201. El doce costó la sangre de millones de humanos.

201. El doce costó la sangre de millones de humanos.
Fueron muchos los siglos que tardó en formarse ese número cerrado.  Fue mucha la sangre derramada a nivel mundial, tanto de los israelitas, como de sus enemigos, para que ese número, manchado de sangre por las falacias de Luzbel, que los incitaba a asesinar personas en nombre del Dios de la vida, quedara grabado en la historia de la humanidad. 
Fue derramada la sangre de millones de seres humanos, según se lee en el antiguo testamento, y en la historia de las guerras mundiales, donde se ha pretendido borrar de la faz de la tierra el número cerrado de las doce tribus de Israel. Un rio de sangre humana con la que quedó escrito, imborrable, en la historia de la humanidad, ese número sagrado y cerrado de las doce tribus de Israel, que son las doce puertas de entrada a la nueva Jerusalén, que son las doce piedras preciosas del pectoral del sumo sacerdote terrenal, llamadas por su nombre propio piedra por piedra, pero que también son los doce cimientos del muro que rodea y protege a la nueva Jerusalén, la Cuidad eterna, la ciudad de Dios, que desciende del Cielo. 
Piedras preciosas del pectoral y fundamentos del muro que son los doce apóstoles de Jesús.  Durante miles de años murieron millones de personas, para que ese número sagrado y cerrado, quedara grabado con sangre indeleble en la historia de la humanidad. Así se escribió esta la historia, con sangre. Y Jesús la firmó con su sangre.



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