148. El anticristo siembra el juzgar a los demás.

148. El anticristo siembra el juzgar a los demás.
Pablo ha estado enseñando a juzgar y castigar. En sus vastas epístolas, sujetas a error, Pablo desborda emociones negativas hacia sus detractores, como rabia, juicio, amenazas, es demasiado evidente su soberbia y su ego. Pero las gentes están tan ciegas que no lo ven, en vez de eso lo veneran, lo idolatran diciendo que esas enseñanzas son de “Dios”.  Así mismo, soberbios, pretenciosos, aprendieron a ser y hacer sus seguidores, lamentablemente, no le creyeron a Jesús sobre la humildad y el perdón a los que nos hacen algún mal, o a los que obran errores en el cristianismo.
Pablo ordenó a sus discípulos reprender y regañar a las ovejas del rebaño de Jesús, contradiciendo al Maestro Jesús, cuando dijo que no le hagas frente al mal, cuando dijo que no tratemos de sacar la paja del ojo ajeno, que en vez de enjuiciar es necesario comprender.  Pero Pablo, con sus enseñanzas, hace que las personas sean jueces de los demás, hace que sin que se den cuenta las ovejas, no se guíen por misericordia, sino por juicio, hacia los demás, que traten de acusar y enjuiciar a las ovejas, con lo cual terminan haciendo el trabajo de Luzbel, que es acusar (2ª Timoteo 4: 2). 
El Señor no avergüenza a sus siervos, el Señor no descubre el mal de sus siervos. Los que son siervos del Señor, igualmente no descubren el mal de sus hermanos, ni el mal de los seres humanos en general.  Un ser humano que se reconoce imperfecto no puede, por más que se crea líder del cristianismo, andar reprendiendo los errores de sus hermanos sino más bien, como enseña Juan, el que vea a un hermano cometer un pecado que no lleva a la muerte, ore por su hermano y hallará vida para su hermano.
No en poco, sino en mucho y en los más sutiles asuntos adulteró, pisoteó, irrespetó Pablo, la enseñanza de Jesús y de los doce apóstoles de Jesús.  Miles de millones de almas han sido extraviadas por errores, mentiras y fábulas, salidas de las enseñanzas de Pablo, aquellas que los cristianos toman como si fuera la mismísima palabra de Dios.



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