59. A todos los humanos les son ofrecidos el bien y el mal.
Aunque no lo desee, todo ser humano prueba de los frutos del árbol de la ciencia del bien y del mal, aquel árbol que supuestamente comieron Adán y Eva en el Paraíso. A todo ser humano sobre la Tierra, por orden de Dios, le es presentado tanto el bien como el mal, y todo ser humano debe decidir qué es bien y qué es mal. Las más de las veces, el mal se disfraza de bien, aparenta ser el bien, es falaz, haciendo que sea toda una ciencia saber diferenciar lo bueno y lo malo. Por eso el creador la llamó la “ciencia del bien y del mal. Hay innumerables espíritus impostores tratando de inducir a engaño a la humanidad, y la humanidad en masa se extravía a sí misma con ellos. Así fue anunciado por Jesús y sus apóstoles.
Son tres las proposiciones que del árbol de la ciencia del bien y del mal, recibe todo ser humano a la vez: El mal disfrazado de bien; también le es propuesto el mal, tan malo como es; y finalmente también le es propuesto a todo ser humano el bien, no se le propone el bien disfrazado de mal, porque el bien no se disfraza de mal.
Los ángeles que suplantaron a Dios en el antiguo testamento eran probadores descendidos del Cielo. Esas visiones de ángeles que vieron los patriarcas y los profetas, antes de la venida de Jesús, estaban autorizados por Dios para hacer la tarea de probar, haciéndose pasar por Dios, dándoles a los seres humanos órdenes que Dios no daría, unidas a órdenes que Dios sí daría, para así dar al hombre el libre albedrío, de decidir entre lo bueno y lo malo, libertad absolutamente necesaria para ser hijos de Dios, superiores a los ángeles, que no viven el dilema de reconocer el bien y el mal
Todo ser humano tiene el dilema de reconocer por sí mismo, cuales obras son de Dios y cuales obras no son de Dios, sino que son falacias, errores, o imposturas, esos son los frutos del árbol de la ciencia del bien y del mal. Ni un solo asesinato es orden de Dios. Jamás algunos seres humanos, que sean hijos verdaderos de Dios, asesinarán a otros seres humanos en nombre del Dios de la vida, es una contradicción en sí mismo, es un absurdo. Todas las veces que los israelitas fueron enviados por los profetas a asesinar seres humanos en nombre de Dios, todas las veces que esos mismos profetas, con sus propias manos, asesinaron reyes y asesinaron a sus enemigos, no era Dios el que les había hablado, sino Luzbel, haciéndose pasar por Dios, poniéndolos a prueba, a ver si se dejaban engañar. Y cayeron en el engaño, hasta los más grandes profetas y estudiosos de todos los tiempos, con muy contadas excepciones.
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