7.
Por ignorancia han sido idolatrados los profetas.
En
verdad podemos creer que los profetas recibieron el Espíritu de profecía de parte
de Dios, mas no todas las profecías que leemos en ellos vienen de Dios. Es muy
difícil saber si una profecía viene o no de un espíritu de engaño, si lo dicho
por el profeta es fruto del deseo de su mente. En verdad los profetas no tienen
comunicación directa con lo alto. Para nada es necesario creer que todas las
palabras y enseñanzas de un profeta, sean palabras perfectas, sus palabras no son
absolutas e incuestionables. En la propia escritura vemos inmensos profetas
enviando a un rey a asesinar humanos. Y, en algunos casos como Samuel, cuando Saúl
no asesinó al rey derrotado, desobedeciendo la orden previa del profeta, el
mismo Samuel, se levantó y ejecutó ese violento asesinato en nombre de Dios. Podemos
decir que en los profetas hallamos lo más sublime y también lo más vil del ser
humano, conviviendo en la misma persona.
Pero
el hecho de que los grandes profetas se hayan equivocado en algunas de sus
profecías, no quiere decir que las grandes profecías sobre el Mesías, que los
profetas escribieron, sean falsas, sino que los fanáticos no los ven humanos,
no los ven falibles. Los profetas son humanos y tienen errores. Son pecadores,
no son perfectos. El hecho de recibir una revelación en un momento dado no los
hace superiores, ni, mucho menos, los hace infalibles. Pero las personas en su
ignorancia los idolatran. La humanidad se ha engañado creyendo que todas las
palabras de los profetas son verdad. El problema es reconocer la verdad en
medio de errores.
Por
esa ignorancia de los seres humanos hacia los errores de los profetas, por ese
culto idolátrico hacia las personas de los profetas, es por donde Luzbel y su
hijo, el anticristo Pablo, se han infiltrado, miles de veces, a desviar a miles
de millones de seres humanos, por miles de años, desde los patriarcas del
pueblo de Israel, hasta nuestros días. Han jugado con las ilusiones y con las
emociones de miles de millones impunemente hasta ahora. Millones de veces,
espíritus mentirosos se han hecho pasar por el Espíritu de Dios, y han entrado
en profetas que de antemano sí habían profetizado verdades de Dios. Por lo que
ha habido siempre grandes profetas con algunas de sus profecías erradas (1ª de
Reyes 22: 1-38).
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