72.
Los ángeles que dicen la verdad también son garantes del libre albedrío.
No
es que los ángeles de la verdad no pongan a prueba la mente del ser humano. Las
personas tienden a creer que solo lo ángeles del lado oscuro son los que ponen
a prueba la sabiduría del alma. Todos los ángeles son probadores, puesto que no
obligan al humano a creer lo que proponen.
Decidiendo
cuales palabras son de Dios, los llamados a creer recuperan entonces su libre
albedrío, al tener en cuenta miles de enseñanzas como de Dios, que en verdad no
lo son. Las personas que creen que enseñanzas de hombres, como las de Pablo,
son palabras de Dios, en realidad empiezan a dudar de la divinidad las
enseñanzas de Jesús. Puesto que creen que Jesús es igual a cualquier hombre;
que esas palabras de Jesús son iguales a las de Pablo y que las palabras de un
humano, igual de imperfecto como todos, son dignas de ser adoradas, como la
perfecta y eterna palabra de Dios.
Porque
todas las propuestas de ángeles se presentan como iguales, entonces el elegir
qué es verdad y acertar es en sí misma la prueba. La prueba no es reconocer la
falacia, sino que, al diferenciar la verdad del error, el humano toma la
verdad. Por tanto, los ángeles del lado de la luz son tan probadores como los
ángeles del lado oscuro.
Así
se perfecciona, el libre albedrío de los llamados. Jesús enseñó que muchos son
los llamados y pocos los escogidos. Esos escogidos deben ser los que no se
dejaron extraviar por las fascinantes enseñanzas, de los ejércitos de
engañadores que fueron enviados, autorizados desde el mismísimo Cielo, para
poner a prueba a todos los habitantes de la Tierra.
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