180. Negación de Mateo.

180. Negación de Mateo.
Cuando Leví tuvo que mencionar que, estando sentado en el lugar de los tributos, recibió y atendió el llamado que le hizo Jesús, para ir en pos de Jesús dejándolo todo, Leví escribió que un hombre llamado Mateo, estaba sentado en el lugar de los impuestos, y Jesús lo llamó, y ese Mateo, dejando todo, le siguió (Mt 9: 9-13).  Leví se negó a sí mismo al no escribir su propio nombre, al no hablar de sí mismo, ni del grupo de los apóstoles en primera persona, ni hablar desde su punto de vista. 
En el evangelio de Jesús según Lucas (Lucas 5: 27-32) y en el evangelio de Jesús según Marcos (Marcos 2: 14-17), dice que Mateo, en realidad, se llamaba Leví.  Leví no buscaba su gloria, sino la gloria de Jesús.  Leví (Mateo) hizo algo totalmente contrario a lo que hizo Pablo en sus epístolas, donde se negó aparentemente a sí mismo, pero en realidad se afirmó a sí mismo. Pablo habla demasiado de sí mismo, de “su” evangelio.
Si a uno le es dado entender la total y profunda negación de estos cuatro evangelistas, por contraste con las “no negaciones” de otros, entiende las falacias y la altivez de Pablo, el usurpador, que viene en su propio nombre, a robar, matar y destruir, según advirtió Jesús (Juan 10:10-12). Pablo quiso tomar, con falacias, para sí, la gloria de Jesús.  Solamente si uno respeta la gloria del que lo envió, sabe cuándo otros respetan, o no respetan, la gloria del que los envió, sin apropiarse ni siquiera de una pequeña parte de esa gloria, por insignificante que les parezca.



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