194. El cuarto querubín de las visiones de Ezequiel.

194. El cuarto querubín de las visiones de Ezequiel.
El evangelio según Juan es el querubín, no ya con cuerpo de ángel y rostro de un ser viviente, como los otros tres querubines, sino todo él con forma de águila volando, no águila quieta, sino águila volando.  Es el cuarto ser viviente visto por todos los profetas delante del trono de Dios y es el cuarto de los evangelios en ser presentado en las escrituras. 
En el evangelio según Juan, se cumple a la perfección la enseñanza de Jesús, que dice que los últimos serán los primeros. Juan está de último en orden y en ser entendido por los pueblos.
El evangelio según Juan es diferente a los otros tres, y por eso se sabe que coincide con el viviente que está en actitud diferente.  Los otros tres vivientes tienen rostros diferentes, pero el cuarto viviente toda su forma es diferente, tiene cuerpo de águila.  El águila está en actividad permanente por los siglos delante del trono de Dios, no está asentada en lugar alguno, fue vista volando por siempre, lo cual no se dice de los otros tres vivientes.  Es que Jesús hizo reposar en Juan, su apóstol preferido, todo espíritu de profecía (Apocalipsis 10: 11) (Juan 21: 20-24)
En el Apocalipsis dice que a María le fueron dadas alas de águila grande, y Jesús entregó a María en manos de Juan, para que la cuidara (Juan 19:26-27).  Esas son las alas de águila que le fueron dadas a la Iglesia virgen, a la iglesia virgen, para que volase al desierto, oculta, mientras pasan los tiempos de las naciones.  Jesús le entregó su madre a Juan, para que la oculte de la bestia, del falso profeta, que es Pablo. Para que la oculte mientras pasan los tiempos de las naciones, extraviadas en pos de las falaces enseñanzas de Pablo, que pisotearán la verdad de Jesús, durante un tiempo autorizado por Dios. En ese tiempo sus doce apóstoles y los cuatro evangelios de Jesús, serán despreciados y pisoteados, vencidos temporalmente por las falaces enseñanzas de Pablo.  María es el símbolo de la Iglesia virgen, la iglesia sin contaminación, la de los doce apóstoles, la cual se va a desposar con el cordero (Apocalipsis 12: 1-6 y 14).
El viviente con forma de águila voladora, más que un evangelio, es toda una entidad profética, que escribe el apocalipsis y ha de estar en la Tierra el día de la segunda y última venida de Jesús.  Esa es la doble herencia que recibió Juan, el primogénito espiritual de Jesús. 
Dijo Jesús que Juan permanecerá hasta que El vuelva (Juan 21: 20-24).  Le fue revelada por Dios, a Juan, la profecía del Apocalipsis (Apocalipsis 1: 1-20).  Le es dado a Juan un librito, que debe recibir de las manos de un ángel (Apocalipsis 10:8-11).  Juan será enviado de nuevo a profetizar a los pueblos, a las naciones, a las lenguas.  Le fue dada a Juan por un ángel, una caña de medir, para que midiera el templo, para reconstruirlo, pues el templo de las enseñanzas verdaderas de Jesús estaba destruido (Apocalipsis 11:1-2) por las naciones extraviadas por las enseñanzas de Pablo.
El águila aún tiene la palabra hasta el final de los tiempos y de la consumación de todas las cosas.  Toda profecía está, hasta el final, en la boca y en las manos del águila de alas grandes, que es Juan y sus escritos.  Por todo el tiempo de su permanencia, el águila ha tenido, tiene y tendrá la palabra final.



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