28.
En el huerto de los olivos, Jesús le suplicaba al Padre.
Le
suplicaba que si era posible apartara de él esa copa de tormento que veía
venir, pero que no se hiciera su voluntad sino la voluntad del Padre(Mateo 26:
39 y 42) (Marcos 14:36) (Lucas 22:42). Definitivamente para Jesús, el Padre era
muy, pero muy superior. Y por voluntad propia le estaba sujeto en todo, para ser
siempre uno con el Padre. Por esa
sujeción absoluta, es que se sabe que Jesús era uno con el Padre. Si en algo
Jesús hiciera su voluntad, así como nosotros hacemos nuestra voluntad, entonces
ya no serían uno, sino dos.
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