67. El padre y el ángel Luzbel conversan como amo y siervo obediente.


67. El padre y el ángel Luzbel conversan como amo y siervo obediente.     
Ese texto de la escritura, sobre el espíritu de engaño enviado por Dios a los profetas del pueblo de Dios, es fascinante, tanto, como lo son los dos primeros capítulos del libro de Job. Esas palabras supuestamente sagradas describen cómo se encuentra Dios con Luzbel, en el cielo, y conversan fluidamente, como amo y siervo fiel, ya que jamás han hablado, o hablarán, como enemigos o rivales. Ver Job 1:6-12 y 2:1-7. Se entiende que Luzbel estaba en el cielo con todas sus miríadas de ángeles oscuros, no iba a estar allí solo, o de incógnito.
Allí, en lo alto, desde su trono, Dios mismo, es el que le autoriza a Luzbel, que vaya a destruir primero todos los bienes de Job, luego autoriza la muerte de todos los hijos de Job y sus familias, y luego autoriza la pérdida de la salud de su siervo más leal, Job. ¿Cuántos hombres, mujeres, hijos y siervos, murieron por una simple conversación distendida entre Dios y Luzbel?
Dios fue el que hizo eso, no fue Luzbel el que autorizó la destrucción, las muertes y la enfermedad de Job. Luzbel solamente fue el leal ejecutor de esa suprema e inapelable voluntad celestial. Dios no necesitaba que le demostrarán la fe de Job, pues todo lo sabe.  Ni Dios autorizó esas muertes para demostrarle lo más mínimo a Luzbel.
¿Tal vez eso sucedió solo para que nosotros lo leyéramos? Es potestativo de Dios hacer lo que desee. El que no pueda creer que Dios mismo envió al anticristo, disfrazado de grandioso apóstol Pablo, recuerde también que Dios mismo llamó al apóstol Judas Iscariote, a sabiendas de que Judas le traicionaría y luego se suicidaría, por esa pesada carga en su alma. Por favor, lean con independencia de criterio, lean las enseñanzas sorprendentes, que las escrituras les tienen preparadas, a los que desean la verdad, pero de verdad.


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