260. Los que matan los cuerpos no pueden matar las almas (Mateo 10:28).


260. Los que matan los cuerpos no pueden matar las almas (Mateo 10:28).
Jesús enseñó no temer a los asesinos y a los homicidas, que pueden matar los cuerpos de los seres humanos, pero las almas no pueden matarlas. Hay que temer solamente a aquel que sí puede enviar el cuerpo y las almas humanos a la gehena.   Con esta enseñanza Jesús da a entender que las almas no mueren y que la verdadera muerte es la muerte del alma, la segunda muerte, la muerte del día del juicio final.  Todas las almas están vivas porque para Dios, que no tiene tiempo, todas las almas viven en el mismo tiempo, por tanto, para nada es imposible que Jesús haya dicho que Juan permanecerá hasta su segunda la venida.


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