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Hombres de piedra, más aliento de vida.
Hoy
hay sobre la tierra hombres de piedra, hombres de Pedro. Hay muñecos de barro,
igual que con la creación del primer hijo de Dios en el paraíso. Fue formado
primero de un muñeco de barro y luego el Señor le infundió aliento de vida. Así
entre los hijos de Jesús, hoy hay hombres con un corazón de piedra (Pedro),
esperando el aliento de vida (Juan). Que es las palabras que habló Jesús, cuando
por fin sean recibidas sin añadirles palabras de hombres (Pablo). Pedro es cuerpo de piedra. Por eso en Roma se ven grandes monumentos de
estatuas de piedra, eso no es casualidad, sino todo lo contrario, es
coincidencia, porque coincide con su propia esencia. Hoy Roma está poblada de estatuas de piedra,
sin corazón, sin vida.
Jesús
en su estrategia doble, tiene a un Pedro que es el cuerpo de los Hijos de Dios,
y tiene a un Juan, que es espíritu, es águilas. Juan es palabras del Hijo de
Dios, Juan es palabras de Jesús, Juan es conocer a Jesús en la totalidad de sus
enseñanzas, sin mezclas de enseñanzas humanas. Sobre la piedra que es Pedro,
Juan mide el templo (Apocalipsis 10:11 a 11:3). En la doble estrategia del Espíritu
de Jesús, Juan se levanta sobre Pedro, sobre la piedra de base, que ha formado
Pedro durante dos mil años.
Juan
se levanta con el verbo de Dios, con la verdad, con las enseñanzas de Jesús,
pero sin las enseñanzas humanas de Pablo.
No se levanta Juan contra la piedra, no se levanta Juan contra Pedro,
Juan se levanta para tomar las medidas del templo y erigir las columnas del
templo. Juan se levanta sobre la piedra,
pero deja de lado el atrio exterior del templo, que fue entregado a las
naciones, que fue entregado al imperio romano espiritual, que fue pisoteado por
las enseñanzas de Pablo. Que ha sido pisoteado por dos mil largos años por las
naciones enceguecidas, que hollarán la ciudad santa, que es la verdad de Jesús,
la hollarán mientras pasan los tiempos de las naciones (Apocalipsis 11:2).
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