208. Los doce vieron a Jesús en cuerpo.
De los doce se despidió Jesús, y ellos lo vieron subir al Cielo, después de decirles que volverá al final de los tiempos a juzgar a la humanidad. El Señor Jesús subió al Cielo, a la vista de ellos. Jesús se despidió de ellos y luego no ha descendido, ni en cuerpo ni en espíritu, a hablar con otras personas, o perseguidores, o profetas, para enviarlos por aparte a misiones especiales.
Jesús, no bajaría del Cielo, ni en carne ni en espíritu, luego de haberse ido, en presencia de los doce, sin que ellos lo supieran o fueran informados por Él. ¿Qué importancia tiene esto? Es importante recordarlo, porque Pablo (y muchos más seres humanos) han dicho que Jesús se apareció, ya fuera en espíritu, o en carne. Miles han dicho que Jesús habló con ellos, que los envió a una misión, por lo cual se sabe que mienten.
Los doce no vieron el Espíritu de Jesús. Nadie puede ver el espíritu de Jesús. Jesús no se aparece en espíritu, puesto que Jesús es Dios transformado en carne, es el cordero, que fue degollado, y por eso resucitó en carne. Así, degollado y resucitado, ha estado, está y estará, por toda la eternidad, delante del trono de Dios, en medio de los cuatro vivientes.
De la Trinidad, Jesús es el Hijo, Jesús es la carne. Jesús es el cuerpo del Espíritu santo, y a su vez el Espíritu santo es el espíritu de Jesús. La única forma de ver el cuerpo del Espíritu de Jesús es viendo el cuerpo de Jesús. No hay otra forma de ver al Espíritu de Jesús, sino viendo a Jesús. Nadie puede ver al Espíritu de Jesús en cuerpo, sino es viendo a Jesús, a quien vieron los doce.
El Espíritu de Jesús es enviado a los seres humanos por su portador, que es Jesús, pero el Espíritu de Jesús no es visible, es verbo (palabras escritas y habladas). Por tanto, cuando Pablo, dice que lo vio, luego de haberse ido Jesús al Cielo, miente. Cuando dice que oyó a Jesús y le habló a Jesús, también miente.
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