287.
Reproducción humana según Pablo.
Las
enseñanzas de Pablo sobre la reproducción humana son un lazo de cazador para
sus seguidores. Ellas consiguen
adulterar muchas de las enseñanzas de Jesús en las mentes de los cristianos. Porque
ignoran que Pablo es el falso profeta.
Esas enseñanzas, hacen que los seguidores de Pablo nunca lleguen a
perfeccionarse en lo de la continencia, que es un tema trascendental. Tema que
ha sido adulterado por las enseñanzas de Pablo, en sus seguidores, para
extraviarlos del sendero de la verdad.
“Si
se va a quemar que se case,” enseña Pablo. ¿Qué es eso? Eso, a todas luces no son palabras del Dios
todo poderoso. Pablo también dice que,
si una mujer no se acuesta con su esposo, para darle placer carnal muy seguido,
él se va a ir donde otras mujeres. Va a buscar más placer carnal en otras
mujeres. Pablo dice que, si el esposo no está dándole placeres carnales a su
mujer, ella va a buscar a otros hombres. Para que la hagan sentir más placeres
carnales. Lo que hace Pablo, es poner lazos y trampas, llenar de miedo y de
inseguridad el lecho conyugal. Pablo hace que el lecho conyugal sea un campo de
errores. Hace que todos los lechos conyugales de su Gran Babilonia espiritual
sean como La Gran Babilonia es, lujuria desbordada. Para que los hijos de Dios
sean extraviados del sendero de la sabiduría de Jesús. Por eso los lechos conyugales se coinvierten
en una fuente de conflictos permanentes, frutos de la carne, por las pasiones
carnales exaltadas.
Queda
en el lecho conyugal, cuando es guiado por las enseñanzas de Pablo, un temor
porque la pareja no se vaya a conseguir más placeres afuera. Una trampa sin
final, una escalada de placeres, todos aprobados por la supuesta palabra de
Dios. Por la impostora palabra de Pablo. Cuando en verdad Jesús dijo enseñanzas
que contradicen esas sutiles falacias de Pablo.
Queda en el ser humano un temor que no permite que la pareja halle una
vida sosegada, a los ojos de Dios, no a los ojos de los hombres. Queda la destrucción
del pilar fundamental del cristianismo verdadero, que es la negación de uno
mismo. Que es el crucificar la carne con sus placeres. Nada más y nada menos,
quedan las parejas a merced de espíritus de lascivia y de lujuria.
Pablo
es esa Jezabel, la que a sí misma se dice profetiza, pero que incita a los
siervos de Dios a fornicar y a idolatrar, según dice el apocalipsis. Pablo, es la meretriz que, cabalgando sobre
la bestia durante dos mil años, se ha embriagado de la sangre de los cristianos.
Asesinando sus almas sin misericordia al extraviarlas solo un poco del sendero
de la verdad, y no se dan por enterados.
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