298.
La sabiduría desciende del creador a sus criaturas.
No
es lo mismo los cuatro evangelios, aquellos que están delante del trono de
Dios, por los siglos de los siglos, que las escrituras que los seres humanos
han llamado por siglos escrituras sagradas.
Las enseñanzas que hallamos en los libros llamados “sagrados” por los
hombres, no todas son de igual valor. No todas descienden del cielo a la tierra.
No todas descienden del trono de Dios hacia los seres humanos.
Según
Jesús la verdad de la iglesia es descendente, pero según Pablo la verdad es
horizontal. En la iglesia de los seguidores de Pablo las enseñanzas de Jesús
quedaron desprestigiadas. Quedaron valoradas como iguales a las enseñanzas de
Moisés, a las de Elías, a las de David, a las de Salomón y a las de todos los
demás profetas. Pero eso no es verdad, para Dios. Sino que, por el contrario,
ese es el más grande daño que ha hecho Pablo a la fe de sus seguidores. Fue Pablo el que enseñó que toda escritura es
útil para enseñar (2ª a Timoteo 3:16-17). Dando a entender que toda escritura
vale lo mismo, como palabra de Dios, puesto que escrito está, según Pablo. Esa enseñanza no fue de Jesús, sino que, por
el contrario, Jesús enseñó que sus palabras jamás pasarán, pero las palabras de
todos los demás seres humanos sí pasarán. Incluso la ley y los profetas
pasarán, cunado todo se cumpla, al fin de los tiempos, según Jesús.
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