33.
El Padre decide cuales seres humanos lo conocerán.
Según
Jesús, el Padre decide, previamente, muchas circunstancias de las vidas
humanas. El Padre es el que decide en
cual nación, en cual cultura, en cual religión y en cual tiempo, nace todo ser
humano, y eso no es casualidad, no es azar. Es coincidencia, porque coincide
con el plan del creador. Miles de
millones de seres humanos jamás oirán hablar de Jesús, el hijo de Dios, por
decisión del Padre, que los envió a nacer afuera del pueblo de Dios, en otros
pueblos, que el Padre creó y dispuso sobre la tierra, según su soberanía.
El
Padre envió a su Hijo único, una parte perfecta de sí mismo, para que todo
aquel que crea en Jesús, tenga vida eterna, comparta con Dios la
eternidad. Pero nadie puede reconocer
por sí mismo que Jesús es Dios, nadie puede creer en el nombre y en las
enseñanzas de Jesús, como enviado único del Padre, si el Padre, que envió a
Jesús, no envía también a ese ser humano a donde Jesús (Juan 6: 37, 44 y
65). No es potestad del hombre reconocer
que Jesús es Dios, es el Padre quien les revela la verdadera identidad de
Jesús, a quienes el Padre desea revelarlo.
Nadie además del Padre puede revelarnos que Jesús es el Cristo, el
Mesías, el enviado. Pablo no puede ni podrá.
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