10. Doce bases eternas del muro de la nueva
Jerusalén.
Alrededor
de la nueva Jerusalén, la ciudad de Jesús, que desciende del Cielo y es eterna,
hay un gran muro, construido con piedras preciosas, rodeándola, protegiéndola,
guardándola. El muro de la nueva Jerusalén no es la Ciudad misma, porque la
ciudad es el cordero, según dice la escritura, pero el muro hace la parte exterior
de esa Ciudad de Dios.
Y
en cada uno de los únicos doce fundamentos eternos del muro de la nueva
Jerusalén, desde la eternidad, está grabado el nombre de, uno por uno, los doce
apóstoles de Jesús. Por tanto, se ha de
leer el nombre de Matías allí, no el nombre de Judas, ni el de Pablo. Si sus
nombres están escritos en las bases del muro que rodea a la nueva Jerusalén, y
esta es eterna, suponemos que esos nombres están ahí desde la eternidad
(Apocalipsis 21:14).
Son
doce cimientos de ese muro, ni uno más, ni uno menos. No son trece cimientos,
no puede haber un treceavo cimiento, un treceavo fundamento, una treceava
base. Pablo es un falso apóstol, es el
más falso profeta de todos los falsos profetas, es el más impostor de todos los
impostores, es el seductor de las naciones, es el usurpador del puesto de los
apóstoles de Cristo en el cristianismo.
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