96. Luzbel descubre para Dios cuales almas no mueren por el error.

96. Luzbel descubre para Dios cuales almas no mueren por el error.
No es que Luzbel esté por ahí sin algo que hacer y de pronto Luzbel desee matar tu alma, o si no lo desea, no se propone matarte el alma.  Luzbel no es libre de decidir, es que Luzbel fue creado por Dios, para que trate por todos los medios posibles de matar tu alma, y la de todos los seres humanos, siempre y en todo momento de sus vidas, induciéndolos a error.  Esa es la prueba que debe pasar toda alma, evitar morir por tomar el error como verdad.  Si es inmortal, esa alma no se dejará matar por el error.
La vida del alma es la verdad, la muerte del alma es caer en engaños, en falacias.  Al que Luzbel no le mate el alma, ese es eterno, esa alma es inmortal, porque creyó en Jesús y en nadie además de Jesús. Las almas inmortales ponen su atención en el único inmortal, y como nadie además de Jesús es inmortal, descartan a todo otro ser humano, no se dejan engañar por las falaces enseñanzas de Pablo, son almas inmortales.
El espíritu de Jesús convencerá de pecado al mundo, porque engañados, no le creyeron a Jesús.  Y si no le creyeron a Jesús, fue que, aunque creyeron en Jesús, también creyeron en algún profeta o maestro humano, además de Jesús. Habiendo Jesús advertido que a nadie le creyeran además de Él, que oyeran la voz de nadie además de la suya.  Esas almas mortales, se fijaron en los seres humanos mortales, esas almas creyeron y cayeron en los engaños de Luzbel, y en las enseñanzas de algunos de los millones de anticristos, discípulos de Pablo, pues para eso fueron creados por Dios los engañadores, tanto Luzbel, como su hijo Pablo, para atraer al error a los que se dejen. Al asesinar esas almas, Luzbel está seleccionando a los que no se dejan llevar al error, trabaja de seleccionador.
Igualmente los teólogos, que traspasaron las enseñanzas de Jesús, creyendo que podían seguir en pos de otros profetas, para llegar al reino de Jesús, aquel que con nadie comparte su gloria, no se mantuvieron en la verdad, porque la verdad tampoco estaba en ellos, porque no eran de la verdad, y los que creyeron en esos teólogos falaces, tampoco eran de la verdad, puesto que hubieran visto que esos eran maestros falsos, que no tenían esa verdad, puesto que solamente los que son de la verdad la pueden reconocer. Las almas inmortales reconocen la verdad.




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