128. Personaje interno.
Valga decir que no es lo mismo ser anticristiano, que ser anticristo. Anticristianos solo hay afuera del cristianismo. Y anticristos solo hay adentro del cristianismo. Anticristiano es aquel que desea que no crean en cristo. Anticristo es aquel que desea tomar el lugar del cristo. Todos los anticristos están adentro del cristianismo.
Valga decir que no es lo mismo ser anticristiano, que ser anticristo. Anticristianos solo hay afuera del cristianismo. Y anticristos solo hay adentro del cristianismo. Anticristiano es aquel que desea que no crean en cristo. Anticristo es aquel que desea tomar el lugar del cristo. Todos los anticristos están adentro del cristianismo.
Jesús no habló directamente de un individuo, al que Él le diera el título de anticristo. Pero Jesús sí habló, no una, sino muchas veces, y sus palabras se pueden leer en los cuatro evangelios, sobre la gran cantidad de personas que vendrían en su nombre, y engañarían a muchos.
También habló Jesús sobre si un hombre viniera en su propio nombre, los hombres con facilidad le creerían, pero a Jesús no le creerían. Todo lo que Jesús dijo, no lo dijo por decirlo, lo dijo porque sabía que así iba a suceder. También dijo Jesús, que las falacias serían tales que engañarían, si posible fuere, a los mismos elegidos. Jesús dijo que todos los seres humanos serían engañados, menos los elegidos.
En todos los casos Jesús hablo de personas que usurparían sus enseñanzas. Jesús no habló de los enemigos que tratarían de atacar desde afuera al cristianismo. Obviamente cuando Jesús habló de uno o unos usurpadores de su gloria, de su autoridad y de sus enseñanzas, no se refería a personas afuera del cristianismo, ni a personas de otras religiones, ni a líderes políticos o militares.
Cuando Jesús habló de lo grande del fenómeno que luego se llamaría el anticristo, no se refería a la Roma del mundo material, ni se refería a uno tan solo de los césares de carne y huesos, como Nerón, lo cual terminan creyendo la gran mayoría de lectores de las escrituras. Dan por sentado que el anticristo es el césar, debido a que Jesús lo eligió su antagonista, al decir que le den al césar lo que es del césar, y a Dios lo que es de Dios. Además, a Jesús lo juzgó y ejecutó el gobernador romano.
El césar y Roma en sí mismos como seres del mundo material, ellos no están adentro del cristianismo, ni pretenden usurpar el lugar del Cristo adentro de su Iglesia, como sí ha pretendido usurpar el lugar del Cristo, por dos mil largos años, Pablo, ciudadano romano de nacimiento, que apeló al césar al ser juzgado, y que es el verdadero césar espiritual, ese sí ha pretendido ocupar el lugar sagrado del Cristo y robar su gloria, durante dos mil largos y siniestros años.
Las falaces enseñanzas de Pablo, en el oído de la iglesia, la han embriagado y extraviado por siglos. Esa iglesia infiel, esa iglesia ramera, esa Jezabel espiritual, esa iglesia que dice que las palabras de Pablo también son palabra de Dios. Es la ramera que está embriagándose con la sangre de los mártires de Jesús, burlándose de los verdaderos principios y enseñanzas de Cristo y pisoteando la autoridad de los doce apóstoles de Jesús.
Ha estado sucediendo esta impostura en lo espiritual, durante estos dos mil años, igual que sucedió cuando el césar romano exigía que se le adorara como Dios y los cristianos tenían que aceptar morir asesinados, por no postrarse delante de un hombre. ¿Qué sucede cuando un cristiano no acepta que las falaces enseñanzas de Pablo son palabra de Dios? Es arrojado fuera de la iglesia, por profanar esa supuesta fe en la que el césar espiritual es igual que Dios, es igual que Jesús, las enseñanzas del césar espiritual son supuestas palabras de Dios.
Afuera del cristianismo hay enemigos del cristianismo, hay personas que no creen en el cristianismo, pero anticristos solo pueden ser personas formadas en el cristianismo, conocedoras de las enseñanzas de Cristo y que, por error, traspasan las enseñanzas de Jesús, contradicen las enseñanzas sagradas de Jesús, además de pretender necesariamente venir de parte de Dios, ser emisarios del Dios que enseñó a conocer Jesús. No vienen en nombre de otro Dios, ni vienen en nombre de otra religión. Tampoco son personas que formaron sectas y religiones a partir del cristianismo y se salieron del cristianismo.
Ningún ateo puede ser anticristo, ni puede serlo un líder de otra religión, ni puede tampoco ser anticristo un líder político o militar, puesto que ellos trabajan afuera del cristianismo. Para que los seres humanos se constituyan como anticristos, además, es necesario que ese engaño no sea descubierto por las gentes, y que de ese profeta terminen siendo adoradas sus enseñanzas a la par de las de Jesús, que es el Cristo. Para ser anticristo es necesario ser usurpador de la gloria de Jesús, ser profanador del trono de las palabras de Jesús, con enseñanzas humanas, que las gentes crean que esa persona habló palabras de Dios.
Para ser anticristo es necesario ser un Falso profeta de Jesús, es decir que su falsedad no haya sido descubierta, solo así se es falso profeta. Pues si la falsedad es descubierta ya no se es falso profeta. El ser falso profeta, implica necesariamente el hecho de que sus falacias y extravíos no hayan sido descubiertos como tales, por estos dos mil largos años.
Todo aquel que por error reciba a un falso profeta de Jesús, como lo es Pablo, se hace anticristo necesariamente. Por eso decía el apóstol Juan que desde el siglo primero muchos ya se habían hecho anticristos. Todos los que durante estos dos mil años han sido extraviados de las enseñanzas de Jesús, por las enseñanzas de Pablo, recibiéndolas como la palabra de Dios, se han hecho anticristos, sin saberlo. Por lo tanto, no solo se requiere haberse formado cristiano para ser anticristo, sino seguir siendo cristiano, y pretender que sus palabras tienen algo de valor divino al lado de las enseñanzas sagradas de Jesús y que además ese engaño no haya sido descubierto.
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