167. ¿Dios tiene unas escrituras en su trono?

167. ¿Dios tiene unas escrituras en su trono?
A los ojos de los hombres, miles de escrituras son tenidas por escrituras sagradas, están en su derecho de creerlo así y guiarse por esas escrituras, que creen sagradas, pues tienen libre albedrío.  Son miles de escrituras, de todos los pueblos y de todas las religiones, que los seres humanos dicen que son escrituras sagradas y no son del todo erradas. Pero si nadie además de Jesús es el enviado del Cielo para los cristianos, entonces nadie, además de Jesús, ha hablado palabras sagradas.
Escrituras sagradas son las escrituras de Dios, no las de los hombres.  Se supone que por eso es por lo que se les da en nombre de sagradas. No son escrituras de Dios aquellas que, por miles de años, los seres humanos de todos los pueblos han llamado escrituras sagradas.  Si algunos cristianos hablaron y escribieron que estuvieron en el Cielo, delante del trono de Dios, el trono de Dios solo les ha sido revelado en visión. Eso no las hace palabras sagradas.
El verbo de Dios se revela al hombre natural en partes, eso es evidente, algunas aproximaciones a las enseñanzas de Jesús, ya otros pueblos las tenían como palabras sagradas, como la luz en los ojos, como las almas que vuelven, las almas que permanecen, la continencia, el ayuno, la oración, son temas repetidos en las diferentes religiones de toda la Tierra.  El hombre conoce algo de su Padre, aunque no todo, pues nadie había recibido el espíritu sin medida, hasta que vino Jesús, directamente del cielo, como el único enviado de Dios, portando el verbo eterno
Pero, aparte de los aciertos humanos, de los iluminados de las religiones de los diferentes pueblos, anteriores y posteriores a Jesús, y aparte de los aciertos de los profetas de Israel, Jesús dice que solamente los cuatro evangelios son escrituras de su trono, de su autoría, son su mismo verbo puro (Apocalipsis 4: 6-11).  Los cuatro evangelios, según Jesús, ellos en sí mismos, por contener el testimonio eterno de Jesús, son cuatro ángeles, cuatro vivientes, que están delante del trono de Dios por los siglos de los siglos. Fueron enviados desde el trono celestial, portadores del verbo puro, portadores de la palabra viva de Dios.  No hay otro libro sobre la tierra que tenga ese origen celestial, no hay otro libro que estando en la tierra, a la vez esté en la misma presencia de Dios, no hay otro libro que proceda de la mismísima presencia de Dios. 
El verdadero puente entre Dios y los hombres es los cuatro evangelios, pertenecen al cielo y son las puertas por las que los humanos podemos ir a la misma presencia de Dios.  No hay otro libro así en toda la tierra, ni hay otra puerta así en toda la tierra, ni hay otro puente así, no hay otro sendero así en toda la tierra.  Los cuatro evangelios son unas escaleras que descienden desde el Cielo, para invitar a los hombres a ascender al reino de Dios, y ellos, que son los ángeles de Dios, suben y bajan por ellas (Génesis 28:12)
Si no hubiera cuatro libros vivos y eternos descendidos del Cielo, pudieran decir los humanos, que las profecías de todos los pueblos, y los demás libros de los muchos iluminados que dan a conocer “algo” de la verdad de Dios, son escrituras sagradas, pero como sí hay cuatro libros descendidos del cielo, es imposible que los cuatro evangelios se puedan comparar con los libros humanos, o decir que valen lo mismo.  Es lo mismo que decir que las palabras y enseñanzas de Jesús, valen lo mismo que las palabras y enseñanzas de los profetas, es lo mismo que pretende Pablo, cuando dice que todas las escrituras tienen el mismo valor sagrado (2ª a Timoteo 3:16-17).  Es lo mismo que no reconocer que Jesús es el Cristo, que vino en carne y que solamente sus palabras son palabras de Dios.
Las demás palabras y enseñanzas, aparte de los cuatro querubines (evangelios) de Dios, son palabras y enseñanzas humanas, inspiradas algunas por Dios, pero sujetas todas a tener verdades y errores, por ser humanas, no vienen en estado puro como los cuatro evangelios.  Toda otra escritura, aparte de los cuatro evangelios, es humana, aunque haya sido inspirada por Dios y aunque contenga muchas profecías verdaderas.
Solamente los cuatro evangelios son divinos y humanos, por lo tanto, solamente los cuatro evangelios son perfectamente escrituras sagradas, no son escrituras humanas solamente, son celestiales también, por eso es por lo que son escrituras sagradas a los ojos de Dios.  El Padre eterno se ha dado a conocer a los seres humanos, por medio del Hijo y por medio del Espíritu de Jesús. 
Como son el espíritu de Jesús sin medida y sin error, los cuatro evangelios, son iguales en su condición al Hijo de Dios, que por siempre fue divino y vino a la tierra como humano.  Así mismo, los evangelios siempre han sido los cuatro vivientes que dan testimonio del cordero, desde la eternidad y por la eternidad en el Cielo, en medio de ellos está el cordero, por lo que, al venir el cordero, ellos también vinieron, por medio humano, como testimonio del cordero por los siglos de los siglos.
Si hubiera un solo libro, además de los cuatro evangelios, uno tan solo, que tuviera para Dios el valor de escritura sagrada, entonces los profetas Isaías, Ezequiel y Juan, hubieran visto cinco seres vivientes delante del trono de Dios. Pero solamente hay cuatro vivientes, dando testimonio de Jesús de Día y de noche por los siglos de los siglos. 
Están los cuatro evangelios alrededor del trono y, por lo tanto, para poder llegar al trono de Dios, necesariamente el ser humano ha de pasar ante la presencia de esos testigos.  Si no es a través de ellos cuatro, no se llega a conocer a Dios.  Para conocer a Dios verdaderamente, el ser humano puede pasar por alto cualquiera otro libro, pero no puede pasar por alto los cuatro evangelios sagrados. 
Esos cuatro libritos, más el libro de la vida, en el que son asentados los nombres de los humanos que Dios eligió, son los que interesan para los humanos, solo esos libritos de los otros que tiene Dios a su lado (Apocalipsis 20:12-15). Para los cristianos los cuatro evangelios han de tener el mismo valor que para Dios tienen los cuatro vivientes. Para poder ser uno con Él.




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