213. Jesús no entregó el cristianismo al enemigo del Espíritu Santo.

213. Jesús no entregó el cristianismo al enemigo del Espíritu Santo.
Jesús al enemigo le permitió crear una realidad paralela, una opción muy parecida pero diferente, una alternativa. Jesús entregó el cristianismo a los doce y a nadie además de ellos doce. Jesús avisó que era necesario que las personas fueran probadas a ver si en verdad creían. Esta de Pablo es a prueba enviada del Cielo. Los doce sembraron el cristianismo y no se pusieron a atacar cuanta frase se decía errónea. Ellos estaban en lo suyo y Pablo por su lado presentaba enseñanzas humanas como palabras de Dios, a ver quién se deja llevar.
Jesús no hubiera puesto al primer y mayor asesino de cristianos, al primer perseguidor encarnizado de los doce apóstoles, al exterminador, al que los odiaba a muerte, con la misión del más importante cristiano de todos los tiempos. Como desde su puesto de usurpador, Pablo hace que lo vean hoy los cristianos de las naciones. Eso no lo hizo Jesús. Fue Luzbel el que introdujo a Pablo, autorizado desde lo alto para probar a todos los habitantes de la Tierra.
Miles de millones de cristianos de todas las denominaciones y sectas, cada que mencionan las enseñanzas, de las epístolas de Pablo, dicen que fue Dios mismo el que habló. Ante sus enseñanzas hacen tal reverencia, como que están ante las enseñanzas de Dios. Eso no lo hizo Jesús, ni perdió tiempo hablando de ello. Ahí están el sendero estrecho de Jesús y el camino amplio de Pablo para que cada uno vaya por donde le plazca. Dos senderos en la misma iglesia. Dos iglesias en la misma iglesia.




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