LA VERDAD ORIGINAL DE JESÚS
CAPITULO 21
LAS ALMAS VUELVEN.
Juan vive miles de años.
(Juan 21: 22-23)
258. Esta generación no pasará hasta que todo se cumpla (Mateo 28: 18).
¿Pero qué quiso decir Jesús con esto que no pasará esta generación? Ya van dos mil años y miles de millones de seres humanos que han nacido, han vivido, y luego han muerto sobre la faz de la Tierra. ¿Se equivocaría entonces Jesús? Por ningún motivo se trata de un error de Jesús. Jesús no se equivoca. Jesús no habla por hablar. Jesús no exagera. La palabra que dio Jesús sobre que esta generación no pasará hasta que todo se cumpla, es verdad. Esta generación no ha pasado, esta generación ha estado aquí en la Tierra estos dos mil años. Esto implica empezar a considerar que las almas están, que las almas vuelven. Así como volvió el alma de Elías en Juan Bautista y él no lo sabía. Para esto sucedió esa transmigración de esa alma.
Obviamente, para poder creerle a Jesús, que esta generación toda estará hasta el día del juicio, no le hemos creído a la epístola a los hebreos sus enseñanzas, que dan a entender que para el hombree la venida a la tierra es solo una vez, que las almas no pueden volver (Hebreos 9:27). Realmente lo que ese autor, pretendió hacer fue destruir las enseñanzas de Jesús. Ha sembrado sutiles errores, como ese que todo ser humano muere una vez y luego viene el juicio. Las naciones se han dejado seducir y extraviar, tal como fue anunciado en las escrituras, por los apóstoles de Jesús.
259. Algunos estarán vivos en la tierra hasta el día del juicio final (Mateo 16:28).
Jesús enseñó que algunos de los que estaban con él, hace dos mil años, no probarán la muerte hasta que vean venir el reino de Dios. En el primero que piensa uno es en el apóstol Juan. Según Jesús, Juan permanecerá hasta la única segunda venida de Jesús. Pero según la enseñanza de Jesús, no solo Juan permanecerá, sino algunos, (no se sabe cuántos, ni cuáles) permanecerán vivos hasta la segunda venida de Jesús.
Se sabe que a Pedro le dijo Jesús que no permanecería, sino que tendría que dejar su tienda, como el mismo Pedro lo confirmó en sus epístolas (2ª Pedro 1:14). Pedro no es uno de los que permanecerá, pero eso no quiere decir que Pedro haya fracasado, solo que no es uno de los que permanecerán. Es necesario que el tiempo de Pedro termine. Pedro ha estado dos tiempos, dos mil años, luego viene el milenio de Juan y luego viene el medio tiempo.
Estas enseñanzas de Jesús, sobre la permanencia de las almas en la vida, fueron desestimadas por la epístola a los hebreos, cuando enseña que para el hombre está dado venir una sola vez a la tierra y luego es juzgado (Hebreos 9:27). En esa enseñanza el autor (sea quien sea), dañó para sus seguidores la enseñanza de Jesús sobre la permanencia y el regreso de algunas almas. El autor de esa epístola (Hebreos) que los cristianos creen que es infalible palabra de Dios, cortó para los suyos este valioso conocimiento. Sin el cual no se puede entender la justicia de Dios, que aparentemente permite que muchos que hacen iniquidad, no reciben su paga aquí en la Tierra. Pero si tenemos en cuenta que las almas permanecen y pueden volver, entonces se entiende cómo las almas vienen a pagar el mal que hicieron y a recibir bonificaciones por el bien que hicieron.
260. Los que matan los cuerpos no pueden matar las almas (Mateo 10:28).
Jesús enseñó no temer a los asesinos y a los homicidas, que pueden matar los cuerpos de los seres humanos, pero las almas no pueden matarlas. Hay que temer solamente a aquel que sí puede enviar el cuerpo y las almas humanos a la gehena. Con esta enseñanza Jesús da a entender que las almas no mueren y que la verdadera muerte es la muerte del alma, la segunda muerte, la muerte del día del juicio final. Todas las almas están vivas porque para Dios, que no tiene tiempo, todas las almas viven en el mismo tiempo, por tanto, para nada es imposible que Jesús haya dicho que Juan permanecerá hasta su segunda la venida.
261. Jesús dijo que la muerte es un sueño.
Jesús dijo que él puede despertar personas de ese sueño que es la muerte. Jesús despertó a Lázaro de su sueño, de su muerte y lázaro volvió a la vida (Juan 11:11). Jesús despertó a una niña muerta, que era la hija de Jairo, y todos se reían de Jesús pues sabían que la niña estaba muerta, pero para Jesús ella dormía. Cuando Jesús la llama, ella despierta (Mc 5:39). Jesús despertó del sueño de la muerte al hijo de la viuda de Naím.
Jesús dice que las almas humanas son como esas vírgenes que despertaron para recibir a su novio el día de la boda. Estas enseñanzas de Jesús han sido dejadas de lado por los maestros de la ley, pues le han dado fe a las enseñanzas de la epístola a los hebreos, que dice que solo hay una vez para las almas aquí en la tierra (Hebreos 9:27). Tan fuerte ha sido la seducción de una simple epístola, que ha extraviado a toda la cristiandad, según fue anunciado por Jesús.
Si la muerte es un sueño, y las almas no mueren hasta el día del juicio final, entonces, contrario a las enseñanzas de la epístola a los hebreos, las personas pueden volver a despertar de ese sueño, y con mayor razón si Jesús las despierta para cumplir una misión divina, como es el caso de Juan, que permanece hasta la segunda venida de Jesús. Y como fue el caso de Juan Bautista, portador del espíritu de Elías, aunque el mismo juan bautista lo ignoraba.
262. Jesús tiene las llaves de la muerte (Apocalipsis 1:18).
Jesús enseñó que a él le fue dado por el Padre todo el poder en el Cielo y en la Tierra (Mateo 28: 18). Jesús también enseñó que, al tener todo el poder, le fueron dadas las llaves de la muerte y del hades. Por lo tanto, al decir Jesús que no pasará esta generación hasta que todo se cumpla, está haciendo uso de su poder total y absoluto, que nadie además de Él posee. Jesús detuvo en la vida la generación que estaba presente en el siglo primero. Jesús está revelando algo muy grande sobre la vida de las almas.
Algo que Pablo, y el autor de la epístola a los hebreos, impidieron que los cristianos de las naciones conocieran. Jesús, con todo su absoluto poder está enseñando que las almas no mueren sino hasta la muerte del juicio final, se desprende de estas enseñanzas de Jesús que supuestamente todos han estado aquí desde hace dos mil años.
263. El que a cuchillo mata, a cuchillo muere.
Jesús fue el que enseñó que el que a cuchillo mata a cuchillo muere. Jesús enseñó que el que tome la espada, a espada morirá. Según Jesús, nadie que cometa una injusticia o un crimen, aunque lo haga en secreto o sea un gobernante, se quedará impune. Está el ejemplo del profeta Elías, quien en un momento de celo y de ira degolló a los ochocientos cincuenta profetas de Baal, aquellos profetas que alimentaba Jezabel, la reina de Israel, reina idólatra, reina por tanto adúltera espiritualmente, reina ilegítima. Siglos después, Elías, siendo Juan en ese momento, es degollado por petición de una reina de Israel, una reina ilegítima, adúltera, mujer de Filipo, que era amante de Herodes, hermano de Filipo. Por eso fue que Jesús también enseñó que lo que queramos que nos hagan los seres humanos, se lo hagamos nosotros a los humanos, porque eso es el resumen de toda la ley de Dios y las enseñanzas de los profetas. Aún para Elías hubo la consecuencia de sus obras, siendo quién era. Elías degolló y fue degollado. Elías degolló a esos ochocientos cincuenta profetas de Baal, que estaban al servicio de una reina de Israel ilegítima, porque era adoradora de ídolos, pero cuatrocientos años después, otra reina de Israel, también ilegítima, porque era la esposa del hermano de Herodes, mandó degollar a Elías. Si eso se hizo en Elías, ¿Que no se hará en los demás hombres?
Esa es la única forma en que puede entenderse la gran justicia de Dios, que estaba oculta tras el velo falaz de las enseñanzas de Pablo, pero que al dejarlas de lado se ve claro como la luz del sol, que Dios a nadie dejará impune, aunque aparentemente pasen sin castigo los crímenes de los gobernantes, que mueren con honores, además de los crímenes de tantos asesinos, que estaban ocultos, pues toda alma, al permanecer, según Jesús, vuelve y tiene que pagar o recibir beneficios según sean sus obras, y esa alma sufre igual que aquellos a quienes hizo sufrir, sin saber que vino a esta tierra a pagar o a recibir bonificaciones, como consecuencia de las obras de bien o de mal que hizo. Nada está oculto a los ojos de Dios y nada se queda sin su justa, exacta y precisa recompensa. Lo que hagas a los hombres, eso te harán. Juan bautista murió degollado, porque Elías había degollado. Juan el evangelista vuelve y hace lo que le fue encomendado desde hace dos mil años, aunque ello esté oculto a los extraviados seguidores de Pablo y del autor desconocido de la epístola a los hebreos, y les creen a sus falacias de que las almas no pueden ni permanecer ni volver, a eso vino Pablo con todos los suyos, a seducir y extraviar a las naciones, y vaya que lo han conseguido, tal cual lo anunció Jesús.
264. Pedro estaba destinado a la cautividad.
El que está destinado a la cautividad, a la cautividad irá. “Y el que esté destinado a morir por la espada, a espada morirá. En esto consisten la paciencia y la fe de los santos, el que tenga oídos para oír, que oiga” (Apocalipsis 13: 9-10). Los que están destinados a la cautividad o a la espada, no lo están por capricho de Dios.
Algunos lo están porque lo que siembres eso cosecharás. El más importante ejemplo de esto es el de Juan bautista, que fue degollado, porque Elías había degollado. No es un capricho de Dios, que juega con las vidas y a unos les da bienes de toda clase, mientras que a otros los condena a nacer de padres drogadictos, madres prostitutas, hijos de ladrones y asesinos, niños que son violados, o asesinados, sin que aparentemente Dios los proteja o le importe su desgracia, como si hubieran sido condenados por un azar siniestro desde antes de nacer.
Pero no todas las personas que sufren alguna desgracia son porque están pagando algo. Pues algunos vienen destinados a sufrir, para que en ellos se manifieste la gloria de Dios. Los discípulos le preguntaron a Jesús sobre el hombre que había nacido ciego, y llevaba ya treinta y nueve años ciego, si era que él había cometido algún pecado o estaba pagando algo malo que hicieron sus padres. Jesús les contestó que ese hombre había nacido ciego para que se manifestara en él la gloria de Dios (Juan 9:3).
Así mismo se puede decir de Jesús que estaba destinado a la cruz, no por sus pecados, sino por los de todo el mundo. Esteban estaba destinado a morir apedreado por una multitud al mando de un tal Saulo de Tarso, un fariseo asesino. Pedro fue destinado por Jesús para ir a la cautividad de la gran Babilonia. Cautivo de Pablo. Mientras pasan “los tiempos de las naciones” y es restaurada la verdad que había sido pisoteada. Las enseñanzas de Pablo y las del "desconocido" autor de la epístola a los hebreos, taparon con un fino velo invisible, estas verdades de Jesús sobre la vida de las almas. Sobre su permanencia en la Tierra y sobre la posibilidad de volver las almas.
265. Dios es Dios de los que están vivos, no de los muertos.
Dios no es Dios de muertos, sino que es Dios de vivos, según enseñó Jesús. Jesús enseñó que Dios es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, porque para Dios todos vivimos al tiempo (Mateo 22: 31-32) (Lucas 20: 37-38). Para Dios no hay tiempo, para Dios no hay un ayer, un hoy, un mañana, pues Dios es eterno. Por eso es por lo que el Padre y Jesús ya saben “cómo les fue a todos los humanos” en esta vida, pues para ellos dos ya se dio el juicio final. Dios no está pendiente de lo que va a suceder en el porvenir. Para Dios todo sucede en un instante llamado eternidad. Ya sabe Dios quien se salvó y quien se condenó a sí mismo con su libre albedrío.
También Jesús dice que Él es la resurrección y la vida. Que aquel que crea en Jesús no morirá para siempre. Y todo aquel que vive y cree en Jesús, aunque esté muerto, vivirá. Dice el apocalipsis, que los hombres buscarán la muerte, y la muerte huirá de ellos. Jesús hablaba en el monte de la transfiguración, con Moisés y Elías, vivos, delante de Pedro, Santiago y Juan.
Todas esas enseñanzas de Jesús, sobre la permanencia de las almas, han sido desestimadas, por los seguidores de las enseñanzas del "desconocido" autor de la epístola a los hebreos. Para su propia perdición se engañaron las naciones, se dejaron seducir de las palabras unos simples seres humanos, como Pablo. Se fueron más allá de de las enseñanzas de Jesús. Traspasaron a Jesús por creerle al autor de la epístola a los hebreos.
266. Jesús enseñó sobre portadores de espíritus.
“Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, pasa por lugares áridos buscando descanso y no encuentra reposo. Entonces dice: 'Volveré a mi casa de donde salí'; y cuando llega, la encuentra desocupada, barrida y arreglada. Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus más depravados que él, y entrando, moran allí; y el estado final de aquel hombre resulta peor que el primero. Así será también con esta generación perversa" (Mateo 12: 43-45).
Algunos espíritus son bondadosos, pero otros son perversos, según enseñó Jesús.
Jesús expulsó siete espíritus de la magdalena, y el endemoniado de Gerasa tenía una legión de espíritus. Además, el espíritu de Elías vivía en Juan el bautista, sin que Juan supiera que él era Elías. Se entiende entonces que los espíritus que habitan en seres humanos son espíritus de otros seres humanos. No espíritus puros malignos, ni espíritus de animales, ni espíritus de plantas, son espíritus de seres humanos. Según Jesús es normal que los humanos sean portadores de espíritus, portadores de almas. Los espíritus moran en personas que les son afines por sus obras. Por tanto, si alguien obra el bien, portará espíritus obradores del bien, pero si alguien obra lo malo, portará espíritus afines a sus obras. Pero ¿Dónde moran los espíritus? ¿En los cuerpos o en las mentes?
267. Los apóstoles no terminaran de recorrer las ciudades de Israel.
Jesús enseñó que cuando a sus discípulos los persiguieran en una ciudad, huyeran a otra ciudad. Y si en esa los persiguen, huyan a una tercera ciudad. Que no acabarían de recorrer las ciudades de Israel antes de que viniera el hijo del hombre (Mateo 10:23).
Van dos mil años, las ciudades del Israel espiritual se han multiplicado, con la expansión de la gran Babilonia, la que lleva cautivo al pueblo de Israel espiritual la roma que recibe las palabras de Pablo como palabra de Dios. Jesús no ha vuelto, y sus apóstoles murieron hace siglos. Pero Jesús no se equivocó, cuando dijo que ellos no terminarían de recorrer las ciudades de Israel antes de que Jesús vuelva por segunda vez.
Hay que hallar en las enseñanzas de Jesús la verdad de la vida de las almas y como es su permanencia en la tierra, aunque los cuerpos mueran. En el cristianismo contaminado por las enseñanzas de Pablo y por la epístola a los hebreos, son despreciadas muchas de estas enseñanzas de Jesús. Por eso, después de dos mil años, hay mucha confusión entre las naciones, que ignoran a fondo las enseñanzas de Jesús. Pues les fueron reemplazadas por las epístolas de Pablo y del autor de la epístola a los hebreos. Es verdad que los doce no han terminado de recorrer las ciudades de Israel. Pero para entenderlo es necesario no adorar como de Dios las enseñanzas de Pablo y de sus seguidores.
268. Nada hay encubierto que no llegue a revelarse.
Jesús enseñó que nada hay escondido que no llegue a descubrirse. Parecería que Jesús se equivocó, porque muchos seres humanos se fueron a la tumba con secretos, de obras buenas. Y también secretos de crímenes, que aparentemente se quedaron impunes, sin castigo, sin saber quién fue el autor. Pero si es verdad que las almas no mueren, si es verdad que nada se queda oculto y si es verdad que nada se queda sin su recompensa, buena o mala, en esta Tierra, entonces es porque es verdad que algunas almas no se van. Por lo que se entiende que las personas pagan el mal y reciben premios, por el bien que hicieron, aunque de momento está oculto a sus ojos.
Los que se deleitan en la maldad ignoran esta ley de Jesús. Pues sabrían que tarde o temprano, así sea siglos después, recogerán todo aquello que sembraron (Mateo 10:26). Por eso se ve en esta Tierra tanta aparente injusticia de Dios, cuando a muchos les suceden males inexplicables, mientras que algunos otros todo les sale aparentemente bien.
Si no fuera por las palabras de Pablo y la epístola a los hebreos, el pueblo sabría la verdad. Los paganos y los impíos se abstendrían de muchos males, y todos los seres harían mucho bien. Puesto que nada se queda sin su recompensa. El probador, el falso profeta Pablo y sus seguidores, han de recoger el fruto de su trabajo. Los seguidores de Pablo no van a poder decir que los engañaron, sino que ellos mismos se engañaron con palabras humanas que recibieron como palabras de Dios.
269. Cuando Jesús venga por segunda vez, todo ojo le verá.
Dice el apocalipsis, que el día que venga el Señor, de improviso, con poder y majestad, sobre las nubes del Cielo, todo ojo le verá. Y lo verán los que le traspasaron. Y se lamentarán todas las tribus de la Tierra.
Al decir que todo ojo le verá, no está diciendo que todos los ojos que estén en esos momentos sobre la Tierra le verán. Está diciendo que todos los ojos de todos los humanos le verán ese día. Ese día todos los ojos humanos estarán sobre la tierra y sabrán que siempre estuvieron. Para que todo ojo le vea es necesario que sin que haya una resurrección masiva previa, ostensible, todos estemos aquí, y el Señor se presente a la hora menos pensada. Para Dios todos estamos vivos hasta la muerte del alma, porque no somos cuerpos sino almas.
Y al decir que se lamentarán todas las tribus de la Tierra, son todas. No excluye a los cristianos, dice todos. Todo ojo le verá y todo ojo se lamentará de alguna manera. Pero los que recibieron como de Dios las palabras de Pablo se lamentarán aún más.
270. Jesús eligió a Juan para que lo reciba en su venida.
Todas las palabras que habló Jesús se han de cumplir, aunque en principio parezcan imposibles para los seres humanos. La segunda parte de la estrategia de Jesús con el apóstol Juan, llega a consumarse completamente cuando Jesús le dijo a Pedro, que si Él, Jesús, deseaba que Juan permaneciera hasta que Jesús viniera, así se cumpliría. Con lo cual estaba decretando que así sería. Pues Jesús no hablaba por hablar. Ni Jesús hablaba por jugar. Ni mucho menos Jesús hablaba por adornar las palabras. Ni por ver que gesto hacían, o que iban a contestarle, las personas que lo oían. Además, Jesús no se equivoca.
Toda palabra hablada por Jesús es verbo vivo, es verbo creador, es verbo celestial. Jesús no dijo que el apóstol Juan no moriría, no dijo Jesús que el cuerpo de Juan viviría miles de años. Sino que Jesús dijo que el alma de Juan permanecería hasta que Jesús volviera, después de los milenios que ya han pasado. No hablaba Jesús, al decir que Juan permanecería hasta su venida, que Juan en cuerpo y alma permanecería. Sino solamente hablaba Jesús del alma de Juan.
Pasó semejante que, con el otro Juan, el bautista, el del antiguo testamento, que dijo Jesús que era el portador de la segunda parte del espíritu de Elías. Ese Juan bautista era Elías. Pero cuando los judíos le preguntaban si él era Elías, contestaba sin dudar que no lo era. Porque para Juan bautista estaba oculto que era Elías. No porque Juan bautista tuviera el cuerpo de Elías. Sino porque era el portador del alma de Elías. Juan bautista era Elías, pero él ignoraba que era Elías. Pero a los ojos de Dios, Juan bautista y Elías eran la misma persona, por el alma, porque para Dios la carne no es lo que nos hace personas, sino el alma. El alma que no muere, sino hasta el día del juicio final.
De los dos juanes, tanto de Juan el bautista, como de Juan el evangelista, sus almas permanecieron en la Tierra más allá de la vida de sus cuerpos. Esas almas estuvieron en más de un cuerpo. Sus almas atravesaron los siglos, vivas aquí en la Tierra. Sus almas, es decir, esas personas, hicieron trabajos para Dios. Cumplieron misiones en un siglo y volvieron a hacerlo siglos después. Justo los dos comisionados de preparar la venida de Jesús en sus dos venidas. Ambos, por coincidencia celestial tienen el nombre de Juan.
271. ¿Juan ha permanecido dos mil años en la Tierra?
¿Cómo puede ser esto? ¿Después de dos mil años, ese mismo Juan está entre nosotros y ni él ni nosotros lo conocemos? ¿Dónde estará el apóstol Juan ahora? ¿Cuál cuerpo ocupa su alma? ¿Qué lenguaje habla? Tal vez, (al igual que Juan el bautista), este Juan ignora que es Juan, hasta que se revele lo que tenga que hacer para Jesús en momentos dados de la historia. Así como el bautista ignoraba que era Elías, este Juan, estará en la Tierra y no sabe que es portador del alma de Juan el apóstol. Quien sabe quién reciba a Jesús En su segunda y no sepa que es Juan.
Según las enseñanzas de Jesús, este Juan ha permanecido en silencio y en secreto, al cuidado del verdadero cristianismo, al cuidado de la virgen, que se va a desposar con el cordero. Ha pasado el espíritu de Juan desapercibido por todas las naciones, a la espera del tiempo señalado para él por Jesús.
Un Juan recibió a Jesús la primera vez que vino y un Juan va a recibir a Jesús la segunda vez que venga. Dos Juanes reciben a Jesús en sus dos venidas. Y esos dos Juanes tienen doble porción de espíritu, tienen el don de ser videntes. Y de los dos Juanes es la segunda porción de espíritu la que recibe a Jesús. En las únicas dos veces determinadas por el Padre para que Jesús, el cordero que está delante del trono, venga a la Tierra a cumplir su misión celestial.
272. Juan debe aparecer con un librito abierto.
Juan recibió ese librito abierto, de las manos de un ángel y se le dijo: “Es preciso que de nuevo profetices a los pueblos y lenguas” (Apocalipsis 10:11). Con esa profecía, Juan debe reconstruir el templo de las verdades de Jesús y sus doce apóstoles, que fue destruido por Pablo, con sus enseñanzas. Las verdades que se dirán sobre el cristianismo no serán diferentes a las enseñanzas de Jesús y su doce apóstoles. Solo que ya no serán más reverenciadas las enseñanzas de Pablo, como palabras de Dios. Y esa sola diferencia hará que los cristianos vean la luz de la palabra de Dios. No la verán como un reflejo que ven unos prisioneros, en una cueva de ignorancia, por causa de unas falacias que vendan sus ojos. Sino que estarán frente a frente ante la presencia de Dios en sus cuatro evangelios, en sus escrituras sagradas. Verán la luz, no un reflejo engañoso. No solo le es dado un librito abierto, sino que Juan recibe la orden de volver a profetizar, volver a enseñar la verdad de Jesús, la verdad traspasada.
273. Juan debe medir la verdad de Jesús.
También dice el Apocalipsis, que a Juan le fue dada una caña de medir que usaban los constructores de ese tiempo. Se le ordenó que midiera el templo de la verdad, que había sido destruido. Le fue dado a Juan, de las manos del ángel, el poder de medir las verdades, diferenciándolas de las aparentes verdades. Y le fue dado a Juan, al descubrir para los cristianos la verdad pura, sin añadiduras, el poder de reconstruir el Templo de la verdad de Jesús. Templo que había sido profanado y pisoteado, por las naciones seducidas por las enseñanzas de Pablo. Viene la reconstrucción del templo por Juan. La cautividad del pueblo de Dios en la Gran Babilonia espiritual, seducidos por las enseñanzas de Pablo ha de terminar con Juan volviendo y midiendo la verdad.
Le fue dicho a Juan, que no midiera el atrio exterior del templo de la verdad de Jesús. Porque había sido entregado a los gentiles. Había sido entregado el atrio exterior a la Gran Babilonia, dado a Pablo el césar romano espiritual. (Al atrio del templo del pueblo de Israel, podían entrar los gentiles, más no podían entrar al templo). Le fue dicho a Juan, que los romanos, los lobos, al comando de Pablo, pisotearían la ciudad santa, que es la verdad de Jesús. Le fue dicho a Juan que los hijos de la loba (Roma), los hijos de la ramera pisotearían el templo sagrado de la verdadera palabra de Dios. Pisotearían la ciudad santa, por un tiempo determinado, llamado los tiempos de las naciones. Un tiempo de la niebla, en el cual han reinado ya por dos mil años, el engaño y la impostura de recibir como de Dios las palabras de Pablo.
Realmente había un gran secreto bajo las catacumbas romanas. Un secreto guardado debajo de la gran piedra de base sobre la cual Jesús levantará su templo. La revelación del secreto, sobre la verdadera identidad de Pablo, abre las puertas de las catacumbas romanas, a las multitudes que desean conocer bien a Jesús de Nazaret. Miles de millones de personas desearon escuchar palabras que dieran luz, sobre la gran confusión de las naciones. Porque no alcanzan a entender la verdadera justicia de Dios, debido a las palabras de Pablo plantó desde el principio del cristianismo. Las multitudes no pueden entender el cristianismo, porque la iglesia que reciben al nacer, con el paso de los siglos ha tenido demasiadas contradicciones innegables. Las gentes se salen de la fe porque están llenos de dudas y de preguntas sin solución.
Siempre se supo que, en las criptas de la Roma espiritual, en las catacumbas espirituales, estaban enterrados grandes secretos. Además, siempre se supo esos secretos que trasformarán en un instante, con solo ser revelados, la historia del cristianismo. Siempre se supo que se revelarían grandes traiciones secretas, inesperadas e insospechadas. Y es la verdad lo que suponían. Pero no esperaban oír que el verdugo de los seres humanos era aquel en quien más habían confiado. No sabían cómo fue que Pablo, entró en la huerta, sembró cizaña y Jesús dio la orden de dejar crecer la cizaña hasta el día de la cosecha.
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