79. La trinidad usurpadora.
En la trinidad usurpadora también hay un padre, que es un falso rebelde, hay un hijo de perdición, y hay un espíritu, que es el espíritu falaz, con el que se extravían las naciones. Así como el Padre, Jesús y el Espíritu de Jesús son tres y son uno. Luzbel, que es el padre del mal, Pablo, que es el hijo de Luzbel, o hijo de la perdición, y el espíritu que ellos dos traen sobre los cristianos, el espíritu falaz, el espíritu impostor, los tres también son padre, hijo y espíritu, también son tres y a su vez son uno.
Es importante entender que también, como resultado del encuentro de las dos trinidades, la del bien y la del mal, los seres humanos no terminamos eligiendo solamente entre el bien y el mal claramente definidos, sino que, en nuestra elección, el mal, sin que los seres humanos, a veces, se den cuenta, divide su casa entre el mal real y el mal disfrazado de bien. El mal disfrazado de bien, es el arma con la que la trinidad usurpadora ha asesinado, en silencio, las almas de miles de millones de seres humanos, simplemente extraviándolas un poco del sendero del bien. El gran guerrero de las tinieblas, el artífice de tan descomunal masacre de almas es el hijo de Luzbel, Pablo, así como el gran artífice de la iluminación de miles de millones de almas es el Hijo de Dios, Jesús.
Las enseñanzas de ellos dos, tanto las del Cristo (Jesús), como las del anticristo (Pablo), las cuales son recibidas por los cristianos de toda la tierra como palabras de Dios, son los dos espíritus que combaten en las almas humanas, y no representan el bien y el mal, sino el bien y el mal disfrazado de bien, la verdad y la falacia (Apocalipsis 12: 7-9). La verdadera guerra espiritual se ha dado por miles de años entre la verdad y el error que pasa por verdad, una guerra silenciosa, una guerra a muerte, sin piedad, en el campo de las mentes humanas. Es la guerra entre el espíritu de Jesús y el espíritu de Pablo que tratan de ser tenidos en cuenta por los humanos. Eso sí, enfrentados no en el mundo material, sino en las mentes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario