193. Tercero Lucas, semilla del treinta por ciento.

193. Tercero Lucas, semilla del treinta por ciento.
El tercer querubín, con rostro de buey, de las visiones de Ezequiel es el evangelio de Jesús según Lucas. Es la semilla descendida del cielo y sembrada en la tierra, que ha dado frutos al treinta por ciento (Lucas 9: 3) (Lucas 10: 4) (Lucas 22: 35-38). 
El evangelio de Jesús según Lucas es el evangelio de un gentil a los gentiles.  En el evangelio según Mateo la genealogía va del pasado desde Abraham, hasta Jesús. Este evangelio según Lucas describe una genealogía desde Jesús hasta Adán. Jesús es hijo de Adán, e hijo de Dios.  En este evangelio Jesús vino a salvar no solo al pueblo de Israel, sino a toda la humanidad.  Esa es la razón de que un gentil, ajeno al pueblo de Israel, hubiese sido elegido por Dios, obviamente, desde la eternidad, para dar testimonio de Jesús, en el grupo de los cuatro vivientes, en el selecto grupo cerrado de los cuatro evangelios.
Entre las naciones gentiles, no hay leyes que obliguen a los productores de bienes materiales, a darles a los profetas, con qué alimentarse, como ocurría en el pueblo de Israel, que por la ley de Moisés.  Por esto decía Jesús, en el evangelio según Lucas, a los que iban a ser predicadores entre los gentiles, que no dependieran para su subsistencia, de aquellos a quienes debían predicar el evangelio del reino de Dios. Porque entonces no serían libres de decir lo que Jesús había enseñado a su pueblo.  Si los mensajeros de Dios reciben paga de las ovejas, por su predicación, su mensaje estará condicionado por las creencias de las ovejas, dando pie a que sea vendido el evangelio, el cual, según Jesús, ha de darse gratis.
En el evangelio de Jesús según Lucas (Lucas 22: 35-39), dice que el que tenga un monedero, que lo lleve, así mismo el que tenga una bolsa, que la lleve.  Debido a que hay que llevar bolsa material y espada espiritual entre los gentiles y se pierde mucho tiempo en ello, hay muchos menos frutos verdaderos y abundantes entre los gentiles para los siervos de Dios, pero son frutos celestiales, son frutos de verdad, es ese treinta por ciento real y verdadero de la parábola del sembrador, que es la buena cosecha de los siervos sembradores de la palabra de Jesús entre los pueblos gentiles.



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