252.
Al ser el preferido, Juan es el primogénito espiritual de Jesús.
La
estrategia de Jesús con Juan, son dos estrategias diferentes también. El
apóstol Juan tiene doble porción de Espíritu, doble herencia espiritual, por
ser el primogénito espiritual de Jesús.
Hay que recordar que en el pueblo de Israel el primogénito recibía doble
herencia. Por esto el profeta Eliseo al pedir su herencia antes de despedirse
del profeta Elías pidió doble porción de su espíritu. Pero no era espíritu el
doble de fuerte, sino dos veces Elías. Por eso de ahí en adelante los profetas
avisaban que Elías había de volver. Y le preguntaban a Juan Bautista si él era
Elías, pero Juan lo negaba porque desconocía que sí era Elías. Pero Jesús les
decía a los suyos que Juan bautista era Elías, la otra porción que pidió el
primogénito Eliseo.
Así
mismo, Juan el apóstol preferido de Jesús, era el primogénito espiritual de
Jesús. Con todas las consecuencias que a nivel espiritual esto conlleva, pues
su herencia entre los apóstoles de Jesús es doble, es como si fuera dos medios
apóstoles. Es como si fuera dos medias tribus espirituales. Como las dos medias
tribus de José el hijo preferido de Jacob.
Es decir que el espíritu de Juan estará con Jesús al principio y también
ese mismo espíritu de Juan su discípulo preferido, estará, permanecerá. Según
dijo Jesús, estará hasta el final, para recibirlo el día que vuelva Jesús por
segunda vez.
José,
el primogénito de la mujer que Jacob amaba, también era vidente, recibió por
herencia dos medias tribus. Igual que Eliseo, era vidente. Igual que Juan el
bautista era vidente. Igual que Juan el apóstol es vidente. En todos los involucrados en ser parte de las
dobles herencias de los primogénitos de Israel, vemos que fueron premiados
además con ser videntes del Espíritu de Dios.
Juan
es aquel que más responsabilidades, más autoridad y más herencia había de
recibir, aquel que debíamos tener más en cuenta nosotros, aquel que deberíamos
leer primero. En efecto, Juan, de los
doce apóstoles de Jesús, es aquel en quien reside el espíritu de profecía. Desde
el principio del cristianismo, hasta el final, hasta el apocalipsis, los
escritos del apóstol Juan son los más determinantes del Cristianismo. Solo que,
con la autorización de Dios, que todo lo sabe y todo lo puede, las enseñanzas
de Pablo, hasta hoy no han dejado conocer a Juan y a Pedro todavía, como ellos
verdaderamente son.
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