132. Al anticristo no se le puede atacar.

132. Al anticristo no se le puede atacar.
El que ataque al anticristo divide al cristianismo. Si el Cielo te revela que Pablo es el anticristo mayor, con toda tranquilidad puedes guardar silencio.  Si arrancas a Pablo de la huerta del Señor, dañas la cosecha del Señor.  Si lo atacas, si tratas de arrancar esa cizaña perfecta, dañas el verdadero trigo.  Puedes dejar tranquilo y quieto a Pablo, puedes dejar que dañe a los que Dios le concedió dañar, puedes dejar que engañe a los engañadores.  Fue tan bien hecho ese engaño, que solamente a los elegidos, a los que eligieron creer en Jesús y en nadie además de Él, se les va a ocurrir dudar del poderosísimo Pablo. 
Pablo ha logrado engañar a todos los eruditos, los teólogos, los pontífices, es el creador de la Gran Babilonia, es el emperador espiritual de la Gran Babilonia. Pablo es el césar espiritual, está camuflado, está oculto, está enmascarado, está disfrazado, por lo que su verdadera identidad está invisible a los ojos de sus engañados seguidores. Pablo así ha cumplido su ministerio siniestro, desde hace dos mil años, durante los cuales, con los más sutiles engaños, ha asesinado las almas de miles de millones de seres humanos, y ellos como estaban engañados, ni se dieron cuenta que, por irse en pos de las falaces enseñanzas de Pablo, traspasaron las enseñanzas de Jesús.  No los engañó Pablo, sino que todos esos miles de millones de seres humanos se engañaron a sí mismos cambiando las enseñanzas de Dios mismo, que es Jesús, por las enseñanzas que les proponía un simple ser humano, Pablo.
Que no te induzcan Luzbel y su hijo, Pablo, a tratar de quitarlos del medio, o a denunciarlos, o a atacarlos, porque aun haciendo así, haciéndose atacar, el padre de la mentira y su hijo Pablo, dividen al cristianismo, y por lo tanto cumplen su propósito. Pablo unió al cristianismo alrededor suyo, si quitas a Pablo divides el cristianismo. Todo esto ha de ser hasta que se cumplan los tiempos de las naciones y sean amarrados y arrojados por mil años la bestia y el falso profeta que extraviaba a las naciones.



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