276.
El testimonio de Jesucristo es el espíritu de profecía.
Dice
el apocalipsis, que el espíritu de profecía es contar que el Mesías, en carne y
huesos, descendió a la tierra a enseñar palabras de vida eterna, de vida
perfecta. Palabras de perdón y reconciliación para poder llegar a ser hijos de
Dios. El testimonio de Jesús es pregonar
que nadie, además de ese Mesías, habla palabras de Dios. Porque nadie, además
de ese Mesías es Dios. Ese es el perfecto
y máximo espíritu de profecía, según las revelaciones del apocalipsis. Espíritu
de profecía, entonces, no es decir lo que sucederá un día por venir. Ni lo es
el descubrir los sucesos que estaban ocultos. no es descubrir los errores
ocultos de los demás seres humanos.
Profecía es hacer profesión de fe.
Ser testigo de Jesús de Nazaret y de nadie además de Él. Esto es ser un
verdadero profeta de Dios.
Valga
decir que todo verdadero testigo de Jesús no es testigo de Pablo. Todo
verdadero testigo de Jesús no dice que las palabras y enseñanzas de Pablo son
la palabra de Dios. Ser verdadero
profeta de Jesús, es saber la verdadera identidad de Pablo. Es saber que los
que dicen que las enseñanzas de Pablo son palabras de Dios, son seducidos y
extraviados por el falso profeta. Aquel que, durante dos mil años, sin ser
descubierto, ha hecho señales y prodigios delante de la bestia, para extraviar
a los moradores de la Tierra.
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