211. Un rayo caído del Cielo trajo a Pablo.


211. Un rayo caído del Cielo trajo a Pablo.
Pablo dijo que era Jesús el que había descendido del cielo, como un rayo y se le había aparecido, para obligarlo por la fuerza a ser cristiano. Esto es algo imposible. Pablo dijo que lo derribó, lo encegueció, lo sometió, lo redujo y lo obligó a dejar de perseguir cristianos. Pablo dijo que lo obligó a ser un líder cristiano sin respeto de su decisión.  En realidad, tiene todos los elementos para decir que era Luzbel el que había descendido del Cielo, como un rayo y obrando prodigios. Jesús dijo que veía a Luzbel, no ascender del infierno, sino descender poderoso, desde el Cielo, como un rayo (Lucas 10: 18).
Jesús dijo esto para avisarnos a los cristianos sobre la suplantación que hizo Luzbel de su persona, autorizado desde el Cielo, para probar a todos los seres humanos.  Suplantación que usó Luzbel para darle vida a Pablo, en la persona de uno de sus siervos, uno de los hijos de perdición, el encarnizado perseguidor de los primeros cristianos. Aquel que perseguía a muerte a los doce apóstoles de Jesús y a sus seguidores, aquel que cuidaba complacido, los vestidos de los asesinos de Esteban, el diacono (Hechos 7:58 y 8:1).
Dijo Jesús que veía a Luzbel como un rayo para que los cristianos pudiéramos unir esa exclamación de Jesús con el rayo que derribó y encegueció a Pablo ((Hechos 9:1-18). ¿Qué tal si Jesús no nos hubiera dejado esa señal celestial, cuando dijo esa frase suelta, casi misteriosa, diciendo que veía a Luzbel descender desde el cielo como un rayo? Esa frase de Jesús es una llave esperando ser usada a su debido tiempo.
Se sobreentiende que Luzbel descendió del cielo autorizado por Dios (Job 1:6) (Job 2:7). Sucedió para que ese espíritu de engaño (1° de Reyes 22: 1-38), llevara al pueblo de Dios a la cautividad de la Gran Babilonia. Las cadenas de la cautividad son las enseñanzas del falso profeta que, siendo israelita, tenía también la ciudadanía romana (Pablo).  Se sobreentiende que todo esto sucedió por designio de Dios, no contra la voluntad de Dios.  Nada de lo que sucede sobre la faz de la Tierra, sucede sin la previa autorización de Dios.


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