21.
Nadie, además de Jesús, “merece” ser adorado por los cristianos.
Las
palabras de nadie, además de las de Jesús, merecen ser tenidas como palabras de
Dios, porque entre todos los humanos, nadie además de Jesús es Dios. El que siga a Pablo y acepte que esas epístolas
humanas son palabras de Dios, lo cual es adoración, no sigue a Jesús, ni sigue
al Padre, ni conoce a Dios. Esas
palabras de Jesús son la enseñanza que en verdad desciende de lo alto, son la
enseñanza que da el Espíritu de Jesús.
Todo aquel que sea de la verdad, todo aquel que conozca verdaderamente a
Dios, es decir, todo aquel que conozca a Jesús, tal cual es (Dios), se aleja de
las enseñanzas de Pablo en silencio. Deja que todos sean probados, sin arrancar
esa cizaña, aunque se dé cuenta que millones de seres humanos estén confundidos
con sus milagros y estén engañados y seducidos por sus enseñanzas falaces,
encubiertas entre sus muchas enseñanzas verdaderas. Todo aquel que desee adorar
a Dios, ha de tener el cuidado de adorar también las palabras de nadie. Solo
así se asegura de no adorar humanos, de no adorar palabras humanas como
palabras de Dios.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario