144. El anticristo siembra sensualidad.

144. El anticristo siembra sensualidad.
El anticristo siembra sensualidad en sus seguidores. Pablo los enreda y les habla en nombre de Jesús y les da órdenes. Luego les dice que, aunque supuestamente sus epístolas son palabras de Dios, les va a dar unas instrucciones humanas, es decir, no son de Dios, pero están en la supuesta palabra de Dios. (1ª corintios 7:12).
Con algunas de sus enseñanzas de difícil inteligencia, Pablo los induce sutilmente, hacia el mundo de la sensualidad, la lujuria y el libertinaje. Ese capítulo de 1ª de corintios 7, es muy propio de las sutiles falacias y puntos de difícil inteligencia en los que quedan miles de millones enredados, por no pensar primero en la voluntad de Jesús, sino primero en darse gusto y luego justificarlo con palabras de Pablo.
Este Pablo hace que los esposos y las esposas terminen sin control de sus propios cuerpos, pues Pablo hace que los varones tengan miedo de que sus esposas busquen a otros hombres, si estos, por buscar a Dios, no las mantienen saciadas de placer carnal (1ª corintios 7: 1-9).  También las mujeres acceden a muchas obras lujuriosas, para que sus esposos, no se vayan a buscar placeres en otras mujeres, según la supuesta sabiduría “divina” de Pablo.
Parecen unas inocentes epístolas las de Pablo, pero con sus enseñanzas adulteró las enseñanzas de la palabra de Dios.  Los cristianos que desconocen las enseñanzas de Jesús y desconocen las enseñanzas de los doce apóstoles de Jesús, seguirán en pos de las enseñanzas de Pablo, sin darse cuenta de la trampa en que están cayendo en el lazo del cazador, sin ver la trampa con sus ojos espirituales.
Por causa de sus enseñanzas, consigue que los esposos y esposas se den rienda suelta en los lechos conyugales, en pos de los placeres, con su venia, y según sus instrucciones, las que siguen al pie de la letra.  Pablo los incita sutilmente para que se entreguen a los placeres. Por lo que consigue que los cristianos no piensen en negarse a sí mismos, ni mucho menos en crucificar sus cuerpos, crucificar su carne. 



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