44. Nadie,
además de Jesús ha subido al cielo.
Cuando
el apóstol Juan escribió el libro de las revelaciones, el Apocalipsis, dijo
claramente, no que subió al cielo, ni en cuerpo, ni en espíritu, sino que todo
lo que escribió fue una visión y en esa visión Jesús le habla. Juan dice que es una visión, no que en algún
momento Jesús vino a Juan en espíritu o que Juan se presentó delante de Jesús,
allá en su trono. Y si algún ser humano
sobre la Tierra hubiera podido decir que habló con Jesús ese era Juan, su
discípulo de más confianza, pero Juan mentiría si dijera que Jesús habló con él
después de irse al Cielo Jesús. El libro
de las revelaciones del Apocalipsis es el libro de una visión de Juan. En verdad Jesús no ha descendido todavía a la
Tierra y, por consiguiente, a Jesús nadie lo ha visto desde que se fue.
Pablo
faltó a la verdad, cuando dijo que Jesús, “en espíritu”, descendió a hablar con
él. Pero no contento con esto, también faltó
a la verdad, cuando dijo haber subido al Cielo, inventando un supuesto tercer
Cielo, y faltó a la verdad al decir que no sabía si había subido en cuerpo o en
espíritu. Faltó tres veces a la verdad. Pablo
adulteró, para sus seguidores, la verdad inalterable de Jesús, que dice que nadie
puede ver a Jesús antes de su segunda venida. Para ver a Jesús tendría que
haber subido al Cielo. Y Jesús dijo que hay un abismo imposible de cruzar entre
los humanos y el cielo (Lucas 16:23-31). Ese privilegio que a nadie le fue
dado, de ver u oír a Jesús antes de su próxima venida, fue usurpado por primera
vez, con un falso encuentro, de Pablo con Jesús, y luego fue usurpado, miles de
veces, con falsos encuentros con Jesús y millones de falsas idas de humanos al
Cielo, luego que Pablo dijo haber ido al Cielo.
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