiempo sus doce apóstoles y los cuatro evangelios de Jesús, serán despreciados y pisoteados, vencidos temporalmente por las falaces enseñanzas de Pablo. María es el símbolo de la Iglesia virgen, la iglesia sin contaminación, la de los doce apóstoles, la cual se va a desposar con el cordero (Apocalipsis 12: 1-6 y 14).
El viviente con forma de águila voladora, más que un evangelio, es toda una entidad profética, que escribe el apocalipsis y ha de estar en la Tierra el día de la segunda y última venida de Jesús. Esa es la doble herencia que recibió Juan, el primogénito espiritual de Jesús.
Dijo Jesús que Juan permanecerá hasta que El vuelva (Juan 21: 20-24). Le fue revelada por Dios, a Juan, la profecía del Apocalipsis (Apocalipsis 1: 1-20). Le es dado a Juan un librito, que debe recibir de las manos de un ángel (Apocalipsis 10:8-11). Juan será enviado de nuevo a profetizar a los pueblos, a las naciones, a las lenguas. Le fue dada a Juan por un ángel, una caña de medir, para que midiera el templo, para reconstruirlo, pues el templo de las enseñanzas verdaderas de Jesús estaba destruido (Apocalipsis 11:1-2) por las naciones extraviadas por las enseñanzas de Pablo.
El águila aún tiene la palabra hasta el final de los tiempos y de la consumación de todas las cosas. Toda profecía está, hasta el final, en la boca y en las manos del águila de alas grandes, que es Juan y sus escritos. Por todo el tiempo de su permanencia, el águila ha tenido, tiene y tendrá la palabra final.
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