153. El anticristo creyó ver a Jesús.
Le sucedió a Pablo, con Luzbel, algo semejante a lo que le sucedió a Moisés (Judas 1:9). Creyó haber visto a Dios y creyó hablar con Dios, cuando lo que vio Pablo, fue un ángel, que descendía del cielo, con un espíritu engañoso, que le dijo que era Jesús. Igual le sucedió a Moisés, que vio un ángel, que le dijo que era el Señor. Ese ángel que le dijo muchas verdades y unos cuantos errores, un ángel que no se mantuvo en la verdad, porque la verdad no estaba en él. Tanto Moisés, como Pablo, los dos dijeron haberse encontrado con Dios, cuando en verdad era Luzbel, haciéndose pasar por Dios, aquel con quien ellos hablaron.
Pablo recibió un rayo de luz, que le dijo que era Jesús. Obviamente si no hubiera tenido esos delirios de grandeza, hubiera terminado negándose a sí mismo, sin pretender ser importante en el cristianismo, y más aún si era el perseguidor, su lugar real en el cristianismo era el último lugar. Pero fue que el rayo lo engañó por segunda vez, diciéndole lo importante que iba a ser, lo engañó dos veces, obligándolo a ser cristiano, y luego incitándolo a ser importante en el cristianismo.
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