169. Comparación de esas visiones del trono.

169. Comparación de esas visiones del trono.
a) Isaías no escribió el número de los serafines que vio en visión delante del trono de Dios, ni reveló sus identidades, pero Ezequiel y Juan escribieron que vieron cuatro serafines, delante y alrededor del trono de Dios, rodeándolo eternamente.
b) Isaías escribió que los serafines tienen seis alas cada uno, tal cual vio Juan que tenían seis alas.
c) Isaías escribió que los serafines dicen eternamente: «santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos, llena está toda la Tierra de su gloria», que es lo mismo que oyó Juan, que decían los serafines: «Santo, santo, santo es el Señor Dios, el todopoderoso, el que era, el que es y el que ha de Venir».
d) Ezequiel recibió la visión en forma parecida a Juan, ambos estaban deportados, presos, cautivos, secuestrados.
e) Ezequiel describió los rostros de los serafines en el mismo orden en que están los evangelios en las escrituras: Al frente hombre (Mateo), derecha león (Marcos), izquierda toro (Lucas) y atrás águila (Juan).  Pero Juan describió los serafines en el orden en el que se cree que fueron escritos en la tierra, en el orden de su aparición como evangelios de Jesús, aquí en la Tierra: Marcos (León), Lucas (Toro), Mateo (hombre) y Juan (Águila)
f)  Las alas cubrían a los serafines, como vieron Isaías, Ezequiel y Juan.
g) Las ruedas avanzaban en todas las direcciones, y estaban entrelazadas entre sí las cuatro ruedas. Con las alas estaban unidos entre sí los cuatro vivientes, y aquí en la Tierra están entrelazados los cuatro evangelios.
h) Encima y en medio de ellos cuatro, tanto en el Cielo, en los vivientes, como en la Tierra, en los evangelios, está el Señor, está su gloria.
i)  Según Ezequiel, los vivientes estaban en el Cielo y las ruedas estaban en la tierra. Las ruedas son los cuatro evangelios.  Las ruedas hacían lo mismo que hacían los vivientes, porque el espíritu de los vivientes estaba en las ruedas.  En las visiones de Ezequiel está descrita la igualdad, la identidad que hay entre los querubines en el Cielo y las ruedas en la Tierra, que son los evangelios.  Los unos y los otros son los mismos, estando los vivientes en el trono de Dios y los evangelios en la Tierra.  Todo lo que Ezequiel vio de las ruedas, es perteneciente a los cuatro evangelios.
j)  Las ruedas de la visión de Ezequiel estaban llenas de ojos y también los cuatro vivientes en la visión de Juan.  Las ruedas son los cuatro evangelios, en los cuales miles de millones de seres humanos, hemos puesto los ojos para leerlos, ahí están los ojos de todos los que los hemos leído.
k) En medio de las cuatro ruedas, aquí en la Tierra, había fuego sagrado. En el trono de Dios, también fue visto fuego sagrado, en el altar sobre el que está el cordero de Dios, el cordero degollado, el cordero sacrificado. Porque en medio de los cuatro vivientes está el Señor, por tanto, en medio de los cuatro evangelios es el altar de la palabra de Dios.  Solo en medio de los cuatro evangelios está el testimonio de Jesús, el testimonio autorizado desde el Cielo eternamente, desde la creación del mundo, por los siglos de los siglos, sin fin.
l)  Ninguno de estos tres profetas, Juan, Isaías y Ezequiel, dijo que fue al cielo, al trono de Dios, sino que los tres vieron una visión del trono de Dios, para los seres humanos.  Pablo, infiel a la verdad, escribió haber subido a un supuesto tercer cielo, cuando en verdad solo Jesús ha subido al cielo y ha vuelto a la tierra.  Nadie ha subido al cielo y ha vuelto a bajar.  El usurpador, el seductor de las naciones, el anticristo, mintió al decir que subió al Cielo y volvió a bajar. Mintió al decir que subió a un tercer cielo, inventando leyendas sobre varios cielos, todo para hacer creer a sus seguidores, que él había descendido del Cielo con autoridad y palabras de Dios.
m)  Pablo traspasó este testimonio de los cuatro serafines. Tenía que pasar por encima del carácter sagrado y único de los cuatro evangelios, para poderse infiltrar en el cristianismo con un supuesto quinto evangelio (Romanos 2:16). Evangelio falso, de apóstol falso. Testimonio con muchas verdades y algunas mentiras. Trabajo de hábil artista, trabajo sutil de falso profeta.  Nadie puede ser autor de un quinto evangelio, autorizado desde el trono de Dios, porque no hay cinco serafines delante del trono de Dios. De ser Cierto que pudiera haber, aunque fuera tan solo un quinto evangelio, autorizado desde el trono de Dios, además de los cuatro serafines por todos reconocidos durante estos dos mil años, estos tres profetas, Juan, Isaías y Ezequiel, hubieran visto no cuatro, sino cinco serafines, delante del trono de Dios.



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