191. Primero Mateo, semilla del cien por ciento.
El primer querubín de las visiones de Ezequiel es el evangelio de Jesús según Mateo. El evangelio de Jesús según Mateo es el serafín, con rostro de ángel, o de hombre, y según la parábola del sembrador, es la semilla descendida del cielo y sembrada en buena tierra, que ha dado frutos al ciento por ciento (Mt 13: 1-15).
En este evangelio, las condiciones para seguir a Jesús, según las palabras de Jesús, son más estrictas que en los otros dos evangelios sinópticos, y por lo tanto son cien por ciento fructíferas, más que en los otros dos evangelios, dirigidos a los gentiles, a las naciones. Por ejemplo, los discípulos que salían a predicar las enseñanzas de Jesús no debían llevar dinero, ni dos mudas de ropa, ni calzado, ni bastón (Mt 10: 9-10). A más exigencia, más negación de sí mismos y por lo tanto más frutos.
El pueblo israelita podía dar al cien por ciento los frutos, más que los pueblos gentiles, pues los israelitas tenían más disciplina, ya estaban acostumbrados a las leyes de Moisés, que les permitía a los profetas subsistir sin bienes materiales, con humildad, tomando el alimento diario de las huertas, porque así estaba escrito en la ley de Moisés. Era un pueblo generoso por ley. Pero entre los pueblos gentiles, a los que fueron dirigidos inicialmente los evangelios escritos por Marcos y por Lucas, las leyes no decretaban la generosidad con el pobre, con el profeta, con el huérfano y con la viuda.
En el pueblo de Israel, según la ley, un ser humano podía sobrevivir simplemente siendo profeta, siendo peregrino. Por eso la enseñanza de Jesús en este evangelio es más austera, a tal punto que no acepta que los discípulos lleven dos mudas de ropa, ni calzado, ni bastón, ni dinero, sino sueltos, totalmente libres, totalmente expuestos a la voluntad de Dios, la más absoluta perfección de la libertad.
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