CAPITULO
19
BABILONIA
DE PEDRO
¿Por
qué Pedro eligió a Roma?
237. A Dios lo de Dios y al
césar lo del césar.
Jesús
estableció esto de darle a Dios lo que es de Dios y darle al césar lo que es
del césar. El antagonista elegido por Jesús
es el césar. Fue delante del césar que
se inclinaron todos los dirigentes del pueblo de Israel, diciendo que no tenían
más rey que al césar. La Roma de Pedro,
y no la Roma del césar espiritual (Pablo), es el verdadero pueblo de Dios. Pueblo
cautivo por dos mil años, pueblo secuestrado, como estrategia aceptada por
Pedro, en la Roma de Pablo.
No
es una virgen la iglesia de Roma, es una ramera, pero ahí en Roma, está la
verdad, la gran verdad de los apóstoles de Jesús, está en Pedro a quien tienen
secuestrado, y Pedro lo sabe y acepta este sacrificio, ordenado del cielo, para
bien de la creación de los hijos de Dios.
Pedro es la piedra de base que se extiende por toda la Tierra. Por eso
aceptó ser secuestrado en Roma por dos mil años. En Pedro vive la buena Roma, que es la que
eligió el sendero estrecho y la puerta angosta.
La mala Roma es la Roma de Pablo, la que eligió el camino amplio y la
puerta ancha de las enseñanzas de Pablo.
Esa
Roma de Pablo es la ramera embriagada, con la sangre de los santos de Jesús. Con
la sangre de Pedro y con la sangre derramada por los demás mártires, a los
cuales ha vencido espiritualmente Pablo, por dos milenios, con sus enseñanzas. Está
ebria esa ramera al servicio de Pablo. Ebria con la sangre espiritual de todas
las incontables almas masacradas con las enseñanzas de Pablo. Las almas son
masacradas en silencio. No se levanta bullicio, ni llanto escandaloso, no huele
a sangre, no hay cadáveres putrefactos.
238. Roma no es la virgen,
es la ramera.
Pablo
en Roma tiene a la verdad secuestrada, la tiene prisionera, pues los seres
humanos, seducidos, se extravían en pos de sus palabras. Reciben las enseñanzas
de Pablo como si fueran las palabras de Dios, iguales según ellos, en toda
autoridad, valor y eternidad, a las palabras de Jesús. Esa es la abominable
desolación en el lugar que no debe.
La
iglesia romana es la amante, la concubina de Pablo, aquella que está ebria de
sus enseñanzas. Esa iglesia que cabalga la bestia que es Roma, se ha bebido la
sangre de millones de almas de seres humanos.
La iglesia del césar espiritual en Roma pisotea la verdad. Esa Roma son
los gentiles que pisotearán el atrio entregado a ellos, extraviados por las
enseñanzas de Pablo.
A
la iglesia de Pablo, (que es el mismo falso profeta), le fue dado del Cielo
hacerle la guerra a la mujer, a la Iglesia virgen y pura, a la Iglesia de los
doce apóstoles de Jesús. Le fue dado a la iglesia de Pablo, hacer la guerra a
los santos y vencerlos, uniéndole a la Iglesia virgen, las palabras de Pablo.
Así ha suplantado esa iglesia ramera, a la Iglesia virgen verdadera, aquella a
quien tiene cautiva, prisionera. Pero la iglesia virgen, vuela lejos con sus
dos alas de águila(Juan) para ser protegida mientras pasan los tiempos de la
ramera.
239. Es bestia porque no se
le puede domar.
No
se le llama bestia al imperio romano porque necesariamente sea malo, se llama
bestia porque es un organismo espiritual viviente, demasiado grande e imposible
de controlar del todo, nadie lo puede domar, por eso es una bestia. La bestia es el lenguaje romano y sus siete
hijos, que son las siete lenguas romances, más el derecho romano, que son las
leyes romanas, que han conquistado a todos los pueblos, con el paso de los
siglos, más la religión romana. Ellos
tres son todos entidades espirituales, son palabras, son verbo. Ellos constituyen la bestia espiritual
indomable. Tres veces el seis.
La
religión romana es el más grande poder espiritual del orbe. Por eso, la manifestación más poderosa de esa
bestia indomable y grande, además del lenguaje y las leyes romanas, es la
religión romana. La religión romana, dividida en tres, (católicos, ortodoxos y
protestantes), cabalga a esa bestia. Es Jezabel y está ebria de la sangre
espiritual de miles de millones.
Todos
están aún en Roma, aunque algunos crean haber salido de esa Gran Babilonia. Están
todos presos de las hechicerías de la ramera y de las mentiras del falso
profeta (Pablo), que ha conseguido seducirlos con sus engaños por dos mil
largos años. No pertenecen a la gran
Babilonia todos los cristianos, por su sumisión al obispo de Roma, sino por su
sumisión a las falaces enseñanzas de Pablo.
Porque todo el Cristianismo, desde el primer siglo, estaba contaminado
de las sutiles desviaciones de difícil inteligencia, de Pablo. Aquel que,
siendo Israelita, también era ciudadano romano, y tiene a todo el cristianismo
seducido, cautivo, prisionero en Roma, su ciudad, un lobo romano disfrazado de
oveja israelita.
La
bestia conquista al mundo, autorizada desde el Cielo, elegida desde el Cielo
para conquistar a todos los pueblos. Elegida para ser la antagonista espiritual
de los cristianos de toda la Tierra. La
religión romana, el derecho romano y los lenguajes latinos, que hacen la
bestia, no son en sí mismos malos. La
maldad de la bestia está en la mujer que la cabalga ebria de la sangre de los
mártires y de los santos de Jesús. Esa mujer ramera es la iglesia de Pablo, que
suplantó a la verdadera Iglesia, la de los apóstoles de Jesús. Y ambas iglesias
están en Roma, la falsa está usurpando el lugar que no debe y la verdadera está
prisionera.
240. En Babilonia el
anticristo tiene autoridad.
Pablo
ese ese Nabucodonosor, rey de Babilonia, que tomó cautivo al pueblo de Dios. En
la iglesia de Roma (Babilonia), uno que no es Dios, un ciudadano romano, ha
sido elevado a la categoría de Dios. Es adorado, como adoraban al César. Por
siglos, al leer las epístolas de Pablo, los cristianos, al terminar rezan que
esto que leyeron es palabra de Dios.
Adorar a un hombre es ser idólatras.
La
de hoy es una iglesia ramera porque está con el Cristo y también está con las
enseñanzas de Pablo. Aceptando las enseñanzas de un simple ser humano, como si
fueran verdaderas palabras de Dios. Es
una iglesia idólatra porque adora, como sagradas, todas las palabras y
enseñanzas de un simple ser humano. Uno que en algunos momentos de su vida y en
algunas de sus enseñanzas, fue inspirado por el Espíritu de Jesús. Pero
solamente en algunos momentos y en algunas enseñanzas, como todos los demás
cristianos.
En
toda la Tierra, bajo la influencia de la iglesia de Roma, con todas las
denominaciones disidentes, todos los días, se enseñan algunas pocas palabras de
Jesús, mezcladas con antiguo testamento, y enseñanzas de Pablo. Están amparadas
por una frase (2ª a Timoteo 3: 16-17), que proclama un supuesto igual valor de
todas las escrituras y de todas las palabras y enseñanzas que se leen en el
conjunto de libros llamado, la Biblia.
Sutil tropezadero ese, de la supuesta igualdad sagrada, de las palabras
de todos los profetas, haciéndolas palabras de Dios todas. Error inducido por Pablo
en sus epístolas.
241. Pedro zarandeado en
Roma por el anticristo.
Aquí
halla razón de ser la frase de Jesús, cuando le predice a Pedro que será
zarandeado por Luzbel, como se zarandea el trigo. pero Pedro, una vez
convertido, convierta a sus hermanos (Lucas 22:31-34). Estas enseñanzas de Jesús dan a entender que
Pedro había de ser llevado afuera del sendero, luego de haberse ido Jesús.
Pedro había de ser llevado cautivo por las enseñanzas de Pablo. Pero Pedro ha
de convertirse con todos los suyos de nuevo a Jesús, y a nadie además de
Jesús. También halla razón la otra frase
de Jesús, cuando le dice a Pedro que otro lo va a ceñir y lo va a llevar a
donde Pedro no quiere ir, al cautiverio (Juan 21:18). Ese otro que lo iba a
ceñir era Pablo.
Es
de vital importancia entender lo que le quiso decir Jesús a Pedro con eso de
convertido. Es decir: tú, una vez salido
de la cautividad de babilonia, ayuda a que todos abandonen a Babilonia. Que en
sentido espiritual también se llama Egipto.
El pueblo del Israel espiritual, cautivo en el Egipto espiritual,
cautivo en la Babilonia espiritual, con el paso de los milenios, se hizo un
pueblo numeroso como las estrellas del Cielo y como las arenas del mar. Pedro dejó llevar al pueblo de Dios al nuevo
Egipto de Pablo, según el Espíritu de Jesús guiaba a Pedro. La base, que se extiende a todas las
naciones, que es Pedro, lleva el verbo de Jesús, mezclado con las enseñanzas de
Pablo, que contienen verdades sublimes y sutiles errores (falacias).
242. Mil años en Babilonia
son igual a un día.
No
son palabras escritas por azar las que ellos, los apóstoles de Jesús dejaron
escritas. Jesús los autorizó en todo lo
que dijeran en su nombre, cada palabra de uno solo de ellos doce, es la
creación de la historia misma de la humanidad. Una palabra de ellos doce, puede
valer milenios de historia. Como la frase de Pedro, que para Dios mil años son
igual que un día. El verbo es
creador.
Un
día es igual que mil años, para Dios, según las enseñanzas de Pedro (2ª Pedro
3:8), uno de los despreciados doce apóstoles de Jesús. Pedro, le dio el nombre
de Babilonia a Roma (1ª Pedro 5:13). Un
milenio es un día para Dios, y van dos milenios, dos días, desde que Jesús se
fue y no ha vuelto. Jesús volverá el día el día del juicio final, antes no
serás visto por la humanidad. Estamos en el amanecer del tercer día, porque
estamos iniciando el tercer milenio. Jesús resucitó al amanecer del tercer día,
Jesús no resucitó a los tres días, ni Jesús resucitó a las setenta y dos horas
cumplidas.
Los
descendientes de los doce apóstoles de Jesús están secuestrados en la Gran
Babilonia. Igual que los convertidos del
pueblo de Dios que vivían en Roma, en los primeros siglos, durante las
persecuciones. Estaban en Roma y no eran romanos, ni tenían que ver con su
idolatría, ni con su culto al césar. Así mismo está secuestrado el pueblo de
Dios que vive en la gran Babilonia del espíritu, durante la tiranía de dos mil
años de Pablo, en la religión romana. Estamos en los tiempos de las tinieblas,
adorando las palabras de Pablo. El pueblo de Dios está secuestrado en la Roma
espiritual, tal cual estuvo el pueblo de Israel en Babilonia. No saldrán de
Babilonia hasta tanto dejen de adorar las falaces enseñanzas de Pablo como si
fueran palabras de Dios.
243. La sangre de los
mártires derrotó a Roma.
Esa
sangre de los mártires de las persecuciones romanas fue la derrota espiritual
de Roma (Babilonia). Esa sangre de cristianos, que fue derramada porque ellos tuvieron
valor y ellos no negaron su fe. Ellos no aceptaron adorar a un hombre como si
fuera Dios. Esa sangre derramada, derrotó a Roma, la que se creía
invencible. La gran Roma de la carne, la
loba, la madre de todos los hombres lobo. Esa Roma fue derrotada por la sangre
de unos cuantos mártires, que se dejaron asesinar sin pelear, todo por no
reconocer que un hombre, el césar, era dios, por no adorar al césar como Dios.
Sangre
de los mártires de Jesús, con la cual se embriaga la ramera de hoy, la Roma espiritual
de hoy, la Babilonia de hoy. Roma se robó esa sangre para su gloria y su
vanidad. La concubina del césar espiritual, Pablo, la que le es infiel a Jesús.
La que va en pos de maestros humanos, inducida por las enseñanzas de Pablo. La
que ha convivido por dos milenios con las enseñanzas de Pablo, adorándolas
cuando las reconoce supuestamente como palabras de Dios.
Roma
muere, pero el cristianismo sobrevive, cuando la ramera no esté más sobre la
Tierra, desviando a los hijos de Dios, con las enseñanzas de Pablo, cuando no
se adore más al césar romano espiritual, como si fuera dios, al creer que sus
enseñanzas humanas son palabras de Dios.
244. ¿El mal y el bien, juntos
en Roma, igual que en el Paraíso?
A
todo ser humano le es propuesto el mal y el bien, el error y la verdad. Nadie
está libre de esta prueba de su mente, para que toda persona elija su propio
destino. Con Pablo, llega el error
primero a las naciones dentro del cristianismo. Mientras las personas no lo
vean como posibilidad de error, ni siquiera piensan que lo es. Si la verdad y la perfección le son
presentadas primero a la mente humana, el error y la imperfección ni siquiera
serán considerados por las mentes. Así que para que el error tenga una
oportunidad en las mentes debe ser presentado antes que la verdad. El error es
presentado no como error sino como verdad.
Igual
que sucedió en el paraíso. Al hombre el es presentado el bien y el mal, en el
cristianismo, sigue el mismo dilema. Pero la gran mayoría da por hecho que al
llegar al cristianismo no le será propuesto el mal, solo el bien. Allí es donde
la falacia halla su más sutil expresión. Está la iglesia ramera, la que acepta
como de Dios las palabras de Pablo y está la iglesia virgen, la que solo acepta
como palabras de Dios las de Jesús. La virgen está secuestrada por la ramera.
Las dos iglesias en una. Muy difícil de delimitarlas. La línea que las divide
es negarse a aceptar palabras humanas como palabras de Dios.
Luzbel
y Pablo, es la estrategia dispuesta para que podamos elegir, para que tengamos
varias opciones, varias voces entre las cuales escuchar y podamos seguir la que
deseemos. Luzbel ha creado a su apóstol y lo ha guiado hacia Roma, al lado del
apóstol Pedro. Todos terminan eligiendo entre la puerta amplia con Pablo y la
puerta estrecha con Pedro. Así se perfecciona el libre albedrío de todos. La
puerta y el camino amplios no son el mundo. En el mundo no hay este camino a
Dios. Cuando Jesús dijo entrad por la puerta estrecha se refería a evitar entrar
por las propuestas de Pablo.
245. La cautividad
espiritual terminará en paz.
Todos
los del pueblo de Israel que trataron de salir de la cautividad de babilonia
por sus fuerzas fracasaron. Está escrito que solo por voluntad celestial se
terminaría la cautividad de Babilonia. A
su debido tiempo Ciro fue elevado a ese alto cargo (desde lo alto). Ciro le dio
la libertad en paz al pueblo de Israel. Así
supo el pueblo de Israel que no saldrían de allí por voluntad propia. Esta cautividad se dio para que los
seguidores de Jesús sepan cómo es la cautividad de la gran Babilonia espiritual.
Pedro
sabía que al Rey de Israel allí le sacaron los ojos, y comió el resto de su
vida, en la misma mesa del rey de Babilonia. Pero estaba preso, cautivo, como
todo el pueblo de Israel. Pedro sabía
que igual que el rey de Israel, él estaría con Pablo, el rey de la Babilonia
espiritual. Pedro sabía que Pablo lo tendría humillado, menospreciado. Pedro se
dejó llevar cautivo. Pablo sabía que luego de un tiempo, cuando Babilonia se
extendiera a todos los pueblos, Dios daría libertad a su pueblo. Pablo sabía que
luego viene la reconstrucción del templo de la verdad. Dañado por adorar las
enseñanzas de Pablo.
Así
lo entendió Pedro, y por eso anunció que el pueblo de Jesús debía estar cautivo
en Roma, y se fue sumiso a vivir secuestrado espiritualmente en Roma (1 Pedro
5:13). Pedro sabía cuál era el final de
toda la historia del cristianismo sobre la Tierra. Por eso, al final de los
siglos, Pedro fue el que terminó invadiendo a Roma, y dejándose secuestrar de
Pablo y usó a Pablo, para el propósito que Dios había establecido sobre las
naciones.
246. La Gran Babilonia
dividida en tres partes.
Los
lectores del apocalipsis esperan ver a Roma quebrada en tres luego de un
cataclismo. Pero roma es dividida en tres en el espíritu. El imperio romano, en el espíritu, es el
lenguaje romano, más el derecho romano y además la religión romana. La religión romana, ella sola es la gran
Babilonia. La religión romana es la ramera que cabalga sobre el imperio romano.
Es la ramera ebria de la sangre de los mártires de Jesús pues acepta las
palabras de hombres como palabras de Dios. El principal de los adorados es
Pablo, el césar romano espiritual.
Roma
es la gran ciudad que domina sobre el vasto imperio romano espiritual. Esas
tres partes hacen ver al imperio romano dividido en tres entidades
espirituales, porque todas esas tres partes, el lenguaje, el derecho y la
religión, son palabras, son verbo, son lenguaje, son el verbo del gran imperio
romano espiritual.
La
tercera parte del imperio romano, la religión romana, que es la Gran Babilonia,
además quedó dividida en otras tres partes, según la vio en visión el apóstol
Juan, en el apocalipsis. Le religión
romana de hoy, se ha fragmentado durante los siglos, en tres religiones
paralelas y complementarias. Ellos son los cristianos Católicos, los cristianos
ortodoxos y los cristianos de la reforma protestante. Estos tres grandes grupos tienen la verdad de
Jesús, pues tienen los cuatro evangelios de Jesús. En verdad se basan en los
cuatro evangelios de Jesús. Pero están fosilizados, los tres grupos están
petrificados, son como de piedra, por Pedro. Su vida es como la de las
semillas, en espera de despertar, tienen vida latente. Están adormecidos,
debido a las enseñanzas de Pablo, las que ingenua y fatalmente han aceptado
como palabras de Dios.
247. La verdad estaba preparada
para la cautividad en Babilonia.
El
que está destinado para la cautividad, a la cautividad irá, y que el que está
destinado a morir por la espada, por la espada morirá. Ahí está la paciencia y
la fe de los santos(Apocalipsis 13:10). El cristianismo estaba predestinado
para la cautividad en Roma. Estaba predestinado a que nadie pudiera salir de la
religión romana, sin perder la verdad, sino cuando de dieran los tiempos
establecidos por Dios.
Dice
la escritura que muchos israelitas trataron de escapar de Babilonia, por su
propia fuerza. Pero nadie pudo salir antes del tiempo decretado por Dios. Todos los que pretendieron evadirse de
Babilonia, fracasaron. Todo eso sucedió no
por capricho, sino como aviso a todos los cristianos. Por miles de años han
estado cautivos, de las palabras de Pablo, romano, israelita y fariseo. La cautividad del cristianismo en la
Babilonia espiritual ha sido padecida mientras se cumple el plazo dado por Dios
a las naciones, para que lleguen a conocer su nombre.
La
cautividad de los doce apóstoles de Jesús y su iglesia secuestrada por las
enseñanzas Pablo (el anticristo), ya está por terminar. En la Babilonia del pueblo
de Israel, cuando se cumplieron los tiempos, el rey Ciro, mandó a llamar a
Zorobabel, gobernador de los judíos y también hizo llamar a Josué, sumo
sacerdote de Israel. Cuando ellos dos se presentaron delante de Ciro, él les
dijo que podían tomar de los tesoros de Babilonia cuanto necesitaran para
reconstruir el templo de Jerusalén. El templo había sido arrasado durante la
cautividad, quedaban solo quedaban los cimientos del templo, su piedra de base,
su Pedro de ese entonces.
Ciro,
les dijo que el Dios de ellos lo había puesto ahí para ayudarles en esa misión.
Para que salieran en paz y pudieran reconstruir el templo. Para que ocuparan de
nuevo su tierra. El pueblo de Israel había llegado al final de su larga
cautividad. Ciro les ofreció a Zorobabel y a Josué, la protección de los
ejércitos de Babilonia, para que pudieran llevar término la misión. Esta tarea les
fue encomendada por el rey de Babilonia, por orden de un Dios al cual el rey
Ciro no conocía. El Dios de Israel,
ungió en Babilonia, a un rey pagano para que liberara en paz al pueblo de Israel. Todos estos sucesos, según Pedro, el grande,
no el menospreciado por Pablo, han de darse en el cristianismo, cautivo ahora
en Roma, en la Gran Babilonia espiritual (1 Pedro 5:13).
248. El Espíritu de Jesús
usó a Roma.
La
usó como el que usa un caballo para viajar por todas las naciones (Apocalipsis
10: 6-7). El latín es el lenguaje del
imperio. El latín era una lengua muerta,
pero era usada en los rituales religiosos de la iglesia romana, durante dos mil
años. Ese latín tuvo siete hijos, que
son las siete cabezas de la bestia, que son las siete lenguas romances. Donde
esas lenguas romances estén, en medio de los pueblos, ahí está el imperio
romano espiritual. Donde el derecho romano sea usado, ahí está el imperio
romano espiritual. Donde sea seguida una religión de origen romano, ahí está el
imperio romano espiritual.
¿Qué
quiere decir el espíritu de Jesús con esto de los tiempos? ¿Por qué un tiempo y dos tiempos y medio
tiempo, es lo mismo que cuarenta y dos meses, es lo mismo que tres años y
medio, y es lo mismo que mil doscientos sesenta días y todas son medidas de
tiempo de igual valor? Es un tiempo determinado
por Jesús. Un tiempo medido para que el error, el engaño y el mal tengan la
oportunidad de proponerle a los seres humanos unas enseñanzas diferentes a las
enseñanzas de Dios, aunque a todas luces parezcan palabras de Dios.
Si
para Dios mil años son igual que un día, según enseñó Pedro, entonces podemos
pensar que como van dos milenios, van transcurridos dos tiempos, de esos de
Dios. Van dos días de Dios. Estamos en el amanecer del tercer día. Y al
amanecer de tercer día resucitó Jesús. Por lo tanto, la verdad de Jesús,
pisoteada, mancillada, traspasada por las naciones puede muy bien ver de nuevo
la luz. Ya sin que sea traspasada, pisoteada, por las naciones que se han
extraviado, en pos de las enseñanzas de Pablo. Las han aceptado como palabras
de Dios.
Según
los tiempos del apocalipsis, se terminan los dos tiempos de las naciones, para
empezar el tercer tiempo. El milenio en el cual los seres humanos aceptarán las
enseñanzas de Jesús como únicas palabras de Dios. Será el milenio de la
plenitud del cristianismo. El milenio en que gobernará sobre la Tierra Jesús
con sus enseñanzas verdaderamente sagradas y su nombre en verdad será
santificado. No será más pisoteado por las multitudes de los adoradores de las
enseñanzas de Pablo. Así se ve que Roma fue usada para aglutinar los pueblos a
su alrededor y luego venir el milenio de plenitud. Pedro es el artífice de tan
magistral uso de Roma para extender la piedra de base a todos los pueblos.
249. La verdad de los doce
no ha sido dañada.
La
pura verdad de Dios, la verdad virgen, la verdad sin mancha, está en las
escrituras. Pero realmente no es reconocida, ni es aceptada entre los
cristianos de las naciones gentiles. Porque los seres humanos se extravían del
sendero de las enseñanzas de Jesús, por las enseñanzas de Pablo. Él, con maña,
infiltró errores entre sus enseñanzas, escritas como verdades del Cielo. Las
respaldó con las señales y prodigios, que le fue dado hacer delante de los
hombres. Solo así podía extraviar a todas las naciones. No era fácil seducir a
las naciones durante estos largos dos mil años.
A
pesar de esta trama hábilmente tejida, el templo de la verdad de Jesús está
limpio y sin manchas ni contaminaciones ni suciedades. Está abierto para los
que de verdad deseen entrar. Está en las escrituras. Está en la teoría,
mientras pasan los tiempos de las naciones. Está vivo en los cuatro evangelios
y en las enseñanzas de los doce apóstoles de Jesús, autorizados desde el cielo.
Solo en los cuatro evangelios y en los doce, vive la verdad, con la más grande
autoridad que haya sido dada a ser humano alguno sobre toda la tierra.
250. ¿Pedro no escribió un
evangelio?
Pedro
no escribió un evangelio directamente, pero su secretario, Marcos, reunió en un
evangelio lo que predicó Pedro en Roma sobre la vida y las obras de Jesús de
Nazaret, el hijo de Dios. De Marcos dijo
Pedro que era su hijo espiritual.
Marcos, aunque no era uno de los doce apóstoles de Jesús, era uno de los
seguidores de Jesús. Y estando en el huerto de los olivos, la noche de la
traición de Judas y del arresto de Jesús, cuando los soldados del sanedrín
trataron de capturar a Marcos, este se les zafó, soltando su manto y huyendo
desnudo, según está escrito en el evangelio de Jesús, según Marcos
Dicen
las escrituras, que Marcos inicialmente acompañó en sus predicaciones a Pablo,
pero hubo tan gran disgusto y desacuerdo y exacerbación pública entre ellos dos,
que Marcos abandonó a Pablo, juntándose luego a Pedro y acompañándolo por el
resto de sus días. Llegando a ser secretario personal de Pedro, su hijo
espiritual, el portador de su testimonio. Puesto que Pedro había de quedar
cautivo por siglos en la Gran Babilonia, rehén espiritual de Pablo, por orden
de Dios.
Por
ser prisionero espiritual de Pablo, Pedro delegó en Marcos la tarea de redactar
un evangelio, donde dejar por escrito los hechos y las enseñanzas del hijo de
Dios. El rechazo público de Marcos hacia
Pablo es una de las señales claras dejadas para los que desean hallar la verdad
interna del cristianismo. Para confirmar la identidad secreta de Pablo el
anticristo. Marcos se separó de Pablo, a
quien servía, con gran disgusto notorio a todos los que los rodeaban, pero
guardó silencio sobre sus razones y motivos y terminó sirviendo a Pedro, según
está escrito.
Marcos
y los cientos de discípulos, que siguieron a Jesús durante su ministerio, que
le sirvieron Jesús, que lo amaban, que fueron testigos de su muerte y de su
resurrección, no recibieron de Jesús el nombre de apóstoles, puesto que habían
de ser solamente doce apóstoles sobre toda la Tierra y en todos los tiempos, ni
uno más, ni uno menos. Todo el que ha
pretendido ser apóstol, se ha hecho delante del trono de Dios anatema, aunque a
los ojos de los hombres sean tenidos en mucho, pero la verdad al final será
dicha.
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