256. Las naciones son el río que trata de ahogar la verdad.


256. Las naciones son el río que trata de ahogar la verdad.
Las naciones enceguecidas, son El río que salió de la serpiente para ahogar la palabra de Dios (ver apocalipsis 12: 15-17). Las naciones, con sus príncipes, sus doctores de la ley, sus maestros, sus dirigentes, todos, seducidos y extraviados. Siguiendo a ciegas a dos señores opuestos, siguiendo al Cristo y a Pablo a la vez.  Los dirigentes han terminado por hacer que los creyentes traspasen a Jesús, aceptando como palabras de Dios, las enseñanzas de simples seres humanos, entre ellos Pablo. Siendo ese el río de enredos y engaños que salieron de la boca del dragón, de la serpiente, para tratar de ahogar en ellos las enseñanzas de Jesús y de sus doce apóstoles.
Siendo esta la más grande prueba a la que ha sido sometida la humanidad. La prueba que más almas humanas ha hecho perecer. Es la abominable desolación en el lugar que no debe. Es la prueba que no estaban esperando los seres humanos: ser engañados por Pablo, aquel en quien confiaron. Para terminar, haciéndolos traspasar las enseñanzas que salieron de los labios de Jesús, que es Dios.
Sin darse cuenta, los gobernantes, los maestros de la palabra, los sabios, los eruditos, todos, igual que hace dos mil años, se han confabulado para menospreciar a Jesús, el Mesías. Se han unido para enseñar a las generaciones, que un ser humano común y corriente, como Pablo, tiene el mismo valor de ser enviado de Dios, de haber hablado palabras de Dios.  Sin saberlo, se han confabulado para asesinar, extraviándolas, las almas de miles de millones de seres humanos que pusieron su confianza en ellos.


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