281.
Cuando oren, no sean como los hipócritas.
A
los fariseos, Jesús los llamaba hipócritas, pues según Jesús, les gusta orar de
pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea.
Y dice Jesús que con eso ya tienen su premio.
Así enseñó Jesús en qué formas no orar. Pero Pablo, fariseo, ordenó que
las oraciones las hicieran sus seguidores, en ciertas posiciones corporales. Haciendo
a sus seguidores iguales a los fariseos, que son hipócritas. Como si Dios Padre
no oyera al hombre en cualquier posición corporal. Por eso ves que las personas oran de pie, que
alzan las manos. Todo esto por seguir, como si fueran verdaderas palabras de
Dios, las enseñanzas de Pablo. No oran
así por seguir las enseñanzas de Jesús. Ni porque le salga como algo natural.
Dios
oye todos tus pensamientos, desde el mismo instante que ellos se forman en tu
ser. Sin importar que estés acostado, sentado, de rodillas, parado. Aunque
estés en un bar, en un prostíbulo, en una letrina, en un lodazal, en medio de
cerdos, en el fondo del mar, en una cueva, en un lugar público, o postrado ante
el altar de un templo. Jesús te oye
donde estés y como estés. Jesús te oye
siempre, aunque no desees que te oiga. Aunque lo ofendas, Jesús te oye. Aunque
seas, por tus obras, de Luzbel. Jesús te oye, aunque asesines personas,
buscando que Dios te voltee su rostro, mientras estés vivo. Jesús te oye,
aunque desees ocultarte de Él. Jesús te oye siempre y siempre lo hace con
misericordia, sin excepciones.
Es
más, Jesús enseñó que cuando ores busca estar en un lugar a solas con él. Pero
es necesario recordar que, aunque estés en medio de una multitud, puedes estar
a solas con Dios y nadie más saberlo.
Si, dejas de lado las enseñanzas de Jesús, o las traspasas, entonces
haces como los hipócritas, que gustan ser vistos de los seres humanos. Todo lo
hacen para ser vistos de los hombres, como enseñó el más famoso fariseo, Pablo,
que sus seguidores hicieran.
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