80. ¿Cómo sucede la usurpación?
Luzbel usurpa el lugar de Dios Padre, cuando, con equívocos y malas interpretaciones de las escrituras, hace creer a las naciones que él, se rebeló en contra de Dios, sin que Dios se lo esperara, sin que Dios lo hubiera previsto, pero que además Dios no lo ha podido derrotar, ni lo ha podido exterminar, por lo que Luzbel le hace daño a la creación de Dios, sin que esa sea la voluntad de Dios, y supuestamente Dios no ha podido solucionar ese problema de la rebelión de Luzbel.
Luzbel usurpa el lugar de Dios Padre, cuando, con equívocos y malas interpretaciones de las escrituras, hace creer a las naciones que él, se rebeló en contra de Dios, sin que Dios se lo esperara, sin que Dios lo hubiera previsto, pero que además Dios no lo ha podido derrotar, ni lo ha podido exterminar, por lo que Luzbel le hace daño a la creación de Dios, sin que esa sea la voluntad de Dios, y supuestamente Dios no ha podido solucionar ese problema de la rebelión de Luzbel.
Solamente otro todo poderoso se puede revelar en contra del todo poderoso, ahí Luzbel usurpa el lugar de Dios, en las mentes de los engañados. Pasa por ser también todo poderoso. Pero es imposible el universo con dos todo poderosos, porque obligatoriamente uno de ellos tendría poder obre el otro. Sus voluntades chocarían y no serían todopoderosos, ninguno de los dos, puesto que no tendrían poder sobre su rival. El poder de Dios Padre habría quedado disminuido, ante la supuesta rebelión de Luzbel, y a su vez Luzbel pasaría a ser uno igual a Dios, otro todo poderoso, no en la realidad, pero sí en las mentes de los seres humanos que creen en la rebelión del ángel Luzbel. Así Luzbel usurpa el lugar del Padre.
El hijo de Luzbel, Pablo, usurpa el lugar de Jesús el Hijo de Dios, cuando ha conseguido que, por dos mil largos años, las naciones, extraviadas, hayan aceptado como palabras de Dios, las falaces enseñanzas de Pablo, las hayan aceptado como palabras que han guiado a las naciones hacia el reino de los Cielos. Esa es la abominable desolación de las falacias, ocupando el lugar santo, perfecto, de las enseñanzas de Jesús.
El espíritu que Pablo en sus vastas epístolas ha dejado obrando sobre la tierra, usurpa el lugar del verdadero espíritu de Jesús, por lo que las personas creen que son guiadas por el espíritu de Jesús y jamás se atreverían a blasfemar de ese falso espíritu, puesto que temen el pavoroso juicio de Dios sobre aquellos que blasfemen en contra del Espíritu de Jesús, que jamás tendrán perdón (Mateo 12:32, Marcos 3:29). Pero al recibir a un falso todo poderoso, al recibir a un falso profeta como profeta y al recibir un falso espíritu, terminan blasfemando en contra del verdadero espíritu de Jesús, sin darse cuenta, y se hacen acreedores del duro juicio de Dios, que no perdonará a todos los que blasfemen contra el espíritu de Jesús.
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