216.
El puesto del treceavo para nadie siempre.
Los
doce apóstoles terminaron siendo los doce seres humanos más cultos que jamás ha
habido y que jamás habrá sobre la faz de la Tierra, puesto que nadie además de
ellos doce recibió de Jesús esas enseñanzas unidas a esa autoridad que Jesús
les dio.
Nadie
puede ser el treceavo apóstol. Nadie es
tan importante. El puesto del treceavo
apóstol ha estado reservado, desde la eternidad, para nadie. Es decir, está
reservado para todo aquel que se niegue de verdad a sí mismo, y al negarse
llegue a ser nadie. Ese ha sido, es y
será el treceavo apóstol, nadie. Todo
aquel que se niegue de verdad a sí mismo, todo aquel que de verdad crucifique
su carne, sus deseos, de acuerdo con las enseñanzas de Jesús, como ya no es
alguien, es nadie. Para ese ser humano,
para el que se niegue, para el que crucifique su carne y sus deseos, para el
que sea nadie, Jesús ha dejado este honor y este tesoro de ser el treceavo
apóstol, de ser uno con los doce, con Jesús y con el Padre. Para nadie más.
Llegará
el día en que millones de seres humanos, se nieguen de verdad a sí mismos, y
entonces tomen su cruz y claven en ella su propia carne y sus deseos. Por fin ocuparán la Tierra personas que se
nieguen de verdad, personas que le crean a Jesús y a sus doce apóstoles, y
cumplan de verdad la voluntad del Padre, de negarse a sí mismos. Como sí se
negaron Jesús y sus doce apóstoles, que eran uno con Jesús y con el padre por
su negación.
Negación
que no pudo tener Pablo, pues tenía que afirmarse a sí mismo, para probar y
tratar de extraviar a los cristianos. Pablo le enseño a afirmarse a sí mismos,
a hacer la caridad en público y hasta pregonarla. Les enseñó a sus cristianos a
hablar mucho de sí mismos.
Pero
por muchos que sean todos juntos los que sí se nieguen a sí mismos de verdad,
según enseñó Jesús, y no se nieguen aparentemente, como enseñó Pablo; por
muchos que sean, los que sí se nieguen de verdad, siempre todos juntos serán nadie,
como Jesús y los doce verdaderos eran nadie. Por lo tanto, el puesto del
treceavo apóstol por siempre y para siempre, será para nadie.
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