65.
El Padre envía ángeles a engañar seres humanos (Libro 1° de reyes cap. 22).
El
que crea que Dios Padre no envía espíritus a decir mentiras; el que crea que
Dios no pudo haber creado malo, desde el principio a Luzbel, lea en el libro 1º
de Reyes, el capítulo 22, versos 1 a 40, sobre el rey Acab y el profeta Miqueas
(o Micaías).
En
este relato de las escrituras llamadas sagradas, Dios envió un espíritu de
engaño para extraviar a todos los profetas de Israel, menos al profeta Micaías.
Y todos esos profetas de Dios, engañados por Dios mismo, convencieron al rey de
Israel, al rey de Judá y al pueblo entero, que ese día vencerían al rey de
Siria, tomarían su vida, y recuperarían Ramot de Galaad. Fueron a la guerra a
pesar de las palabras de Micaías, que les decía que iba a morir el rey Acab y
no el rey de Siria. No le creyeron, y se fueron convencidos de vencer el campo
de batalla, dejando a Micaías preso en la ciudad.
El
rey de Siria había dado orden de buscar y matar solamente al rey Acab. El rey
de Siria, que era enemigo del pueblo de Dios, fue enviado por Dios mismo, a
matar al rey de Israel. El rey Acab no iba ese día al frente de los ejércitos
de Israel, como su rey, sino disfrazado de soldado raso, para evitar la profecía
de Micaías. Pero ese día una sola flecha fue disparada a los aires al azar, y
al caer, se clavó en el pecho del rey Acab, derribándolo, herido de muerte.
Todo
ese engaño, a los profetas, a los dos reyes, al ejército y al pueblo, era para
que el rey Acab muriera en batalla; para que la sangre del rey de Israel regara
la tierra y la bebieran los perros, debido a lo perverso que había sido el rey
Acab, junto con su esposa Jezabel. Ver en apocalipsis 14:20, cómo esta sangre
derramada de Acab, es un aviso de lo que será la vendimia de la tierra al final
de los tiempos.
Antes
de suceder todo este despliegue de pueblos y ejércitos, dice la escritura, que
Dios, en medio de todos sus ángeles, preguntó quién iría a engañar a los
profetas de Israel, para que, con sus falsas profecías, enviaran al rey Acab a
esta trampa mortal, a la batalla. Obviamente, el espíritu de engaño que se
ofreció para enceguecer a los profetas era uno de los ángeles del lado oscuro,
que estaba allí en el cielo mismo, con todos sus compañeros oscuros. No fue que
lo mandaron a llamar al infierno. Ese espíritu de engaño estaba ahí tranquilo
en la presencia de Dios.
También
el espíritu de asesinato que entró en el rey de Siria para matar a Acab, rey
del pueblo de Dios, obviamente era uno de los del lado oscuro. Todos los
asesinatos de la humanidad, sin excepción alguna, han sido sugeridos a las
mentes con afinidades asesinas, por los ángeles del lado oscuro. Eso se cae de
su peso. Todos los asesinatos que han perpetrado los gobiernos con sus leyes y
sus ejércitos, sin duda alguna fueron inducidos por ángeles del lado oscuro en
mentes con afinidades asesinas. Y esas mentes decidieron hacerlos porque era
algo que estaba en ellos desde siempre.
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