293.
El delantal cosido por Adán y Eva.
¿Qué
problema sucedió en verdad entre Adán y Eva, estando ellos dos solos en el
paraíso terrenal? ¿Qué obra hicieron tan
grave ellos solos, para que perdieran el estado de gracia natural en que se
hallaban? ¿Por qué se sintieron desnudos
y se apresuraron a coser unos delantales de hojas silvestres, para cubrir sus
órganos genitales? ¿Fue por casualidad? ¿Por
cuál razón Dios, luego del supuesto pecado de soberbia, que dicen los teólogos,
no les hizo entonces tapabocas, o tapa orejas, o sombreros que les taparan las
mentes? ¿Si el pecado era de soberbia, por qué ellos no se cubrieron el rostro
o el corazón? ¿Por qué Dios no les hizo
anteojos, aretes, narigueras, guantes o
zapatos, algo acorde con el lugar de sus seres, donde residía el supuesto
pecado? ¿Por qué les hizo unos vestidos para remplazar los delantales que ellos
ya habían cosido, luego del supuesto error de ellos y luego de que, por ese supuesto
error, se sintieran desnudos y avergonzados?
¿No
avisa esto sobre la parte del cuerpo en que se centraba el supuesto error,
donde residió el supuesto epicentro de la adulteración del orden natural? ¿Por qué, para la gran mayoría de los seres
humanos, la desnudez es, sino mala en sí, por lo menos muy inquietante,
causante de múltiples y muy encontradas emociones, algo que no es absolutamente
natural? ¿Por qué los seres humanos,
pareciera que vienen incompletos, y al llegar a la Tierra reciben vestidos,
para cubrir su desnudez, mientras que todos los demás animales están tranquilos
desnudos? ¿por qué la desnudez está
ligada a no exhibir los órganos reproductores, o las partes del cuerpo que
tienen que ver con la reproducción únicamente?
Es
necesario escudriñar y no tragar entero.
¿Por qué parece ser, que le sirve más al tentador el uso de los vestidos
humanos, siendo más deseados para el placer, los órganos del cuerpo humano que
están ocultos, que los órganos que están expuestos a la vista de los demás? Pero si estas reflexiones, que todo ser
humano debe hacerse, no son suficientes para saber, que la humanidad tiene
asuntos de fondo que resolver todavía, con respecto a los órganos
reproductores, asuntos que permanecen cubiertos, es más diciente la innegable y
extraña alianza que Dios hizo con Abraham: la circuncisión.
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