23. Jesús enseñó que lo envió el Padre, que es
mayor que él.
Jesús
enseñó que él (como ser humano), es la única parte del Padre, que nosotros los
humanos, podemos conocer. Cuando Jesús, (que
dice que él es Dios hecho hombre), descendió de su trono en el Cielo, y habló
con los hombres aquí en la Tierra, enseñó que Dios Padre es tan grande, es tan
incomprensible para nuestras mentes, almas o espíritus, que nadie, ningún
humano, puede verlo, o conocerlo, o hablar con Él. Por lo que Dios Padre se redujo a sí mismo a
la condición de Hijo de Dios, para darnos a conocer de sí mismo, todo aquello
de Dios Padre, que para nosotros sí sea posible y sea necesario conocer.
Enseñó
Jesús que el Padre (que fue aquel que le dio las ovejas), es mayor que todos. Pero
enseñó también, que el Padre y Jesús son uno (Juan 10: 29-30), por la negación
de Jesús ante la voluntad del Padre.
Jesús no vino a hacer su voluntad, cuando descendió de su trono en el
Cielo, sino que en todo momento Jesús hacía la voluntad del Padre, que lo
envió. Según Jesús, él no es él, sino que es la voluntad del Padre y las
palabras del Padre para los humanos.
Al
reconocer Jesús que el Padre lo envió, reconoce que es mayor el Padre, y al
reconocer la absoluta sumisión de su voluntad hacia la voluntad del Padre,
Jesús reconoce la plena autoridad del Padre sobre Jesús. En esa absoluta sumisión de la voluntad de
Jesús a la voluntad del padre, está la esencia de que ellos, siendo tres, sean
uno. Jesús es uno con el Padre por las absolutas
negación y sumisión de su voluntad a la voluntad del Padre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario