209.
Judas infiltrado por Dios Padre.
No
fue que el padre, siendo supuestamente injusto con judas, decidió su perdición,
sino que antes de ser elegido para ser llamado al grupo de los doce apóstoles,
ya judas se había perdido para siempre. El Padre no iba a condenar a una
persona que previamente no se hubiera condenado ya, que no fuera un hijo de
perdición antes de ser llamado. El padre ya sabía que judas se iba a suicidar,
ya sabía que Judas no tenía posibilidad de entrar a su reino. Judas había de
ser un asesino, antes de ser llamado. Jesús lo sabía también. Si ellos dos no
superan eso, ninguno de los dos sería Dios.
Jesús
no hacía su voluntad, sino que siempre, sin excepción alguna, hacía la voluntad
del Padre. Por lo tanto, el Padre le dio la orden a Jesús, de infiltrar a Judas,
entre los doce, como una señal, como un símbolo del verdadero traidor, el falso
apóstol infiltrado en el número sagrado y cerrado de los doce, Pablo. Judas es como un anuncio de este otro hijo de
perdición, que iba a infiltrarse, por orden de Luzbel, pero contando con la
previa autorización de Dios. El propósito de infiltrar a Judas y a Pablo es poner
a prueba las almas de todos.
Cuando
Jesús llamó a Judas, ya sabían que ese llamado sería el sello final de la
condenación de Judas Iscariote. Pero
Jesús y el padre no dañaron a Judas Iscariote, sino que Judas Iscariote ya era
hijo de perdición, ya había elegido su propia perdición antes de ser llamado,
con sus obras. Pues de no ser así, el Padre hubiese elegido a otro que ya fuese
hijo de perdición. Así mismo Pablo había
elegido odiar al cristianismo y ser el primer asesino de los apóstoles y
seguidores de Jesús. A Pablo no lo
volvieron falaz, ni Jesús, ni el Padre, ya Pablo era el que era.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario