279. Toda palabra es una oración.


279. Toda palabra es una oración.
Jesús enseñó que de toda palabra ociosa que hablaren los hombres habrán de dar cuenta el día del juicio. Pues por sus palabras han de ser declarados justos, o condenados. Enseñó Jesús que de la abundancia del corazón hablan los labios, pues el hombre bueno del buen tesoro de su corazón saca palabras buenas.  Estas son enseñanzas de Jesús sobre la oración, puesto que, según Jesús, no según Pablo, oras al leer, oras al oír, oras al pensar, oras al hablar y oras al escribir.  Oras también al soñar.  No solamente se hacen oraciones cuando se alaba a Dios, o cuando se le habla.  Toda la producción de palabras del ser humano es orar, las palabras que piensas, las palabras que hablas, las palabras que escribes, las palabras que lees son tu alma, son tu espíritu.  Toda frase es una oración, solo que la gran mayoría de las oraciones no son santas, ni son a Dios, son oraciones profanas, oraciones paganas, oraciones mundanas
Es tal la verdad de esa enseñanza de Jesús, dañada por las enseñanzas de Pablo, que Jesús enseñaba que todo el que se irrita contra su hermano es reo de juicio. Que todo el que odia es ya homicida. Que el que vea a una mujer deseándola solo para su placer, pero no para reproducirse, ya adulteró con ella en su corazón.  Es decir, que el juicio será sobre lo que pensabas.  No son los hechos, ni las islas de tu pensamiento, las que tú llamas oraciones, lo que va a juzgar Jesús el día del juicio en el Cielo. Sino todas tus palabras, deseos y pensamientos, tus sueños y lo que decidiste oír.
Pablo, cuyas enseñanzas son la abominable desolación, de unas palabras de hombre, adoradas como si fueran palabras de Dios, usurpando el trono de las enseñanzas sagradas de Dios, enseñó a orar como si solo al dirigirse a Dios directamente, se orara, con lo cual tendió un lazo, una trampa mortal a todas las almas humanas.


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